Mientras la tercera ola de covid-19 pone en tensión a los centros de atención primaria de la salud y la atención ambulatoria, la respuesta de buena parte de la sociedad es vacunarse. En Rosario, el 91 por ciento de la población tiene dos dosis de vacunas, aseguró el secretario de Salud municipal, Leonardo Caruana, quien recordó que la estampida de contagios puso "en tensión el sostenimiento de casi todas las actividades, tanto públicas como privadas". 

--Estamos en una instancia diferente del tratamiento no solo epidemiológico sino incluso mediático y social de la pandemia, con cientos de miles de casos pero con una cifra mucho menor en cuanto a muertos e internaciones. Con estos números de casos hace un año atrás y sin vacunas esto hubiera sido una tragedia mayúscula.

--La forma de cómo vemos la tercera ola no tiene nada que ver con respecto a los dos brotes anteriores, que se dieron con un crecimiento progresivo y mucho más lento. Este nuevo brote ha tenido una exageración en el número de contagios muy importante, ha sido abrupto, agudo, es un ascenso sostenido en las últimas semanas que lleva a que no solo tengamos familiares o amigos contagiados sino que ha puesto en tensión el sostenimiento de casi todas las actividades, tanto públicas como privadas. También lo diferente de esta tercera ola tiene que ver con la evolución, el cuadro clínico y las complicaciones de esa población contagiada, porque vemos que la mayor parte está cursando sintomatología respiratoria leve. Se está dando lo que veníamos diciendo, que la variante Omicrón iba a hegemonizar sobre la Delta, que la sintomatología iba a ser esa y que las variables de internación y letalidad no tienen absolutamente nada que ver con el movimiento anterior. Por eso, también, aparecen fenómenos epidemiológicos y estamos viviendo un momento de transición en relación a qué eje es más importante valorar en este momento. La tasa de contagios diarios se empieza a desdibujar porque hay sectores de la población que por un lado no se hisopan y priorizan el aislamiento, y por otro lado, porque no se puede registrar tan claramente la información por criterio clínico. Entonces, el panorama de la internación empieza a ser el análisis del escenario más importante de la evolución, es decir, hay que seguir claramente a quiénes la pasan peor, que es una minoría, que es la que se interna, y que en general son personas mayores y con factores de riesgo.

--Una información que parece estar faltando es saber cuántas de las personas que son internadas terminan en terapia intensiva y cuantos entubados, porque ese era el otro dato significativo hace un año cuando estábamos preocupados por saber si alcanzaban o no los respiradores.

--Así como antes la atención estaba puesta en la cantidad de respiradores, en estas últimas semanas la situación de mayor tensión tiene que ver con atender la demanda espontánea en guardias, centros de salud, lo que llamamos pronta atención, la evaluación, porque eso es lo que se pone en crisis. También hay un recurso que tiene límites en relación a la organización cuando parte de los trabajadores de la salud no solo están algunos descansando por la licencia sino también aislados por contagios. Con respecto a quienes se internan, si bien no podemos sacar conclusiones, estamos haciendo análisis de distintos indicadores con respecto a la internación y en general son adultos mayores. Además, el mayor porcentaje no es de camas críticas sino que en esos casos suelen ser hallazgos casuales de pacientes que se internan en terapia intensiva, se les hace la PCR de rutina y les da positivo de covid. Por otro lado, un sector de esa internación tiene completo el esquema de vacunación pero muchos factores de riesgo y también una parte importante de los que se internan tienen incompleto el esquema de vacunación o no están vacunados y tienen factores de riesgo. Esos son los que están evolucionando más desfavorablemente. Tanto en el sector público como en el privado,  el mayor porcentaje de ocupación de camas de la ciudad está en camas generales con oxígeno. Por eso, las contingencias, pensándolas en futuras hipótesis de posibles aumentos, es organizando el sistema con más camas generales.

--Lo que en su momento fue una estampida fue la cola para hisoparse. ¿Cómo se ha modificado la perspectiva para que no sea la cola del testeo otro lugar de posibles contagios?

--Ese es un hecho que también tiene que ver con sobreactuaciones de algunos referentes en relación a poner el diagnóstico por encima de la clínica. Las ofertas condicionan la demanda y uno durante mucho tiempo estuvo hablando de centros de hisopado y al cambiar o modificar un criterio, genera molestia porque la población no tiene la misma responsabilidad que los referentes en relación a la organización de los sistemas, porque nosotros tenemos discusiones todos los días en relación a esto y pretendemos que la población asimile a esas discusiones que llevan mucho tiempo en una notificación y un cambio de protocolo. Entonces, estamos en un momento de transición pero siempre hablamos de revalorizar la clínica, es decir, no poner el diagnóstico por encima de una valoración. Cada uno de los subsectores, tanto de la seguridad social, Pami y los sectores privados y públicos, tienen médicos y equipos de salud de referencia, y en este momento, como pasó con la gripe y con el dengue, el diagnóstico clínico tiene la misma rigurosidad que el análisis del laboratorio. Cuando tenes un 75% de positividad y hay gran transmisión comunitaria, dejas la opción del acceso al hisopado a la población prioritaria que tenés que seguir y en estos momentos no son todos. Es el menor porcentaje y por eso hay que estudiar en profundidad a esas personas y el resto tiene que hacer consultas clínicas, valoración de riesgo, evaluación y, sobre todo, aislamiento y no que un centro de hisopado se transforme en la posibilidad de contagio porque ahí va el que tiene la enfermedad y el que no la tiene. Por otro lado, esta el malestar o temor de la población que dice que su empleador le exige un hisopado. En esos casos, si uno lleva el certificado y tiene una evaluación clínica, ya se cuenta como caso confirmado. Pasa lo mismo cuando uno tiene una laringitis o una bronquitis, no lleva un diagnóstico de laboratorio sino que lleva un cuadro clínico.

--El tema de los hisopados en algún punto desplazó del centro de atención lo que debe sostenerse y creo que se está sosteniendo, que es la aplicación de vacunas ya sin necesidad de turnos para primeras y segundas dosis y con la aceleración con las terceras dosis en los sub-60…

 

--Sí, ese es un indicador que también viene modificándose progresivamente y va en aumento. En las últimas semanas, todos los sectores de la población vienen aumentando la aplicación de primeras y segundad dosis. Se va achicando esa diferencia entre primera y segunda dosis y en eso el acceso libre ayuda. Ayer se agregaron las embarazadas al sector que puede asistir sin turno a aplicarse la tercera dosis, siempre que tengan cuatro meses de aplicada la segunda. Estas cosas hacen que el ritmo de vacunación sea muy bueno. Nosotros tenemos en la ciudad distintos lugares de vacunación que hace que las estrategias se puedan combinar y además tenemos un proceso de descentralización entre los centros de salud y los grandes centros de vacunación que nos pone en un lugar en la ciudad y en la provincia con diferencias con el resto del país. Me parece el que rol de los medios, que en general fue de confianza con la vacunación, ha sido clave y más allá de algunos hechos puntuales, no existen esos exabruptos y posiciones que no reflejan a la mayoría, porque el 91% de la población total de la ciudad ya tiene dos dosis. Evidentemente, el mensaje de confianza de los medios con el estado y con las políticas públicas ha sido de una contundencia y eficiencia extraordinaria.