Mientras los ojos del planeta miran de cerca las estancadas negociaciones entre Rusia, Estados Unidos y sus aliados en la OTAN para evitar un enfrentamiento en Ucrania, muchos ignoran que la ruta más corta desde Moscú hasta Kiev es por el norte y atraviesa la zona aislada en torno a la central de Chernobyl. La fusión de un reactor en 1986 provocó el peor desastre nuclear de la historia y sus consecuencias se siguen experimentando en la actualidad. Aunque no necesariamente sea la ruta de acceso que elegirían los rusos ante un potencial avance de sus tropas, porque es pantanosa y densamente boscosa, Ucrania no descarta esa posibilidad y alista a su ejército.
Movimientos militares en la Zona de Exclusión
Hace ya dos meses que, frente al inicio del conflicto entre Ucrania y Rusia, el gobierno de Volodimir Zelenski desplegó fuerzas adicionales en la llamada Zona de Exclusión o Zona Muerta, un área de 30 kilómetros alrededor del lugar del accidente de Chernobyl. Ucrania comparte esa zona con Bielorrusia, protagonista en noviembre pasado de una crisis migratoria que motivó la construcción de un muro fronterizo por parte de Polonia.
Los 1100 kilómetros de frontera entre Ucrania y Bielorrusia estaban casi sin vigilancia, especialmente en las zonas irradiadas, pero la crisis migratoria llevó a que Rusia, aliado estratégico del gobierno de Alexander Lukashenko, empezara a concentrar tropas en la región. En paralelo, y a pesar de que no son militares suficientes para contrarrestar una potencial invasión, los soldados ucranianos están en la Zona de Exclusión para detectar señales de advertencia.
En ese anillo alrededor de la planta nuclear todavía existe un bosque radiactivo, lo que obliga a los escuadrones de seguridad ucraniana a llevar equipos para detectar la exposición a la radiación. "No importa si está contaminado o si nadie vive aquí. Es nuestro territorio, nuestro país, y debemos defenderlo", le dijo al diario The New York Times el teniente coronel Yuri Shakhraichuk, del servicio de guardia de fronteras ucraniano.
"Recogemos información sobre la situación a lo largo de la frontera y la transmitimos a las agencias de inteligencia de Ucrania", detalló Shakhraichuk sobre su tarea. Las partículas radiactivas de descomposición lenta quedaron en el suelo o atrapadas bajo la estructura de contención del reactor destruido y hasta ahora no supondrían un riesgo para los soldados, siempre y cuando permanezcan lejos de zonas altamente irradiadas. Si eso ocurre, el soldado debe ser retirado inmediatamente del servicio para evitar una mayor exposición.
"El virus, la radiación o la guerra"
Dentro de la Zona de Exclusión todavía hay lugares que son inhabitables por cientos de años, debido a que la explosión y posterior incendio del reactor número 4 de la central nuclear de Chernobyl, durante su prueba del 26 de abril de 1986, liberó unas 400 veces más radiaciones que el bombardeo de Hiroshima. 30 personas murieron inmediatamente después del accidente, la mayoría por exposición a la radiactividad.
Los estudios sobre los efectos en la salud a largo plazo no fueron concluyentes en su mayoría, pero sugieren que podrían darse miles de muertes por cáncer. Frente a ese escenario, el concepto de la Zona de Exclusión de Chernobyl lo establecieron las autoridades soviéticas hace 36 años para limitar, mediante el aislamiento, la letalidad del accidente de la planta.
La ciudad de Chernobyl todavía está parcialmente ocupada por trabajadores que viven allí durante las rotaciones. Mantienen la estructura de contención sobre el reactor afectado, las rutas y otras infraestructuras. "No sabemos qué nos matará primero, si el virus, la radiación o la guerra", expresó con resignación Oleksei Prishepa desde el mostrador de la tienda en la que trabaja.
Prishepa dijo que preferiría que Ucrania estableciera las líneas defensivas más hacia el sur, cediendo la zona irradiada a quien la quisiera. "Es una tierra yerma. Ningún cultivo crecerá aquí", argumentó el trabajador al New York Times.
"Amenaza real" de un ataque a los reactores nucleares
El peligro de que un enfrentamiento armamentístico extienda o afecte aún más la radiación parece a grandes rasgos muy escaso, sostiene el diario estadounidense. Sin embargo, la estructura de contención radiactiva es particularmente vulnerable. Se trata de un arco de acero inoxidable terminado en 2016, valuado en 1700 millones de dólares, que está puesto sobre el reactor fusionado para evitar la propagación de polvo altamente radiactivo. Fue pagado por Estados Unidos y 30 países más.
Por ese motivo es que un posible enfrentamiento puede ser "una amenaza real", como lo señala Craig Hooper, experto en seguridad nacional y colaborador de la revista Forbes. Hooper cree que es preocupante que "pocos observadores señalen que una invasión de Ucrania podría poner los reactores nucleares en la primera línea del conflicto militar".
"En una guerra importante, los 15 reactores de las instalaciones de energía nuclear de Ucrania estarían en peligro, pero incluso una incursión rusa inconexa en el este de Ucrania probablemente exponga al menos seis reactores activos a la incertidumbre de un entorno de combate terrestre", aseguró Hooper. El investigador entiende que una contingencia semejante llevaría a "un éxodo masivo de refugiados y podría hacer que gran parte de Ucrania sea inhabitable durante décadas".
Según Hooper, la planta de energía nuclear Zaporizhzhia, situada a solo 193 kilómetros del frente de batalla en la región del Donbass, también constituye un riesgo. Es la segunda planta de energía nuclear más grande de Europa y una de las diez más grandes del mundo.
Zaporizhzhia tiene poca protección y sus seis reactores de agua a presión podrían verse afectados fácilmente ante cualquier incursión. "Dada la importancia de la electricidad, los gerentes de la planta se mostrarán reacios a cerrarla, asegurando los reactores solo en el último segundo posible. La necesidad desesperada de energía de Ucrania solo aumenta las oportunidades de un accidente", advirtió Hooper.
"La catástrofe sería enorme"
Lejos de mostrarse cauto, el embajador de Ucrania en Reino Unido, Vadym Prystaiko, dijo en diciembre pasado que un ataque de Rusia podría provocar desastres nucleares como el de Chernobyl. Ucrania solía albergar una gran parte del arsenal nuclear soviético, pero entregó las armas en los años posteriores a su independencia en 1991 y retuvo solo sitios nucleares civiles.
"No quiero usar palabras grandilocuentes como la Tercera Guerra Mundial, pero si sucede algo grande, lucharemos hasta la muerte", comentó el diplomático ucraniano a la emisora británica GB News y disparó sin vueltas: "Somos una nación de 40 millones, la catástrofe sería enorme. Si algo sucede, recordaremos a Chernobyl".