El rector Franco Bartolacci firmó ayer la resolución y confirmó así que desde el 7 de febrero pedirán un certificado de vacunación completa o un test de covid-19 con resultado negativo para participar de actividades presenciales en la Universidad Nacional de Rosario. La medida está destinada a toda la comunidad universitaria y se cumplirá en facultades y escuelas medias. “Es para toda la comunidad de la UNR, hicimos en estos días las consultas con todas las dependencias y representaciones gremiales, hay consenso para avanzar en este sentido”, dijo Franco Bartolacci, quien subrayó que el 95 por ciento de la comunidad completó su esquema de vacunación. “Entendemos que esta es una medida razonable, necesaria y complementaria que extrema las políticas de cuidado que implementamos desde el inicio de la pandemia, que promueve mayores índices de vacunación y sobre todo garantiza mejores condiciones para avanzar en la recuperación de la presencialidad plena como lo establecimos en el Consejo Superior el año pasado”. 

--¿Contempla que pueda haber movilizaciones contra la medida?

--Toda manifestación es legítima, está sobradamente demostrada la eficacia de la vacuna. Si podemos estar hoy pensando en la recuperación de la presencialidad plena, en gran parte, es por ese proceso de la vacunación en curso. Y la libertad individual termina cuando lesiona el derecho de otro o de otra, en este caso hay un interés público, que es la preservación y el cuidado de la salud colectiva y es lo que nosotros priorizamos para tomar una medida que no es que prohíbe, sino que habilita, por eso contempla esas dos posibilidades y nos parece importante avanzar.

--¿De dónde sale el número del 95 por ciento de la comunidad vacunada?

--Hemos ido haciendo un seguimiento del estado de situación del avance de la vacunación, desde el inicio del proceso, porque además hicimos gestiones para que fuera vacunado nuestro personal, sobre todo en las escuelas medias. 

--Teniendo tan alto porcentaje de población vacunada, ¿sigue siendo necesario el pase?

--Sí, porque son todas medidas que fortalecen y extreman las políticas de cuidado. Ninguna medida en sí misma garantiza todos los objetivos que nos proponemos. Pero sí el conjunto de las decisiones que tomamos nos permiten avanzar en la dirección que hemos definido. 

--¿Qué significa avanzar en la presencialidad plena?

--Retomar con normalidad todas las actividades de la Universidad, esto para nosotros es muy importante, porque es la esencia de la universidad pública esa actividad presencial. Por supuesto que esto no quiere decir que vamos a borrar de un día para otro todo lo que construimos con un enorme esfuerzo de nuestra comunidad en estos últimos dos años en materia de virtualidad, porque ahí encontramos un montón de dispositivos que derrumban fronteras que tradicionalmente fueron un obstáculo para el acceso a la educación superior. Este año hubo una transición hacia un nuevo modelo educativo en nuestra Universidad, donde hay que combinar de manera inteligente y creativa todo lo que necesitamos resguardar de esa presencialidad que es ineludible, necesaria y que hace a la esencia de nuestra Universidad pública con lo que podamos retener de la virtualidad para seguir derribando esas fronteras y seguir ampliando el derecho a  la educación superior. 

--¿Se va a contemplar la posibilidad de mantener la virtualidad para quienes no puedan cursar? 

--Cada facultad va a hacer su planificación académica. Nosotros podemos avanzar pero siempre en el marco que habilita la legislación nacional vigente. Nosotros tenemos carreras reconocidas presencialmente, por lo tanto no pueden tener más de un 50 por ciento de modalidad virtual en lo que se planifique. Pero sí en la incorporación de estas nuevas opciones. Nosotros lo habilitamos en el documento que aprobamos en el Consejo Superior para clases de consulta, para exámenes en el caso de las últimas cinco materias, que el estudiante tenga derecho de solicitar rendirlas en forma virtual, porque muchas veces pasa que terminan de cursar y tienen que permanecer en la ciudad de Rosario un año, o un año y medio para rendir las materias que les restan para recibirse. Estamos pensando estos dispositivos como herramientas que nos permitan hacer frente a situaciones que tradicionalmente no habíamos podido resolver. Por ejemplo, estudiantes que tienen que congeniar horarios de trabajo con el estudio o dificultades para poder vivir en la ciudad de Rosario.