En estas Eliminatorias Sudamericanas, la Selección Argentina puso en evidencia su gran confiabilidad. Ganó partidos difíciles y enrevesados en escenarios y ambientes adversos. Y ganó también donde muchas de sus antecesoras perdieron. Cuando falta un solo juego como visitante (ante Ecuador en Quito), el balance más allá de las fronteras asoma impecable: derrotó a Bolivia en La Paz (2-1), a Perú en Lima (2-0), a Venezuela en Caracas (3-1), a Uruguay en Montevideo (1-0) y a Chile en Calama (2-1). Sólo igualó con Colombia en Barranquilla (2-2) y con Paraguay en Asunción (0-0). Con Brasil, el juego quedó inconcluso y es posible que se lo complete aún después de terminada la competencia rumbo a Qatar.
La marca actual de 17 puntos ganados sobre 21 posibles como visitante supera en eficacia a la que entre 2000 y 2001 cosechó la Selección de Marcelo Bielsa camino al Mundial de Corea-Japón 2002. Aquel equipo, que ganó esas Eliminatorias con 43 puntos y también se clasificó con cuatro fechas de anticipación, obtuvo 18 unidades sobre 27 jugadas de visitante: venció a Venezuela, Colombia, Perú, Chile y Ecuador, igualó con Bolivia, Paraguay y Uruguay, sólo perdió ante Brasil (3-1 en San Pablo) y recogió una efectividad del 66,67%. A falta de dos partidos, la Selección de Lionel Scaloni ha logrado el 80,95% de los puntos disputados fuera del país, lo que hasta aquí constituye el mejor rendimiento en esa situación desde que las Eliminatorias se juegan con el formato vigente de todos contra todos a dos ruedas.
Entre la Copa América de 2020 y estas Eliminatorias, la Selección Argentina ha recobrado una autoridad a nivel sudamericano que parecía haber extraviado entre 2014 y 2019. Los grandes equipos ganan hasta cuando no juegan bien y el cuadro de Scaloni parece haberse acostumbrado a esto, aún sin tener en la cancha a su estrella, Lionel Messi. El jueves pasado ante Chile, a un primer tiempo interesante y con buen manejo de la pelota, sobrevino una segunda etapa en la que el partido pasó a ser controlado por los trasandinos. Pero aún en fase de aguante, la Selección no resignó solidez y orden y mostró personalidad. No es poco cuando falta menos de un año para la Copa del Mundo.
De todos modos, faltan los exámenes más importantes. Y estos se empezarán a rendir desde el 1º de junio cuando en el estadio de Wembley, la Argentina enfrente a Italia por la Finalísima de los campeones continentales. Hace más de dos años que la Selección no juega contra un seleccionado europeo y ese partido y los otros tres amistosos que Scaloni reclamó para junio y septiembre ante representativos de primer orden darán una pauta bastante aproximada del estado del equipo a sesenta días de la máxima cita. A nivel sudamericano, la confiabilidad está fuera de toda duda y así lo reflejan los muy buenos números de estas Eliminatorias. Un Mundial es un salto a otro nivel. Recién ahí se verá para qué está la Selección.