Creo de manera general que la cuestión del cuerpo es problemática para todos, para cualquier corriente de pensamiento, y que la cuestión del cuerpo es un punto que es a la vez enigmático y casi imposible de tratar en el campo de las personas que se sitúan en el espacio del pensamiento; como si hubiera una forma de resistencia casi espontánea para integrar la cuestión del cuerpo de una manera real en el discurso del pensamiento.
Por eso, en mi libro El sexo de los modernos le doy mucha importancia a espacios que no son espacios de pensamiento, sino que son espacios de representación plástica como el cine, como la pintura, como la fotografía... Por eso puse en la portada de mi libro la extraordinaria fotografía de Andy Warhol titulada Self-Portrait in Drag, donde, sin embargo, el cuerpo no está presente, pero en cualquier caso hay una creación plástica que está encarnada. Pero más allá de esta fotografía -que quería tener porque es también, para mí, muy demostrativa de mi proyecto, de mi propósito y de que interpelaba directamente al lector sobre lo que significaba precisamente la identidad sexual-, en el libro, sobre todo en gran parte, a partir del travesti, exploro la cuestión del cuerpo, pero desde la intrusión de imágenes del cuerpo en los textos del -diría- del saber. Eso va desde la fotografía del travesti japonés en el El imperio de los signos hasta la pintura en la que Lacan habla de Eros y Psique -que analizo-, pasando por todo tipo de objetos visuales, muchos alrededor de Deleuze, en torno a la cuestión de la fotografía como soporte mismo del fantasma masoquista, y nuevamente con este momento en el que tal vez haya algo allí, único de Butler, donde la cuestión del cuerpo surgirá en su análisis de la película Paris is burning de Jennie Livingston –que es una película bastante extraordinaria, un documental sobre travestis afroamericanos o latinos en Nueva York, alrededor de su casa, su casa de bailes travestis– que analiza, mientras que efectivamente, como dice, me parece que la cuestión del cuerpo está muy poco presente, en cualquier caso, poco pensada en el texto butleriano.
Allí, ella se interesa por una relación precisamente que yo llamo alucinatoria, donde la imagen -precisamente la imagen del travesti- provoca una erupción del cuerpo, pero de un cuerpo en particular, que perturba precisamente la percepción habitual, que casi frustra la mirada, y donde ve cosas que quizás sola ella ve, en cualquier caso, que en mi opinión toman una forma alucinada. Todos estos ejemplos que les acabo de dar, empezando por el travesti japonés Barthesian, pasando por Lacan, pasando por Deleuze hasta Butler, son interesantes porque es sólo a partir de la imagen que efectivamente el pensamiento -me parece- puede enfrentar la cuestión del cuerpo, más allá, en una reflexión que estaría fuera de la percepción, fuera de la vista, el cuerpo es casi impensable.
*Entrevista completa Género y Cuerpo en Lacan Web Television – 2022/01/23