En 1824 la Argentina contrajo su primer préstamo, lo hizo con el Banco Baring Brothers por un millón de libras esterlinas; sus fondos nunca fueron aplicados a los objetivos previstos originalmente y fue cancelado en 1947.
Estas son reflexiones que, publicadas el 11 de diciembre de 2019 en solicitadas en el Financial Times, New York Times o Wall Street Journal, por ejemplo , no hubieran permitido que la revisión del stand by que realizara el Fondo no fuera un ejemplo exacto de un sofisma o un ocultamiento elegante de la verdad y hubieran facilitado un diálogo con el Fondo en un marco más lógico.
Con buena fe y honestidad intelectual, el FMI: ¿puede negar que las fechas y montos de amortización del stand by eran incumplibles; que el monto del stand-by es excepcional por su proporción respecto del total de las facilidades otorgadas por el Organismo; que el principal impulsor del otorgamiento fue el señor Claver Carone (ex Director Ejecutivo de los Estados Unidos en el Fondo Monetario Internacional); una propuesta del expresidente Donald Trump; que su motivación era fruto de la voluntad política del expresidente Trump de apoyar al expresidente Macri; que se violó el Artículo VI, Transferencias de Capital, Sección 1, de los Artículos del Convenio del FMI (un miembro no puede utilizar los recursos generales del Fondo para cubrir una salida grande de capitales o sostenidas; o que tampoco se atendieron las políticas de acceso y límites en los tramos de crédito del Organismo?
¿Se puede negar que el escenario económico argentino (luego de la formalización del stand-by, el desembolso original, el aumento del monto y los posteriores desembolsos autorizados en las cuatro revisiones realizadas) se agravó constantemente y la caída por tres años consecutivos del producto bruto interno es la prueba irrefutable de ello; que los informes macroeconómicos elaborados en las cuatro revisiones y las proyecciones futuras que se presentaron en cada una de ellas, teniendo en cuenta la innegable inercia del comportamiento de la economía y los escenarios recesivos vigentes desde 2017, son inconsistentes y no revelaban la realidad de cada uno de los momentos económicos en que se llevaron a cabo; que en 2018 Argentina quedó fuera del mercado de crédito externo y que nunca más volvió a ser elegible?
¿Se puede negar que no es económicamente factible, que no es lógico, pensar en la amortización de la totalidad
del préstamo del Fondo mientras contemporáneamente se debe atender a la cancelación de la deuda externa
contraída desmesuradamente por el Gobierno anterior (Mercado 60%, FMI 40%); que es necio, imposible, duplicar
el esfuerzo financiero en el mismo período porque en el marco de los paradigmas económicos del Fondo suponer que el crecimiento de la economía, permitiría lograr un ratio de endeudamiento/PBI apto para poder participar nuevamente en el mercado de crédito y facilitar el roll over de toda deuda?
¿Se puede negar que el FMI, debe asumir su responsabilidad en esta catástrofe económica y que el Gobierno Nacional no ha tenido responsabilidad alguna en estos disparates de análisis, otorgamiento, aumento y revisiones?
Una Reflexión
Argentina no puede ni debe pagar el recargo de tasa de interés definido por el Fondo.
Argentina necesita un esquema stand-by de amortización que sea compatible con la posibilidad de recuperar el mercado voluntario de crédito, que ya es fundamental para amortizar la deuda renegociada con ese sector.
Argentina no puede repetir la experiencia de Grecia.
*Ex Jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad