Desde París
Uno de los últimos hilos del diálogo para evitar un conflicto armado en Ucrania entre Rusia y Occidente pasó en estas horas por la capital francesa. Delegaciones de Rusia, Ucrania, de Alemania y de Francia se reunieron este miércoles 26 de enero en París en busca de un mecanismo capaz de desactivar una crisis que está a punto de estallar en un conflicto armado. Las potencias occidentales acusan a Rusia de haber desplazado decenas de miles de soldados hacia las fronteras de Ucrania con el objetivo de lanzar una ofensiva. A su vez, Estados Unidos alega que el ataque de Moscú se llevará a cabo de forma “inminente” en un plazo máximo de dos a tres semanas. Los europeos no comparten del todo el alarmismo de Washington y no consideran que se esté ante una situación “inminente”. La reunión de París se celebra según el llamado formato “Normandía” que hace referencia a una cumbre similar que se celebró el 6 de abril de 2014 en la localidad normanda de Ouistreham donde Moscú, Berlín, Kiev y París organizaron una conferencia durante las celebraciones del Desembarco en Normandía de las tropas aliadas durante la Segunda Guerra Mundial. Como ahora, se trató en ese entonces de la crisis de Ucrania y en Ouistreham se llegó a un consenso diplomático para bajar la tensión.
El diálogo de París, no obstante, fue interceptado por una nueva provocación occidental. El secretario general de la Alianza Atlántica (OTAN), Jens Stoltenberg, dijo que le había comunicado por escrito a Moscú el rechazo de la Alianza a firmar un acuerdo con Rusia mediante el cual la OTAN se comprometía a limitar la expansión de la Alianza. Esa es una de las garantías que Moscú exige a las potencias occidentales para evitar que Ucrania pase a formar parte de la alianza militar. El pasado domingo, Estados Unidos pidió a parte de su personal diplomático y a sus familias que regresaran a su país. Lego, Reino Unido y Canadá siguieron el mismo ejemplo pese a que las mismas autoridades de Ucrania estimaron que esa decisión era “prematura”. Europa apuesta por el momento por la carta diplomática y así lo hizo saber el Palacio presidencial del Elíseo. Según la presidencia francesa,” resulta muy alentador que Rusia haya aceptado integrar este formato diplomático, el único en el cual los rusos participan plenamente”. Francia estima que “esta reunión ofrecerá una indicación clara sobre lo que piensa Rusia, y ello antes de la reunión de este viernes entre el presidente ruso Vladimir Putin y Emmanuel Macron”. La presidencia insistió en que “deseamos una desescalada y ello pasa tanto por el diálogo como por la disuasión”. Para los estadounidenses, esa opción del diálogo carece de validez porque, según expresó el vicesecretario de Estado norteamericano, Wendy Sherman, todo indica que Vladimir Putin “usará la fuerza en un momento dado, tal vez entre ahora y mediados de febrero”. Un día antes de la reunión de París, Emmanuel Macron y el canciller alemán Olaf Scholz repitieron la importancia del diálogo.
Las piezas militares se van armando. La OTAN (Alianza Atlántica) debía responder al pliego de garantías que le exige Moscú. El pasado 17 de diciembre Rusia reveló su proyecto de Tratado internacional que contenía las medidas “para garantizar la seguridad de la Federación rusa y de los Estados miembros de la OTAN”. Entre sus nueve artículos, el texto proponía que los firmantes dejaran de considerarse “como adversarios”. En este contexto, el jefe de la diplomacia rusa, Serguei Lavrov, insistió en decir que “si Occidente continuaba en su camino belicoso” Moscú adoptaría “las respuestas necesarias”. Lavrov también denunció “la histeria” occidental en torno a una supuesta intervención rusa. De hecho, entre las garantías exigida por Rusia figura la condición de que Ucrania no pase a formar parte de la OTAN. Rusos y estadounidenses ya mantuvieron una ronda de conversaciones y Washington le entregó este miércoles 26 una respuesta escrita en la cual figura una “una vía diplomática sería si Rusia realmente lo desea”, dijo el jefe de la diplomacia de Estados Unidos, Antony Blinken. El responsable diplomático también reiteró que Estados Unidos estaba “determinado a mantener y defender la soberanía y la integridad territorial de Ucrania y el derecho de los Estados a elegir sus propias disposiciones de seguridad y sus alianzas”. Blinken agregó este miércoles una pieza más al armado de la confrontación cuando dijo que “las puertas de la OTAN siguen abiertas”.
La expresión es muy provocativa y traduce una intención de confrontación muy lejos del diálogo que, por necesidades energéticas, Europa está buscando. Resulta curioso que Ucrania juzgue “insuficientes” para un ataque los 100 mil hombres que Moscú estacionó cerca de la frontera con Ucrania y que Washington vea en esa cifra la perspectiva de un ataque “inminente”. Desde el lunes 24 de enero, Estados Unidos puso en Estado de alerta a 8.500 militares que podrían incorporarse a la fuerza de acción rápida de la OTAN, la cual cuenta con unos 40.000 hombres. Sin embargo, por ahora no se ha tomado la decisión de desplegar esas tropas. La Alianza Atlántica adelantó el envío de aviones de combate en refuerzo de sus defensas en Europa del Este. Esta postura no puede más que exacerbar a Moscú, para quien la cercanía de las tropas de la Alianza Atlántica en sus zonas de influencia equivale a una amenaza existencial.
El diálogo como opción por encima de todos asumido por los europeos no responde a un mero deseo de paz sino a la problemática de los hidrocarburos. Si el conflicto llega a mayores en estos meses de invierno, Europa podría ver el abastecimiento de gas ruso disminuir. La dependencia es muy fuerte: 40% de sus necesidades están cubiertas por el gas proveniente de Rusia.