Con la ausencia de Lionel Messi en la inminente doble fecha de las Eliminatorias Sudamericanas, se le abre a Paulo Dybala una amplia ventana de oportunidades que no debería desaprovechar. El delantero cordobés de la Juventus tendría que asomar como el repuesto natural del supercrack rosarino en la Selección Argentina. Pero aún no lo ha hecho. Su aporte con la camiseta celeste y blanca ha sido inconstante, muy por debajo de sus reales posibilidades. A tal extremo que, en la consideración del cuerpo técnico que lidera Lionel Scaloni, parece más lejos del Mundial de Qatar que varios de sus compañeros.
Si en los pocos partidos que compartió con Messi en la cancha, Dybala no supo dónde ponerse, como si estuviera molesto con la superposición de roles, sin Messi, tampoco se ha mostrado seguro y dueño de la situación. Además, su tendencia a lesionarse también le ha jugado en contra: de hecho, debió salir en el entretiempo del encuentro con Uruguay en Montevideo por un fuerte golpe que le aplicó el lateral izquierdo Piquerez y ni siquiera pudo ir al banco ante Brasil en San Juan. En las actuales Eliminatorias, Dybala ha jugado muy poco: apenas dos partidos y no fue convocado para la última Copa América de Brasil. Señal más que evidente de que ha ido perdiendo prioridad y confianza en la mirada de Scaloni. Pero aún así sigue vigente.
Por eso, resultará vital ver a Dybala enfocado y en plenitud en los próximos partidos ante Chile y Colombia. La ocasión parece ideal: la clasificación para Qatar ya es un hecho y las presiones y las ansiedades serán mucho menores. Nadie discute sus notables condiciones. Pero a veces da la impresión de que su mente revolotea por lugares alejados de los campos de juego. Y esa es una ventaja que no debe darse en la elite del fútbol mundial. Sería una pena desperdicie los 180 minutos que tiene por delante con una actuación inexpresiva. Porque luego no tendrá muchas más oportunidades para revalidarse: la Selección afrontará en marzo la última fecha de las Eliminatorias, el 1º de junio tendrá la finalísima intercontinental de selecciones ante Italia en Londres y acaso haya dos o tres amistosos más rumbo a la Copa del Mundo.
Dybala sabe que, estando Messi entero, le será imposible pelearle la titularidad. Y que tampoco le ofrece tantas variantes a Scaloni: le falta físico para jugar como delantero de área (más allá de que marcó 11 goles en lo que va de la temporada viniendo desde atrás) ni tampoco despliegue como para ir por los costados. Es un mediapunta con talento y gol que tiene por delante, nada menos que a un supercrack de todos los tiempos. Y debe calzar justo ahí. No es menor el desafío: Messi llegará al Mundial con 35 años y la Selección necesita contar con un repuesto de jerarquía para el caso de que el físico no le responda a pleno antes o durante la Copa. En esa carrera, Dybala parece tener alguna ventaja. Pero todavía debe convencer al cuerpo técnico. Dependerá de él hacerlo en estos dos partidos que se vienen.