El comodoro retirado Luis Fernando Estrella, condenado a prisión perpetua por los asesinatos de los mártires riojanos Gabriel Longueville, Carlos de Dios Murias y Enrique Angelelli, murió el martes pasado en su prisión domiciliaria en Ascochinga, provincia de Córdoba. La Secretaría de Derechos Humanos de La Rioja destacó en un comunicado que “gracias a la lucha del pueblo argentino por Memoria, Verdad y Justicia y el funcionamiento de las instituciones democráticas y republicanas en un Estado de Derecho, el genocida Luis Fernando Estrella pudo ser juzgado con todas las garantías constitucionales y los crímenes aberrantes en los que participó no quedaron impunes”.
Militante de la Falange de Fe, organización del nacionalismo católico más extremo, en la Navidad de 1975 Estrella fue jefe del Estado Mayor del alzamiento del brigadier Jesús Capellini para intentar derrocar al gobierno de Isabel Martínez de Perón. El vicario castrense Adolfo Tortolo fue quien los persuadió de que no fueran impacientes y aguardaran uno meses pues el golpe estaba en camino.
El 24 de marzo de 1976 fue designado segundo jefe de la base de la Fuerza Aérea en Chamical, desde donde asumió la conducción de los grupos de tareas riojanos. Volvió a cobrar notoriedad en enero de 1988, durante el alzamiento de Aldo Rico en Monte Caseros, cuando con otros camaradas trató de sublevar la Brigada Aérea de Morón y condujo la toma del Aeropuerto Newbery para impedir que el jefe de Estado Mayor, brigadier Ernesto Crespo, pudiera cumplir las órdenes de reprimir a Rico. La denominada “justicia militar” lo condenó a 12 años de prisión, fallo que confirmó la Cámara Federal de la Capital, pero Carlos Menem lo indultó en 1989.
La primera sentencia por su actuación durante la dictadura la escuchó el 7 de diciembre de 2012, cuando el Tribunal Oral Federal de La Rioja lo condenó a prisión perpetua. El párroco francés Longueville y su vicario Murias fueron secuestrados en la noche del 18 de julio de 1976 en la parroquia El Salvador, de Chamical. Sus cuerpos fusilados, con los ojos vendados, aparecieron en un descampado al sur de la ciudad. Murias tenía signos de torturas. Los jueces responsabilizaron a Estrella de esos crímenes junto con Luciano Benjamín Menéndez y el ex comisario Domingo Vera. En julio de 2014, a 38 años del asesinato de Enrique Angelelli, recibió su segunda condena a prisión perpetua, una vez más junto con Menéndez. El tribunal lo condenó también como organizador de una asociación ilícita para encubrir el crimen del obispo riojano, tarea en la que perseveran hasta estos días sus admiradores del colectivo negacionista Justicia y Concordia.