El dólar digital es “inevitable" y se lanzaría entre 2025 y 2030, según estimó el Bank of America. En un informe planteó que la Reserva Federal estadounidense lo masificará antes de que finalice esta década. “La emisión de un dólar digital, respaldado por la FED, es una evolución inevitable de las monedas digitales de hoy”, indicó el banco.
La Reserva Federal de Estados Unidos comenzó a trabajar en la propuesta de lanzar una moneda digital y la semana pasada publicó un paper de 35 páginas donde discute la posibilidad, abriendo una consulta pública hasta el próximo 20 de mayo para recibir comentarios.
No obstante, la entidad señaló que dicha publicación es solamente un “primer paso” y no planea avanzar sin apoyo de la Casa Blanca y el Congreso. En ausencia de un dólar digital, Bank of America prevé el florecimiento, durante los próximos años, de monedas digitales emitidas por empresas privadas, las cuales generalmente se encuentran vinculadas con el valor del dólar físico.
“Prevemos un incremento en los próximos años de la adopción de ´stablecoins´ y su uso para pagos mientras las instituciones financieras exploran nuevas soluciones y las compañías de pagos incorporan tecnologías blockchain a sus plataformas”, concluye el documento.
En los últimos años, diversos bancos centrales trabajan en la posibilidad de emitir este tipo de activos en formato digital (conocidas como CBDC, siglas en inglés de Central Bank Digital Currency) que se diferencian de las monedas regulares por la posibilidad de no tener un correlato físico, es decir una moneda o un billete.
Al igual que las monedas tradicionales, al ser emitidas por un Banco Central poseen las mismas garantías del papel moneda (al contrario de, por ejemplo, las criptomonedas que son de libre flotación) y son diseñadas para las transacciones diarias.
Además de eliminar los costos asociados a la impresión y el transporte, permitirían modernizar la infraestructura e incrementar la velocidad de los pagos, y ampliar la inclusión financiera hacia los no-bancarizados, según indicó la propia Reserva Federal en su documento, a la vez que destacó que facultaría al dólar continuar con una posición “prominente” en el sistema financiero internacional.
Sin embargo, también advirtió de ciertos riesgos: entre ellos, las mayores posibilidades de corridas en las firmas financieras, una reducción en la cantidad de depósitos en el sistema bancario además de diversas preocupaciones por la privacidad, ya que permitirían al Gobierno visualizar la totalidad de las transacciones de los ciudadanos.