Valeria Silvestre, una tiktoker argentina de 23 años, murió de manera repentina mientras estaba de vacaciones con amigas en Florianópolis, Brasil.
La noticia fue confirmada en redes sociales por una prima de Valeria, Milena García. “Básicamente ella estaba en un micro, estaba durmiendo. Las amigas la intentan despertar y no se despertaba. Le empezaron a hacer RCP, intentaron reanimarla, llamaron a la ambulancia. La llevaron a un hospital y les dijeron que se había ido. Le dio un paro cardíaco y se fue”, explicó.
La familia de la joven viajó a Brasil y aún se desconoce si padecía de problemas cardíacos preexistentes.
Valeria se había hecho conocida en redes sociales donde creaba contenidos sobre astrología y hacía reseñas de libros. En TikTok tenía alrededor de 440 mil seguidores y en Instagram unos 75 mil.
Las amigas de Valeria decidieron subir a redes uno de los últimos videos de la joven donde se la puede ver haciendo playback de canciones pop. “Como lo prometimos subimos uno de los videos que dejó Vale en borradores, en su tiempo libre los grababa para luego subirlos. Gracias por todos los mensajes de apoyo que nos hacen llegar, estamos tristes pero nos llena el alma de energía verla”, escribieron junto al video.
Al enterarse de su muerte, los seguidores de Valeria mostraron su tristeza en las publicaciones. Belén, una amiga de la tiktoker, puso: “No tengo consuelo para esto, no sé cómo voy a hacer para no tenerte hermana mía. Gracias por todo lo que vivimos juntas, nunca me lo voy a olvidar. Te amo, y sé que siempre vas a estar con nosotras. Yo te prometo que vamos a estar más juntas que nunca, como vos querés. Descansa en paz amiga de mi alma”.
En tanto, otra amiga de Valeria, Agustina, la recordó con un mensaje en redes sociales: “Con Vale somos amigas hace años. Nos conocimos en El Talar cuando teníamos aproximadamente 10 años. Ella jugaba con calzas fucsias y remera manga larga naranja. También tenía una princesa bordada en el conjunto deportivo. Siempre fue simpática y timidona. Una vez que tenía confianza ya se olvidaba de la timidez. Vale era un bocho. Le faltaba poco para terminar la carrera y estaba entusiasmada con trabajar de lo que estaba estudiando. Sabía que como iba a tener un buen sueldo iba a tener que invitarnos el escabio a las que estudiábamos carreras en las que seguramente estemos precarizadas. Lo sabía y no le molestaba, porque una de las características de Vale era su generosidad. Vale se sacaba lo que tenía puesto para dártelo. Jamás le vi mezquinar nada, ni ropa, ni plata, ni cariño”.