La cuarta Bienal de Performance (BP.21), que se extenderá hasta el 16 de abril, incluye en su programación experiencias muy diversas, pero la idea de creación colectiva atraviesa el trabajo de muchxs artistas que protagonizan esta edición. Juan Coulasso y Victoria Roland (compañía La Mujer Mutante), Iván Haidar y Andrea Servera dialogaron con Página/12 sobre su participación en este evento dedicado a celebrar y visibilizar el arte de la performance.
“Venimos trabajando hace un tiempo en una especie de huida de los límites del teatro. De manera literal al proponernos salir de la sala, y también en relación a la posibilidad de cuestionar las categorías en las que se inscribe lo que hacemos. Se armó un recorrido de fuga desde El mundo es más fuerte que yo, que expulsaba a los espectadores de la sala, hasta Una obra más real que la del mundo, que comenzó con la compañía caminando a la deriva por Buenos Aires y desembocó en una obra en los subsuelos del Cementerio de la Chacarita”, narran Coulasso y Roland. La nueva propuesta se titula Algunas notas para inventar otros mundos y parte de la premisa de “descubrir una ciudad otra, oculta, invisible”: una caminata colectiva desde Retiro hasta Ciudad Universitaria y la escucha de un relato fantástico. A sus creadores les gusta pensarlo como una trilogía conectada por la idea de frontera.
En Soy tu performer, Haidar propone un ejercicio de acumulación y permanencia en el que un cuerpo es ofrecido como materia para ser intervenida por artistas provenientes de diferentes áreas (Ariel Farace, Antonio Villa, Camila Malenchini, Diego Velázquez, Gustavo Tarrío, Mayra Bonard y Nayla Pose). El bailarín la define como una experiencia duracional (de 5 horas) y un ejercicio de resistencia tanto física como creativa porque “es necesario estar atento para poder producir e imaginar durante todo ese tiempo”. Junto a Graciela Casabé (directora) y Maricel Álvarez (curadora) decidieron incluir a artistas de otros campos más allá de la danza para sacar al protagonista de su zona de confort, diversificar lenguajes y ampliar perspectivas.
Andrea Servera es artista de danza y bordadora. Sobre Micelias, la propuesta que creó y dirige, cuenta: “La llamamos así porque nuestras prácticas de danza son como el micelio de los hongos: armamos red, conectamos, creamos algo imperceptible a simple vista, pero fundamental para nutrirnos y estar vivas”. Lxs performers son Killa Orbe, Lihuén Elías Fiorotto, Andrés Andino, Laurent Tropikalia, AJ Glorieta, Mólione Barraza y Alu Navarro. Todo sucede en un jardín, a la luz del atardecer. “Es una experiencia creada por travestis y personas no binarias. Mariela Puyol y yo guiamos el proceso de trabajo, pero lo que sucede es fruto de muchas horas compartidas bailando, pensando y también llorando”, explica Servera.
La idea de creación colectiva atraviesa estos trabajos. “Nos gusta pensar que nuestras obras plantean siempre una idea de comunidad", dicen los miembros de La Mujer Mutante. "Suele aparecer una pregunta por el vínculo entre quienes participamos porque nos interesa cuestionar la frontera actores-espectadores que está plenamente normativizada y convencionalizada. Creemos que el teatro o la performance son disciplinas privilegiadas para pensar esto. El teatro burgués siempre fue muy del ‘yo’, y tal vez por eso nos interesa cada vez más pensar experiencias del ‘nosotros’. Nunca es un nosotros fácil, sino más bien incómodo, mutante, incierto, con múltiples posibilidades”.
En el caso de Haidar, la palabra “facilitadores” que utiliza para identificar a lxs invitadxs revela una dimensión colectiva y otro quiebre en las convenciones. “No queríamos utilizar los términos usuales en estos casos como ‘director’ o ‘coreógrafo’ porque es un trabajo colectivo, de a dos cada vez, y lo que hace esa persona es activar, proponer algo, ofrecer un gesto. Pensamos que facilitar sonaba un poco más justo porque puede tener otras connotaciones”. Y Servera, por su parte, define la esencia de la danza como un hecho colectivo, un hacer con otrxs: “Sola escribo o hago bordado; bailar es piel con piel, espacio compartido, comunicación, encuentro”.
Algunas notas… funciona como una máquina de des-automatización perceptiva para “tomar conciencia de cómo las cosas entran en nosotros y cómo nosotros entramos en las cosas”. Sus creadores aseguran que la automatización supone un adormecimiento cotidiano y agregan: “La costumbre y las convenciones urbanas te ubican en ese lugar rápidamente; permiten que el mundo funcione de manera eficaz pero también que se quede inmóvil. Creemos que nuestra tarea como artistas consiste en permitir que la percepción se mueva, habilitar ese desplazamiento”.
En el manifiesto de Micelias se habla de “un futuro fluido, tibio y coloreado”. Cuando se le pregunta a Servera si cree que ese futuro está próximo, responde: “Depende el día en que me lo preguntes puedo ser poco o nada optimista. Es más una expresión de deseo; no parece que como humanidad estemos caminando en ese sentido. Igual creo que lo más importante es lo micro, lo que hacemos cada día, nuestras pequeñas acciones y los modos de vincularnos con todo lo demás”. En ese proceso, el arte constituye un elemento fundamental porque “es pura potencia, imaginación, encuentro, salvación, movimiento”.
Todxs coinciden en las dificultades que aparecen a la hora de definir la performance. Coulasso y Roland consideran que lo más interesante es justamente esa indefinición, “ese lugar de goce en la frontera de las cosas, esa posibilidad de generar diálogos inéditos. No importa tanto como categoría, sino más bien como máquina des-categorizadora”. Para Haidar la performance atraviesa la realidad y abre nuevas perspectivas, está asociada a los acontecimientos emergentes, a la idea de presente y actualidad, pero aclara que las discusiones para encontrar una definición resultan vetustas porque “al explicar lo que hacemos también estamos limitándolo, y todo lo que producimos puede ser mucho más que la explicación”.
Servera prefiere no definirla sino “encontrarla, llevarla por ahí o que me llegue”, y es capaz de hallarla en dominios tan diversos como el diseño, las letras o las artes visuales: “Hace muchos años que trabajo en desfiles de indumentaria y podría contarles a mis nietos unas acciones muy alucinadas que hicieron mis amigos diseñadores; también bailé en museos, en las calles de una villa, en patios de escuelas; escuché a un poeta en la cárcel que me estremeció hasta los huesos, escuché cantar a una travesti mientras bordaba en un proyecto de diseño comunitario, y mil formas más. Todas hermosas e inolvidables”.
* Algunas notas para inventar otros mundos se presenta del 27 al 30 de enero a las 17.45 (el recorrido comienza en Av. J.M. Ramos Mejía 1430 y finaliza en Ciudad Universitaria); Soy tu performer se presenta el 29 de enero a las 15.30 en el Teatro San Martín (Av. Corrientes 1530); Micelias se presenta los domingos 13 y 20 de febrero a las 19 en Proa21 (Av. Pedro de Mendoza 2073). Entrada gratuita con inscripción previa en bienalbp.org.