La petrolera YPF aumentó los precios de sus combustibles un 9 por ciento en promedio a nivel nacional a partir de este miércoles. Es la primera suba que aplica en el surtidor desde mediados de mayo del año pasado. A través de un comunicado, la dirección de la compañía lo justificó “con el fin de sostener su plan de crecimiento para 2022 en un contexto de prudencia financiera y en el marco de la evolución de los últimos meses de ciertas variables macro locales e internacionales”. En las próximas horas se espera que el resto de las petroleras también actualicen sus precios.
En la Ciudad de Buenos Aires, el litro de nafta súper pasó de 90,4 a 99 pesos (9,5 por ciento), el de nafta premium de 104,8 a 116,50 pesos (11,1), el de gasoil común de 84,90 a 93 pesos (9,5) y el de gasoil premium de 99,90 a 113,40 pesos (13,5 por ciento).
El 12 de marzo del año pasado el presidente de YPF, Pablo González, y el CEO de la compañía, Sergio Affronti, convocaron a algunos medios de comunicación a la sede central de la compañía en Puerto Madero. Allí anunciaron un plan de inversión de 2700 millones de dólares para 2021, un 73 por ciento más del escaso volumen que la compañía había desembolsado en 2020, en plena pandemia de coronavirus.
En agosto de 2020 la compañía ya había comenzado a realizar ajustes periódicos que en marzo del año pasado acumulaban un 35 por ciento (40 por ciento en Capital Federal). Sin embargo, los ejecutivos informaron entonces que de ese aumento solo el 14 por ciento había ido a recomponer la rentabilidad de la firma. El resto había obedecido a incrementos impositivos y a la suba de los biocombustibles. Fue por ello que ese 12 de marzo González y Affronti anticiparon que los precios volverían a subir un 15 por ciento más en tres etapas para ayudar a financiar el plan de inversiones.
Hubo un ajuste a mediados de marzo de 2021, otro en abril y el último en mayo. De ese modo, la firma acumuló a lo largo del año pasado una recomposición nominal que estuvo en el orden del 35 por ciento y se terminó quedando corta frente a la inflación superior al 50 por ciento y una cotización del barril de petróleo Brent que en el mismo período subió 120 por ciento. Algunos directivos dentro de la compañía presionaron para lograr una recomposición adicional después de las elecciones, pero desde la política se les bajó el pulgar y los precios quedaron sin cambios el resto del año.
En el sector esperaban que el mes próximo hubiera un anuncio de nuevos aumentos como ocurrió el año pasado, pero finalmente el aumento de precios se adelantó. El resto de las empresas celebraron la decisión de YPF. Si bien el mercado está formalmente desregulado, como YPF concentra más del 55 por ciento del mercado, en los hechos le marca el paso al resto de las compañías y ninguna se desmarca. Todas esperan que YPF mueva su ficha para ir detrás ya que si aumentaran por las suyas probablemente perderían todavía más mercado a manos de YPF.
Para YPF tampoco es un escenario sencillo. El congelamiento de los combustibles provocó un desequilibrio en el mercado y las empresas y productores rurales que compran en el mercado mayorista desde hace tiempo venían pagando un precio mayor que el vigente en los surtidores. Esa situación podía terminar derivando en un cuadro de desabastecimiento, sobre todo lejos de los flashes de la Capital Federal. Por ese motivo, este miércoles los estacioneros celebraron la decisión de la petrolera controlada por el Estado Nacional. El presidente de la Confederación de Entidades de Hidrocarburos (Cecha), Gabriel Bornoroni, aseguró que el aumento dispuesto por YPF le da “un respiro” a las 5 mil estaciones de servicio y a las 65 mil familias que sostienen su operación. “Estamos atravesando una situación compleja, con altos costos e ingresos a la baja desde hace casi nueve meses; y esta medida trae un poco de alivio para el sector”, planteó el dirigente tras el anuncio.
Consultado sobre la posibilidad de que esta corrección de precios se traslade a los valores de la canasta básica de alimentos, Bornoroni insistió en que "es necesario desterrar ese mito". Según informes elaborados por la entidad en base a datos del Indec, un 10 por ciento de incremento en el precio de los combustibles incide en un 0,04 por ciento en el Índice de Precios al Consumidor. “Esa es la realidad, que los actores de la economía utilicen esto como un aval para aumentar todo es otra cosa”, aseguró.
En el sector afirman que el aumento también servirá para evitar el desabastecimiento de gasoil de cara a la próxima cosecha. El gasoil faltante se suele cubrir con importación y el desfasaje entre el precio de importación y el valor local venía operando como un desincentivo para realizar esa operación. Los privados tratan de no importar y el costo termina recayendo sobre YPF que es la empresa encargada de garantizar el abastecimiento interno y termina realizando la compra a pérdida.