Araceli Matus creció en el seno de una familia muy especial. Un entorno cotidiano atravesado por la música. Nieta de Mercedes Sosa y Oscar Matus, desde muy chiquita se encontró con la canción de Eduardo Mateo, Caetano Veloso y León Gieco --que era como un familiar más--. Si bien a los 14 años integró algunos grupos musicales como corista, se dedicó a trabajar como musicoterapeuta y docente universitaria, y su interés no estaba en el escenario. Pero ahora algo cambió. A fines del año pasado, Matus publicó su primer disco solista Matuseándose (Los Años Luz, 2021), que la revela como una interesante cantante e intérprete de música latinoamericana.
“Cuando me separé y cumplí 40 años”, dice cuando se le pregunta en qué momento se decidió a grabar un disco con su nombre. “Me pareció que ya era una señora grande y entonces ahí empecé a armar este disco. A lo mejor la crisis de los 40. No fue por inseguridad que tardé en sacarlo, sino por ser muy exigente conmigo misma. Ser muy exigente también te paraliza”, resalta la también presidenta de la Fundación Mercedes Sosa. “Pero me gusta haberlo podido hacer y que haya sido así”. De alguna manera, este trabajo fue una forma de “hacerme cargo de mi vivencia personal”, sostiene, ahora con 45 años.
Con la producción artística de Norberto Córdoba, Matuséandose no es un disco de folklore, pero se podría enmarcar en la canción latinoamericana. O en la canción, a secas. Matus abreva en un repertorio que conecta a Hugo Fattoruso, Caetano Veloso, Eduardo Mateo, Vitor Ramil, Rubén Blades y a su abuelo, el compositor y guitarrista mendocino Oscar Matus. “Lo primero fue ver si mi voz quedaba bien en esa canción. Y lo segundo que tuve en cuenta fue que yo pudiera acompañarme con la guitarra sola. Así elegí los temas”, simplifica ella sobre el repertorio. Sin embargo, los autores que conviven en el disco tienen rasgos en común: una ética musical, una gran originalidad y potencia artística.
Y en este caso, Matus los pone en valor a través de una interpretación delicada, profunda y sobre todo, intimista. Y melancólica, sí. “A mí me gustan las canciones que hablan de tristeza, de soledad, de nostalgia. Me encuentro bastante en esas emociones, en esos estados afectivos”, precisa Matus. Por eso, el primer adelanto del disco fue una versión de “Esa tristeza”, del uruguayo Mateo. “De Mateo soy fan, tengo locura. Lo escucho desde chiquita. Me fascina el nivel de musicalidad de ese hombre. Podía tocar y cantar con una complejidad y las dos por caminos distintos”, resalta la cantante, quien también incluyó una versión de “Canción para renacer”.
“A mí me gusta bastante la música de Uruguay, Brasil y Chile. Me gusta la música popular”, destaca. “Además, me gusta mucho la música instrumental, pero por contexto familiar desde niña escuché mucha canción latinoamericana. Entonces, es parte de mí”, dice. “Me parecía importante por el momento no cantar en inglés. Sí en español y en portugués. Quería que la palabra fuera clara al cantar”, sostiene sobre el espíritu del disco.
-En el disco, hay dos canciones en coautoría con Junior Carriço, “Confinado” y 1º de enero”, ¿Quién es Junior?
-Es un músico brasilero, no es conocido. Trabaja de tocar en bares. Es profe y es un capo total. Él vivió diez años acá. Una vez que fui a Río de Janeiro le pasé la música de “1º de enero” y él le puso la letra. Me preguntó de qué quería hablar. Le dije "a mí me gustan las cosas tristes, como la soledad". Y él hizo una letra re linda. Y “1 de enero lo hicimos a distancia, en el confinamiento. Yo no hago letras, no sé hacerlas
"¿Sabés qué raro es escuchar mi voz junto a la de León? ¡Yo lo conocí a León cuando tenía 4 años!", se alegra sobre la participación del cantautor santafesino en “Estrela estrela”, del gaúcho Vitor Ramil. La otra invitada del disco es la pianista Nora Sarmoria, en la zamba “Mi canto es distancia”, de la dupla compositiva Rafael Paeta-Oscar Matus. "Grabé la zamba de mi abuelo", enfatiza. La sutileza de músicos como Juan Pablo di Leone (armónica, flauta), Fabián Miodownik (batería, percusión), Pato García (guitarra) o el mismo Norberto Córdoba (bajo, piano) acompaña las canciones.
-Desde el punto de vista artístico, ¿Qué te transmitió tu abuela?
-De mi abuela aprendí todo. Yo crecí con mi abuela. Está en todo lo que hago. Mis papás y mi abuela están siempre en todo.
-En “Mi canto es distancia” tu registro vocal se asemeja al de tu abuela…
-Yo no creo cantar parecido a mi abuela, mi timbre no es parecido, por suerte. De todo el disco, la única canción específicamente de un género folklórico argentino es esa zamba y ahí en nuestro ADN argentino se nos mete la voz de Mercedes. Soy Matus, la música deviene de ahí también.