A 25 años del asesinato del fotógrafo José Luis Cabezas, la revista Caras y Caretas realizó un número homenaje y organizó este martes un streaming del que participaron el Secretario Legal y Técnico del Consejo de Víctimas de la Provincia de Buenos Aires, Emmanuel Terrón, Gladys Cabezas -hermana de José Luis-, y Gabriel Michi, periodista, y compañero del fotógrafo, al momento del homicidio en una cava cerca de Pinamar, el 25 de enero de 1997. El encuentro fue coordinado por Fernando Amato.

Gladys Cabezas habló de lo que le sucede a las familias de las víctimas, la soledad en la que deben pedir Justicia, y el desamparo. "Estábamos solos, no entendíamos nada, fue un antes y un ahora. El cambio que se da es enorme. Ya no pasamos a ser una familia. Ahora no tengo ni a mi papá, ni a mi mamá ni mi hermano. Él era el hijito de mis padres, que murieron de tristeza. Fue tan triste y humillante. Hay que seguir haciendo Justicia", sostuvo la hermana del fotógrafo.

En tal sentido remarcó que la hija mayor de José Luis, María Agustina, de 31 años, también fotógrafa, tuvo un hijo, que es el primer nieto de su papá. "Como me duele que José Luis no pueda conocer a su nieto. Agarraría a ese pibito y diría: "Nieto de chabón bravo"", dijo, al recordar una de las muletillas del fotógrafo, recordada por todos sus colegas y amigos. Al recibir la noticia desde España, donde los hijos Cabezas están viviendo, Gladys contó: "Me vino la imagen de mi hermano con ese bebé".

"Estoy orgullosa de mi hermano. Su trabajo, lo conocí después... Yo me siento orgullosa de José luis como persona. No me enorgullece la famosa foto, me enorgullece lo que era mi hermano", sostuvo.

"Todo cierra en la impunidad, en el poder. No se esperaban (sus asesinos) a una sociedad que empezaba a abrir los ojos, que estábamos en democracia. Hay que trabajar para que no haya más impunidad, por un país mejor", estimó.

Y advirtió la situación de Gustavo Prellezo, el autor material del crimen, que está en libertad y trabaja de abogado, profesión en la que se formó en la cárcel. "Eso es impunidad, porque alguien lo está bancando. No puede no solo ser abogado, para mí tampoco puede trabajar en nada. Es un psicópata. Se cree Dios por eso le sacó la vida a mi hermano", definió.

Sin embargo, ejerce de abogado, a pesar de que tiene suspendida la matrícula, desde 2020, por reclamo de los familiares de José Luis.

El legado de Cabezas

A su vez, Martín Terrón, del Consejo de Víctimas, remarcó que la Ley de Víctimas -que pone a los damnificados en el centro, con una perspectiva en derechos humanos- "es el principal legado que dejó José Luis". Y agregó: "Es empezar a trabajar por aquellos que no tienen voz porque la familia de la víctima queda totalmente desamparada ante un hecho así".

"José Luis es el símbolo que despertó a toda una sociedad y de decir basta de impunidad. Es complicado que la sociedad entienda que obtener Justicia es una lucha", definió el funcionario.

"Tu vida como familia cambia para siempre y nadie está preparado. Solo tenés que ir aprendiendo", aseguró. Terrón comenzó ese camino con la muerte de su hermano, Martín.

Las señales antes del final

Por su parte, Gabriel Michi, el periodista con quien Cabezas solía trabajar durante las temporadas de verano en Pinamar, remarcó "la clara sensación impunidad a partir del fallo vergonzoso de la Cámara de Casación bonaerense que les redujo la condena a los asesinos de José Luis".

"En esos jueces se sintetizan todos los males de la Argentina. Les redujeron las condenas y le aplicaron el 2x1. Así funciona el sistema judicial y este es un leading case que muestra lo mal que funciona ese sistema", remarcó.

"José Luis era apasionado en todo, por su familia, por la fotografía. Conseguía lo mejor de cada uno, tenía un poder de convencimiento sobre los entrevistados que no lo tenía yo como periodista", agregó.

"Quiero recuperar a ese José Luis hoy, al fotógrafo, a la persona, porque el símbolo es de todos, de toda la Argentina. Más de 70 calles que llevan su nombre. En España, en el pueblo de su papá, también hay una calle con el nombre de José Luis".

"Cuando José Luis hace esa foto (la de Alfredo Yabrán caminando en la playa de Pinamar con su mujer), el material lo mandó por encomienda. Así llegaron a la redacción, eran rollos, no había fotografía digital. Y él lo vivió como un logro periodístico, estaba exultante. Después vinieron las amenazas, las advertencias", contó.

Y también vinieron las señales, en esa temporada de 1997, donde distintos personajes dejaban comentarios que cobraron sentido después del 25 de enero, cuando el fotógrafo apareció en una cava, adentro de su auto incendiado, esposado y con dos tiros en la cabeza,

"Qué linda es tu gorda", le dijo Alberto Gómez, en un evento. Se refería a Candela, la beba que el fotógrafo acababa de tener con su segunda esposa, Cristina Robledo. Pero Gómez, nunca la había visto. A José Luis el cometario le sonó una advertencia.