La Gendarmería Nacional secuestró 60 frascos de “popper” o "droga del amor" procedentes de Francia durante un operativo de entrega vigilada en la ciudad de Córdoba. El comprador, que habría adquirido los estupefacientes a través de la deep web, quedó detenido, informaron fuentes de la fuerza nacional.
El procedimiento fue realizado el viernes por efectivos de la Unidad de Investigaciones de Delitos Complejos y Procedimientos Judiciales Córdoba de la Gendarmería Nacional Argentina (GNA), con apoyo de las Unidades de Reunión de Información de esa provincia y de Neuquén, y personal de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y la Dirección General de Aduanas (DGA).
Según precisó la GNA, a partir de una investigación se logró localizar al destinatario de una encomienda despachada desde Francia y a raíz de ello el Juzgado Federal 1 de Córdoba ordenó una entrega vigilada de la encomienda (agentes de seguridad se hacen pasar por carteros) y un allanamiento en un inmueble ubicado en el barrio Nueva Córdoba de la capital provincial.
En el procedimiento, los gendarmes secuestraron 60 frascos de nitrito de amilo --químico conocido popularmente como “popper”, considerado ilegal en el país--, 3.019 dólares, teléfonos celulares, una notebook, una tablet, tarjetas de crédito y otros elementos de interés para la causa.
La "droga del amor"
El nitrito de amilo es llamado también “droga del amor” porque produce un efecto estimulante y vasodilatador que se percibe a los pocos segundos de su consumo, con sensación de euforia, ligereza, y aumento del deseo sexual, aunque estos efectos desaparecen rápidamente y dan paso a una sensación de agotamiento.
A comienzos de enero, según publicó el medio Cadena 3, otro joven fue detenido también por ser destinatario de una encomienda con estupefacientes desde Europa, aunque los informantes apuntaron que no se trata de casos conectados. Ambos jóvenes fueron imputados de contrabando de estupefacientes agravado, una figura penal que plantea una condena de cárcel efectiva.
Este tipo de compras a traficantes europeos, sobre todo de los Países Bajos, suelen concretarse a través de la deep web con criptomonedas, para no dejar huellas en el mercado formal. Luego de recibir el pago, los traficantes hacen el envío a Argentina, con nombres falsos, haciendo pasar los paquetes como libros, juguetes o algún otro producto. Cuando el contenido del paquete es detectado por la Aduana, se da aviso a la jurisdicción federal que corresponda para iniciar una investigación.