Un empresario gastronómico y su familia fueron víctimas de un violento robo el martes por la madrugada en su vivienda de un country del partido bonaerense de Presidente Perón, tras lo cual su esposa quedó internada luego de haber recibido varios golpes y de que le arrancaran cuatro uñas con un alicate.
El hecho ocurrió alrededor de la 1,30 del martes pasado en el barrio cerrado San Eliseo, situado en el Corredor Verde “Canning – San Vicente”, en el kilómetro 18,5 de la ruta 58. Fuentes de la investigación informaron a la agencia estatal Télam que todo comenzó cuando un grupo de cinco delincuentes ingresó al predio luego de cavar un pozo para evitar el cerco perimetral electrificado.
Los asaltantes, al menos tres de ellos armados, sorprendieron a Maximiliano Ferrari, quien dormía, al igual que su esposa y sus hijos. Según los investigadores, la mujer sufrió golpes y lesiones en el cuerpo durante el asalto, hasta que los delincuentes encontraron 4 millones de pesos.
Tras la huida de los delincuentes, Ferrari alertó a la custodia del barrio que, a su vez, llamó al 911. Poco después su mujer fue trasladada de urgencia a un hospital zonal.
El hecho es investigado por la fiscalía en turno en Presidente Perón, Departamento Judicial La Plata.
"Nos dimos por muertos"
"La sensación que teníamos es que ya no había límites. Nos dimos por muertos porque no había intención de parar esto. El nivel de violencia era inusitado", relató Ferrari en diálogo con Canal 9.
El empresario contó que, tras entregar el dinero a los delincuentes, la violencia no cesó: "Cuando subo me encuentro con una imagen escalofriante: a mi mujer le habían sacado cuatro uñas".
Ferrari agregó, en otros medios, que los delincuentes actuaron con una "saña inexplicable" y que "estaban dispuestos a todo". Ferrari denunció que la peor parte se la llevó su esposa, a quien "le arrancaron las uñas con un alicate", y que inclusive los delincuentes amenazaron con emplear el mismo elemento para "cortarle la lengua" a una de sus hijas gemelas.
"Especialmente se ensañaron con ella (su esposa), nos golpearon a todos, pero a ella en particular la golpearon un montón. La saña es casi inexplicable", sostuvo, y contó que la violencia comenzó cuando él fue a buscar junto con tres de los delincuentes el dinero guardado en otro sector de la casa, mientras al menos dos ladrones más retenían a su mujer y a sus hijas en una habitación ubicada en la parte superior de la vivienda.
"En ese momento, mientras yo les estaba dando (el dinero), los otros dos habían iniciado esa tortura inexplicable cuando ni siquiera sabían el resultado de la gestión de los otros tres malvivientes".
El empresario detalló que, al regresar a la habitación donde se encontraban su mujer y sus hijas con dos de los asaltantes, observó que una de las nenas intenta defender a su madre, "y cuando con una de sus manitos intenta sacarle (de encima) la mano al señor que le estaba pegando a su madre, este la empuja contra el respaldar de la cama".
"Es en ese momento -continuó- me levanté del piso y tiro a la persona que estaba atrás mío, por que ya no importaba nada, ya no había sumisión. Pensábamos que no había nada más para entregar ni para hacer y esos chicos iban a seguir subiendo su nivel de violencia que era inexplicable, y es ahí donde comenzó una batalla campal", graficó.
Ante este violento escenario, Ferrari recordó que si ya le habían arrancado cuatro uñas a su mujer con un alicate y habían amenazado a su hija con cortarle la lengua, con el dinero en tu poder, "gatillar era un detalle, evidentemente estaban dispuestos a todo".
Al ser consultado sobre el estado de los delincuentes durante el asalto, Ferrari afirmó que no notaron "efectos de alcohol o estupefacientes".
"En la habitación no había luz, estaba en penumbras, por lo tanto nosotros no notamos ninguna alteración producto de sustancias, sin embargo estaban absolutamente nerviosos y con miedo" aseguró.