Desde Lisboa
En un día marcado por el llamado a votar para luchar contra la abstención, el Partido Socialista del primer ministro António Costa fue vencedor de las elecciones parlamentarias con el 42% de los votos, porcentaje que lo coloca a muy corta distancia de la deseada mayoría absoluta de la Asamblea de la República en Portugal.
Desde que tuvo lugar la Revolución de los Claveles, el 25 de abril de 1974, esta es la 17ª elección parlamentaria y en este caso se disputan 230 escaños del Congreso. Los resultados reflejan la clara victoria de Costa, actual gobernante socialista, quien supera al conservador Rui Rio por más de 12 puntos. Sin embargo, estos números obtenidos no le garantizan al líder socialista la posibilidad de conformar el Ejecutivo en solitario.
Con una izquierda debilitada y ante un claro avance de la extrema derecha se abre todo un abanico de posibilidades: acuerdos parlamentarios o de gobernación, pactos a la izquierda, al centro o a la derecha, son varios los caminos abiertos para el gobierno socialista después de estas elecciones. Hasta una lejana pero no imposible mayoría absoluta al filo de la madrugada.
Las lecturas que se hacen sobre estos resultados son, por un lado, el reconocimiento de los favorables niveles de empleo conseguidos, así como el buen desempeño del Gobierno durante la pandemia, con más del 90 por ciento de la población completamente vacunada (una de las tasas de vacunación más altas del mundo).
Por otra parte, es concreto el voto castigo de los “progresistas” portugueses al “Bloco de Esquerda” y al Partido Comunista Portugués, culpabilizándolos por desencadenar la crisis y las consecuentes elecciones anticipadas cuando votaron en contra del Presupuesto 2022.
Dar por finalizada la crisis
Portugal busca y necesita dar por finalizada una crisis política que se originó en 2019 cuando se interrumpió el romance entre las fuerzas de izquierda, aquella famosa “Geringonça”, el "milagro portugués" que logró sacar al país del pozo de austeridad y dificultades en el que se encontraba.
Sin embargo, no parece que los dados estén lanzados para su reedición.
La relación de Costa con sus socios de la izquierda está más deteriorada que nunca y la realidad es que está cada vez más cerca de conseguir gobernar en solitario.
Rui Rio, líder de la mayor fuerza opositora, el Partido Social Demócrata, sufrió una desastrosa derrota al obtener el 30 % de los votos, uno de sus peores resultados históricos.
Los números electorales señalan una evidente fuga de votantes hacia los nuevos partidos: “Chega” (antisistema, de ultraderecha) e Iniciativa Liberal (Libertario).
Rui Rio había sido reelegido en unas primarias celebradas en diciembre pasado y ahora resta saber si continuará con su liderazgo o si, ante los resultados electorales, el Partido Social Demócrata se ve obligado a hacer una profunda autocrítica.
Tercera fuerza
La tercera fuerza política es la herramienta fundamental para la formación del nuevo gobierno, ese tercer lugar que se disputa entre “Chega” e “Iniciativa Liberal”, y todo parece indicar que será el ultraderechista André Ventura quien lo ocupe al acercarse al 7% de los votos.
El “Bloco de Esquerda” asume su derrota y pierde casi la mitad de su bloque, dejando su lugar de tercera fuerza política, cuyo mantenimiento fue su principal objetivo durante la campaña.
Uno de los primeros líderes europeos en saludar a António Costa por Twitter fue Pedro Sánchez, Jefe de Gobierno español: “Parabéns querido @antoniocostaps por tu victoria. Portugal ha apostado una vez más por un proyecto socialdemócrata que aúne crecimiento y justicia social. Juntos seguiremos impulsando en nuestros países y en Europa una respuesta socialista a los retos que compartimos”.
Aunque en esta ocasión sin llegar al 50%, con un número menor al de las últimas legislativas, la abstención, esa pesadilla que azota las elecciones portuguesas desde hace décadas, volvió a jugar un rol destacado.
La Asamblea de la República de Portugal está compuesta por 230 miembros elegidos por un período máximo de cuatro años. Del total de escaños, 226 se asignan entre las circunscripciones del territorio nacional en proporción a su número de electores registrados.
Los votantes portugueses que residen fuera del territorio nacional se agrupan en dos circunscripciones electorales, Europa y el Resto del Mundo, cada una de las cuales elige a dos miembros de la Asamblea.