Luego del triple crimen de Rosario, el secretario de Seguridad de la provincia de Santa Fe, Jorge Bortolozzi, pidió mayor colaboración de la Justicia federal y provincial para hacerle frente al narcotráfico. El funcionario remarcó que la fiesta de casamiento a la que había ido la pareja asesinada con su bebé no era un evento “inocente”, sino que “era la película El Padrino”.
"La obscenidad que hemos visto nos demuestra el poder económico y la impunidad de estos grupos. Era una típica fiesta mafiosa, teniendo en cuenta la nómina de los invitados, el despliegue, la movilidad. Esto no era una fiesta inocente, era la película de El Padrino", sostuvo.
La fiesta de casamiento
La fiesta celebraba el casamiento de Esteban Enrique “Pinky” Rocha y Brisa Milagros Leguizamón Ferreyra. La pareja había sido procesada acusada de "integrar una organización dedicada al traslado, acopio, fraccionamiento y comercialización de estupefacientes” cuya principal zona de influencia es el barrio La Cerámica, de la zona norte de Rosario.
En el caso de Leguizamón Ferreyra, señalaron fuentes policiales al diario La Capital, "tenía fijada prisión domiciliaria en un domicilio de Rueda al 200 bis, del barrio Tablada, en la zona sur de Rosario, al parecer porque tiene hijos pequeños a su cuidado".
"Pinky" Rocha, en tanto, "había sido excarcelado por la Justicia Federal de Buenos Aires". En junio de 2019, fue procesado con prisión preventiva por “tenencia (de estupefacientes) con fines de comercialización, distribución y almacenamiento”. Al año siguiente, el procesamiento fue confirmado pero la defensa pidió que el acusado continuara el proceso en libertad.
“Esto no puede repetirse”
"No es solamente una cuestión de quienes se dedican a traficar. El corazón de todo este entramado es el lavado de activos, la obtención de recursos económicos de manera ilícita y después la inversión. Para eso hay mucha gente que no va a esas fiestas, que tiene otra pertenencia social, económica, educativa y son los que realmente están detrás de todos estos crímenes”, agregó Bortolozzi.
Para el funcionario, lo ocurrido "fue una radiografía de la debilidad que tenemos con los delincuentes". "No hay ninguna duda de que esto no puede repetirse. El rol del Estado tiene que ser diferente, sino de entrada perdemos la guerra. Estamos siempre corriendo detrás de los acontecimientos”, expresó.
El crimen
Alrededor de las 4 de la madrugada del sábado, las víctimas del triple crimen, Iván Maximiliano Giménez (35), Erika Vanesa Romero (37) y su hija Elena (1), se retiraron del casamiento en un automóvil Audi TT blanco. Antes de tomar la ruta nacional 34, fueron abordados por los ocupantes de una camioneta, quienes les dispararon.
Giménez recibió entre 8 y 10 balazos calibre 9 milímetros y su hija Elena 6 impactos. Ambos fueron trasladados en una camioneta Volkswagen Amarok, conducida por un invitado al casamiento, hasta el Hospital Escuela Eva Perón, de la vecina ciudad de Granadero Baigorria, al que llegaron muertos.
Después del tiroteo, Romero y el auto desaparecieron de la zona de los disparos. Alrededor de las 5 de la mañana, vecinos del barrio Espinillo alertaron que en un camino rural a unas 35 cuadras del salón de eventos se estaba quemando un auto. Cuando los bomberos extinguieron el fuego, hallaron a Erica Romero muerta en el interior.