En el puerto de Rosario hoy temprano a la mañana habrán de crucificar a un conocido propagador de la idea antivacunas. Lo harán en un estrado que anoche los muchachos de la Muni han estado levantando a los fines del ajusticiamiento. Es un barracón de madera, con crespones violetas, escarapelas y banderas donde en vez del sol hay una jeringa.
Las maderas son de un árbol noble y casi en extinción lo que ha ocasionado quejas de parte de ambientalistas. Ya se sabe: no se juega con la destrucción de la naturaleza y menos con un árbol autóctono.
Como no confían en mi profesionalidad teñida de ideologismo para algunos, me he tenido que fraguar un carnet identificatorio y aquí estoy apostado entre los pliegues de piedra del gigante que mira al río y antecede al Monumento.
Sé que alguien propuso que el reo sea ejecutado mediante tiros de la batería que hace rato están allí sin uso y que dicen sirvieron a Belgrano para la defensa de estas costas. Como no había bolas pidieron al club Leña y Leña bochas verdes y rojas, pero en una prueba realizada al amanecer no soportaron el impacto y quedaron reducidas a polvo.
Algunos argumentaron que no debían pagar con la misma moneda, sino con algo laudatorio de referencias cristianas. Me refiero a que la zona oeste de Refinería anoche fueron casi ejecutados a tiros de ballesta -con jeringas emplumadas- dos manifestantes pro vacunas de parte de una soldadesca irregular que los capturara, mientras hacían propaganda entre los autos acerca de la vacunación necesaria. Los disparos solo los hirieron.
Como represalia, las fuerzas leales han capturado anoche al Zorro, dirigente barbado de los antivacunas. Y tomado una determinación sumaria. O bien en la antesala de la ejecución negociar un intercambio de prisioneros. Así que aquí estamos, esperando la sentencia.
Lo conozco y es un compinche bastante ruin, un jugador nocturno, un pechador profesional y vaya a saberse por qué un líder antivacuna. No ejerce especulación alguna ni ideología manifiesta. Creo que se paró en ese palo porque vio muchas rubias protestando y lo arrastraron sus hormonas. Ahora va a morir por zonzo.
Ni siquiera sabe lo que defiende y me han contado que ha llorado largamente en el calabozo, como quien se manda un cagadón por ir detrás de un par de piernas.
La zona de guerra es fluctuante, pero los asentamientos más bravos antivacuna están por el oeste, donde se han amurallado entre el Parque Alem y el río. La cancha de Central está indemne, vigilada pos cuadrigas romanas y perros de la Guardia de Infantería adiestrados para olfatear a los no vacunados. Se les critica que hostigan a los canes pero desacostumbrados al ejercicio, se distraen y buscan cosas menores: explosivos, armas, cocinas clandestinas, cadáveres.
Lo mismo sucede con la cancha en el Parque Independencia. Custodiada por ejércitos, los animales realizan el mismo operativo, solo que estos se distraen y persiguen a los patos del laguito y a veces, embriagados en contacto con la naturaleza pretenden fornicar entre ellos .
Una noticia sacude el día: Djokovic, reconocido por resistirse a ser vacunado, ha pedido en nombre de la Santísima Copa Davis, clemencia para el Zorro. La noticia es espectacular: ha arribado en un avión privado y una vez acuatizado en el Paraná, se ha interpuesto entre la horca y los jueces.
Su apellido lo delata, termina en kovic o covid, como prefieran, declaró un influyente periodista local.
-Mátenme a mí también-, alardeó realizando un smash certero que pega en una estatua de Lola Mora y desprende una parte del pararrayos de la Catedral.
Como contrapartida el Santo Padre ha arribado a zona oeste y desde un papamóvil ha impuesto la bendición en el lugar de los caídos y están ya construyendo una llama votiva donde hincarse a rezar. Ha tenido tiempo de besar a cientos de niños vacunados y jugado un partidito con la camiseta de San Lorenzo.
Arreglaron el partido y ganaron los de Juan XXIII con un penal dudoso sobre la hora que ejecutó el religioso varias veces afuera hasta que acertó al arco. Los Papales formaron con: Monasterio, Iglesias, Cruz, San Miguel, y Rezza-nieto-, Monje, Jesús Méndez -hijo-Juan Pablo Angel -su doble-, Di María -un primo lejano-, Ramos y Santa Cruz. El Santos de Brasil envió su apoyo y el técnico fue nuestro Emiliano Pappa.
Luego de esto los antivacunas capturaron a Francisco en un exótico operativo -dicen que estaban disfrazados de monjas porristas- y solicitaron el canje de prisionero tan encumbrado a cambio de El Zorro. Hicieron llegar como prueba una uña del dedo gordo del Santo Prelado.
La noticia sacude al mundo entero, pero desde la ONU enviaron una proclama: que se arreglen entre ellos. Los cascos blancos enviados está varados en el aeropuerto de Fisherton y ya se han amotinado exigiendo un plus que les asegure un boucher para comprar ropa en el único shopping abierto: todo es muy barato, aclara su vocero de prensa.
Mientras, las negociaciones continúan. De pronto, sobre el filo del amanecer, en un Duna blanco y remis trucho ha aparecido sano y salvo su Santidad y se encuentra en una carpa intercambiando ideas con los suyos. Por la sombra se advierte que sabe levitar.
Los antivacunas dicen haberlo soltado en señal de paz pero Francisco aclara que nunca estuvo prisionero, sino que como estaba linda noche me fui a dar unas vueltas por ahí”.
-Ojo, nada de falopa, todo sano-, aclara.
Algunos aseguraban haberlo descubierto vestido de paisano dándole a la pinta roja en un bar de Pichincha y decían que fue echado de prepo sin medir la jerarquía del personaje cuando se subió al estrado, cazó el micrófono y empezó con un karaoke y a contar chistes verdes de Corona. Aseveró no tener dinero, solo una bolsita de hostias.
La cuestión es que gracias al Cielo está sano y salvo y la ejecución del reo se dilata para evitar una conflagración mayor. Entonces ocurre lo impensado: aparece El Zorro en todos los canales simultáneamente, vacunándose y haciendo la V de la victoria.
Un gesto que pretende llevar tranquilidad a la gente pero que enfurece a los antivacunas que ahora no solo están rabiosos por la idea en si misma sino por la actitud de su líder a quien acusan de traidor. Prometen venganza, pero sus tropas corridas por policías disfrazados de murgueros retroceden hasta desaparecer casi en los límites de la frondosa San Lorenzo. Los rehenes están a salvo. Los irregulares lanzan una proclama que dice más o menos así: para evitar más derramamientos de sangre invitan a lo Leales a batirse en el Campo de la Gloria, aprovechando la fecha insigne del 3 de febrero.
Ellos se autoperciben como patriotas y enarbolando una figura en cera de San Martín hacen llegar sus movimientos de tropas al convento de San Carlos. Por otra parte, los pro vacunas exigen ser ellos los milicianos que representen a la oficialidad.
-Claro -dicen los no vacunas-. Quieren arreglar el partido o batalla contratando a Cevallos de referí y a Aumente como juez de línea. Va a ser un robo, advierten.
Al cierre de esta nota se ignora como continuará el conflicto que se dio en llamar La Guerra de las Vacunas, cuyo final sigue abierto y promete un final digno de verse. Netflix ya está preparando la serie La Guerra de las Vacunas. Obviamente, trabaja Ricardo Darín haciendo de Papa. El papel del Zorro recayó en el afamado actor Luis Brandoni. Y el guion estará a cargo del consagrado Alfredo Casero.
(continuaría)