Si ganar un Grand Slam a los 35 años, a casi 17 de haber logrado el primero y después de seis meses sin jugar por una lesión que lo hizo pensar en el retiro no tenía ya suficiente mérito, Rafael Nadal le agregó varias dosis de condimentos extras para que su coronación en el Abierto de Australia se tornara épica. Con un guion de tintes hollywoodescos, como un si fuera un capítulo más de la saga de Rocky, el español levantó un partido que parecía perdido y venció en cinco sets y tras una batalla de casi cinco horas y media al ruso Daniil Medvedev para lograr así su Grand Slam 21 y separarse de Novak Djokovic y Roger Federer, que se quedaron con 20 cada uno. La lucha en la pelea por ser el mejor tenista de la historia sumó un nuevo hito, con ribetes de hazaña para el español.

El marcador final dirá que Nadal se impuso por 2-6, 6-7 (5-7), 6-4, 6-4 y 7-5 en cinco horas y 24 minutos. "Sin dudas estoy muy feliz porque creo que fue uno de los partidos más emocionantes de toda mi carrera y haberlo jugado ante un gran campeón como Medvedev es un orgullo y un honor", sintetizó Nadal con el trofeo de Melbourne ya entre sus brazos, después de un gigantesco abrazo con su padre Sebastián y con el resto del equipo que encabeza Carlos Moyá. Es que había que remontarse hasta 2007 cuando superó al también ruso Mikhail Youzhny para encontrar otro partido de Grand Slam en el que Nadal remontó dos sets de desventaja antes de celebrar la victoria. 

Pero más allá de los dos sets, lo más destacable de Nadal fue la manera en la que fue torciendo un partido en el que estaba siendo claramente superado y, como si se tratara de cualquier versión de Rocky, estaba contra las cuerdas a punto de ser noqueado. Del otro lado, Medvedev, el Ivan Drago 2.0, era el antihéroe perfecto: golpeaba de derecha o de revés con la misma soltura, lastimaba con su servicio y machacaba sobre un Nadal que no encontraba respuestas. Y claro, ni siquiera se inmutaba ante un público que ya lo tomó como blanco preferido para silbarlo o abuchearlo.

El abrazo de Rafa con su padre Sebastián. 

Para colmo, cuando Nadal amagaba con reaccionar, como cuando quebró en el segundo parcial y tuvo un set point sacando 5-4, el ruso devolvía el impacto y volvía a marcar diferencias. Así se llegó el momento clave del partido, cuando Nadal sacaba 2-3 y 0-40 en el tercer set. Medvedev tenía todo servido para darle el golpe de gracia , pero el español no se rindió y trabajó generar la reacción que terminó con una victoria para la historia.  

"¿Rafa, no estás cansado?", bromeó el propio Medvedev durante la entrega de premios, cuando reconoció que pensaba que podía ganar el partido por el desgaste de su rival tras perder los primeros dos set. "Pensé que se iba a cansar y tal vez se cansó un poco, pero aún así ganó el partido. Eres un campeón increíble", completó el ruso, que admitió que no sabía que decir tras jugar cinco horas y media e igual perder el partido. 

Pero más allá del número dos del mundo, todos los flashes estaban con Nadal, que se mostró emocionado como pocas veces con su conquista. “Sin dudas esto puede ser uno de los momentos más emocionantes de mi carrera. Va a quedarse en mi corazón durante mucho tiempo", reconoció el mallorquín, que hace un mes ni siquiera sabía si iba a poder participar del certamen cuando estaba atravesando el coronavirus. Y unas semanas antes, tampoco lo sabía, cuando su lesión crónica en el escafoides del pie izquierdo lo tenía a mal traer y le provocaba molestias en otras partes de su cuerpo. Por eso, no dudó en reconocer que su retiro está muy cerca. “Pude haber dicho fácilmente que este iba a ser mi último Abierto de Australia, pero voy a hacer lo imposible por estar el próximo año”, confesó en medio de la celebración. 

Lo concreto es Nadal dio un golpe sobre la mesa en la lucha por ser considerado el mejor tenista de todos los tiempos. Con el título en Melbourne llegó a 21 y se despegó de los 20 de Federer, que ya avisó que no regresa por lo menos hasta Wimbledon y que con 41 años y casi dos sin jugar no parece tener muchas chances de seguir sumando, y de Djokovic, que deberá replantearse su postura antivacunas si pretende continuar en la pelea en igualdad de condiciones. El serbio, deportado de Australia tras su disputa con las autoridades judiciales y gubernamentales, dejó pasar su gran chance en su torneo preferido -lo ganó nueve veces- y su futuro en el circuito es bastante incierto, más allá de que podría ir a defender su título de Roland Garros por haber tenido coronavirus en los últimos seis meses.

Pero en medio de esa lucha, los astros del tenis moderno siguen mostrando su deportividad: tanto Federer como Djokovic felicitaron a Nadal por haberlos superado. "A mi amigo y gran rival: felicitaciones, de corazón, por ser el primero en ganar 21 títulos de Grand Slam", escribió Federer en su historia de Instagram. "Hace unos meses bromeábamos con que ambos estábamos en muletas. Nunca subestimen a un gran campeón. Estoy orgulloso de compartir contigo esta era", añadió el suizo, que se encuentra recuperándose de una operación de rodilla y no juega en el circuito desde los cuartos de final de Wimbledon en 2021.

En tanto, el número uno del mundo destacó el espíritu de lucha que mostró el español para quedarse con el triunfo y el título. "Felicitaciones a Rafael Nadal por el vigésimo primer Grand Slam. Increíble logro. Impresionante el espíritu de lucha que prevaleció en todo momento. Enhorabuena", escribió el serbio en su cuenta de Twitter, en un mensaje en el que también felicitó Medvedev por su gran partido. Es que por más que el premio mayor sea el lugar en la historia, a esta altura cada logro de uno de ellos engrandece lo conseguido por los otros dos.