El laboratorio estadounidense Moderna anunció este miércoles que inició los ensayos clínicos de una vacuna de refuerzo específica contra la variante Ómicron.
En el estudio participarán 600 adultos: 300 personas que recibieron dos dosis de la vacuna Moderna hace al menos seis meses y 300 que recibieron además el refuerzo que ya está autorizado. Así, el refuerzo específico contra Ómicron se evaluará como una tercera y cuarta dosis.
La empresa biotecnológica, además, reportó resultados de la eficacia de su vacuna: seis meses después de la inyección de refuerzo, los niveles de anticuerpos neutralizantes contra Ómicron se redujeron seis veces desde el pico observado 29 días después de la inoculación, pero permanece detectable en todos los participantes.
Esta información se obtuvo al observar la sangre de 20 personas que recibieron un refuerzo de 50 microgramos, la mitad de la cantidad de las primeras dos inyecciones.
"Estamos tranquilos por la persistencia de los anticuerpos contra Ómicron a los seis meses después del refuerzo actualmente autorizado", indicó en un comunicado el jefe ejecutivo de Moderna, Stephane Bancel.
"No obstante, dada la amenaza a largo plazo demostrada por el escape inmunológico de Ómicron, estamos adelantando nuestra candidata de vacuna de refuerzo específica para esa variante y nos complace comenzar esta parte de nuestro estudio de Fase 2", continuó.
El comunicado de Moderna surge un día después de que el consorcio Pfizer-BioNTech anunciara que había comenzado la convocatoria a voluntarios para un ensayo clínico para una vacuna específica contra Ómicron, informó AFP.
Tanto la Pfizer como la Moderna se basan en la tecnología ARN mensajero (ARNm), un tipo de vacuna que enseña a las células a producir una proteína y si la persona se infecta posteriormente, el sistema inmunitario reconoce esta proteína y comienza a producir anticuerpos. Esta tecnología, asimismo, permite actualizarlas ante las mutaciones específicas de las nuevas variantes y desarrollar y ampliar la producción con mayor rapidez.
En varios países, incluido Estados Unidos, se ha comenzado a observar una caída en los casos asociados a la variante Ómicron, la más transmisible detectada hasta ahora, pero el número de contagios a nivel mundial sigue en ascenso.