La industria de la alimentación tuvo una nueva audiencia paritaria, que terminó sin acuerdo. La cámara patronal –la Federación de Industriales de Productos Alimenticios (Fipaa)– llevó a la reunión de ayer una propuesta de aumento del 18 por ciento en tres tramos, apenas un punto por encima de lo que había presentado en la anterior y el sindicato ya había rechazado. La oferta volvió, así, a ser considerada insuficiente.
En el conflicto rige una conciliación obligatoria, que vence el viernes de la semana próxima. Las partes acordaron volver a juntarse el miércoles. Desde el sindicato STIA aseguraron que, de no haber avances, finalizada la conciliación retomarán las medidas de fuerza.
Los trabajadores del sector vienen de hacer paros de dos horas por turno y –ya bajo la conciliación obligatoria– una movilización a la sede de la Fipaa, donde a las columnas del sindicato que conduce Rodolfo Daer se sumaron, en un polo independiente, las comisiones y agrupaciones de izquierda que son oposición en el gremio.
La cámara empresaria, donde tienen un peso definitorio transnacionales como Pepsico, Molinos Río De la Plata y Nestlé, está en una ofensiva para incorporar al acuerdo paritario cláusulas de flexibilización. En este marco, las empresas plantean que podrían “mejorar” la oferta del 18 por ciento con ítems por productividad y la aceptación de la polivalencia. En ese mismo tono, proponen un ítem SUBE, consistente en el pago de viáticos, pero condicionado al presentismo. Se trata de cláusulas que suponen poner sobre los operarios la presión de ir a trabajar aunque estén enfermos y o convertirlos en empleados multifunción.
El salario inicial de los trabajadores del sector es de 14.100 pesos, con un salario promedio estimado en 19 mil pesos. El sindicato pide una suba del 30 por ciento.