Sin voz. Señalados. Estigmatizados. Asociados al delito y a las violencias. Siempre hablados por otros. Hablados por un discurso político-mediático que recarga sobre ellos características negativas.
Juventud y pobreza en los medios de comunicación
No son una minoría, las y los jóvenes en situación de pobreza son un grupo mayoritario en nuestra sociedad. Según el informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) del primer semestre de 2021: la población bajo la línea de pobreza es el 40,6%. En cuanto a los grupos de edad según condición de pobreza, se destaca que más de la mitad (54,3%) de las personas de 0 a 14 años son pobres. El porcentaje total de pobres para los grupos de 15 a 29 años es de 48,5%.
Mayorías silenciadas: el último Monitoreo de noticieros televisivos de canales de aire de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires de la Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual sostiene que las noticias del tópico “Niñez y adolescencia/ Juventud” representaron solo el 3,1% del total monitoreado. De ese grupo de noticias solo el 5,4% correspondieron a testimonios de niños, niñas y adolescentes. Es decir que, mayormente, este sector de la población tuvo escasa participación a la hora de hablar de sus asuntos en los noticieros televisivos.
Para el escritor, periodista y capacitador de la Defensoría del Público, Hugo Muleiro, “sobre adolescentes y jóvenes que padecen pobreza, casi todos los contenidos las y los presentan como un sector amenazante para la sociedad. Es decir que un conjunto de millones de personas es estigmatizado, ocultando que la inmensa mayoría estudia, trabaja, colabora en sus hogares y comunidades, busca oportunidades que una sociedad fuertemente desigual les niega. Impera hacia ellos, además, un discurso que promociona el control y la represión”.
“En los temas que les conciernen, a este sector de la juventud le es negado su derecho a dar a conocer sus acciones, sus informaciones, su visión del mundo, en suma: el derecho a expresarse. Las y los adultos son quienes aparecen siempre refiriéndose a ellas y ellos, a menudo en tono de condena. Es un rasgo fuertemente antidemocrático de nuestro sistema de medios, con las excepciones del caso”, concluye Muleiro.
Convención de los Derechos del Niño de la ONU
Recordemos que, según la Convención de los Derechos del Niño, que tiene jerarquía constitucional en nuestro país, los niños y las niñas tienen derecho a la libertad de expresión, a expresar su opinión libremente en todos los asuntos que los afecten y a ser escuchados.
El escritor, poeta y director de cine, Cesar González, afirma en el libro “El fetichismo de la marginalidad”: “en la actualidad, el mito del villero violento está lejos de ser derribado”. Esta solidificado “no solo de forma salvaje a través de los noticieros, sino también a través de series y películas en las que sus creadores no admitirán jamás que disfrazan su racismo y que contribuyen a la construcción del villero como monstruo”.
Con un discurso profundamente clasista y discriminatorio recientemente se debatió sobre la realidad de los niños que no pudieron ir a la escuela. Ahora bien, ¿ellos pudieron hablar de sus realidades? ¿pudieron expresar las violencias e inequidades que padecen? Y también pienso en nuestra contradicción: ¿cuántas jóvenes en situación de pobreza pudieron escribir en este espacio y analizar cómo son representados?
Cuestionar los rasgos antidemocráticos de nuestro sistema de medios es imprescindible en la construcción de una democracia más plena. Cesar González sostuvo, “no será odiado el verdugo sino el joven maligno retratado por nuestra cultura como patológicamente violento”. El desafío también será cuestionar a los verdugos y sus dueños que se alimentan de la inequidad y la exclusión de amplios sectores del pueblo.
* Licenciado en Comunicación Social UNLZ. Especialista en Comunicación y Culturas. Profesor de la UNRN.