La pareja que se casó el viernes, en la previa del triple crimen de Ibarlucea, integrada por Brisa Leguizamón y Esteban "Pinky" Rocha llegará a juicio en pocos días, como "eslabones inferiores" de la banda liderada por Olga "Tata" Medina. Se trata de la causa por la que ambos tienen orden de captura de la Justicia Federal, ya que si bien no están implicados más que como testigos en la investigación por los crímenes de Iván Giménez, Érica Romero y su hija Elena, sí son requeridos ante incumplimientos con la Justicia Federal, donde se encuentran procesados desde hace un tiempo: ella tenía que estar en prisión domiciliaria, mientras que Rocha estaba en libertad por decisión de la Cámara de Casación porteña, pero fue declarado en rebeldía porque no se presentó a la citación del Tribunal. El abogado de Brisa, Martín Frassi, dijo en Canal 3 que la joven teme presentarse porque no tiene con quien dejar a sus hijos y agregó que permanece en shock, ya que fue quien sacó a la beba baleada -incluso dijo que su vestido quedó manchado de sangre- del Audi TT donde circulaban las víctimas, invitadas a su casamiento, quienes también estaban siendo investigadas por el Federal, en otra causa.
Mientras se espera dar con los recién casados, en una boda que se calificó como "lujosa", se pudo saber bajo qué acusación y con qué otras personas los contrayentes serán juzgados desde el 14 de febrero, en el marco de la investigación de la Justicia Federal a una organización liderada por "la Tata" Medina -condenada en otra causa, en 2020- y que tiene procesadas a otras diez personas, por "traslado, acopio, fraccionamiento y comercialización de estupefacientes, con influencia en barrio La Cerámica". El fiscal del juicio será Federico Reynares Solari, y el tribunal estará compuesto por Otmar Paulucci, Ricardo Vázquez y Germán Sutter Schneider.
La causa por la que, en total, trece personas deberán sentarse en el banquillo de acusados, comenzó el 25 de abril de 2016. Ante una serie de denuncias, la Fiscalía Federal N° 1 solicitó medidas de investigación que incluyeron informes, tareas de observación y vigilancia, además de intervenciones telefónicas. Con todo se "arribó a la conclusión de que el presunto accionar delictivo era de importante magnitud y sería llevado a cabo bajo de forma organizada, con la participación de diferentes miembros y bajo directivas de Medina".
Sobre la actividad de la que se los acusa, la requisitoria de elevación a juicio de la fiscal N° 1 Adriana Saccone y el fiscal de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) Diego Iglesias expresa que "quedó cristalizada en numerosas comunicaciones". Y agrega que en las mismas, "los interlocutores hacían referencia a la coordinación de presuntas actividades de venta, armado, abastecimiento de estupefacientes, como así también a las sumas de dinero obtenidas con la posible comercialización de drogas, y quedando en claro que estos desempeñaban el rol de revendedores del material estupefaciente".
Entre los nombres aparecen Brisa y su pareja, Esteban Rocha. Sobre ellos, el requerimiento expresa que "se pueden ver conversaciones de las que surge que realizaban actividades vinculadas" con la banda. En la estructura, un hombre y una mujer aparecen como "los encargados de coordinar la comercialización al menudeo en distintos puntos de venta", a cargo de otras personas también procesadas en la causa y de la pareja conformada por los recién casados, que son calificados como "eslabones inferiores". También aparecen otros nombres implicados como "eslabones intermedios". La prueba reunida llevó a que el Ministerio Público solicitara una serie de allanamientos realizados en abril de 2019.
Por esa causa, en la que aún no se hizo pedido de pena, Brisa estaba en prisión domiciliaria ya que tiene dos hijos pequeños, y según dijo su abogado, el pedido de permiso para asistir a su boda llegó en plena feria, por lo que no fue respondido. Con el triple crimen, se advirtió el incumplimiento y la Justicia Federal le revocó el beneficio, el mismo fin de semana. En el caso de Rocha, estaba en libertad por decisión de la Cámara de Casación porteña, que esta semana fue cuestionada, ya que en el fuero local se había ordenado la prisión preventiva. Hasta anoche, ambos tenían orden de captura activa.
El sacerdote de la parroquia San Antonio de Padua que el viernes pasado casó a Brisa Leguizamón y a “Pinky” Rocha, sostuvo que parecían una pareja como cualquiera otra, que se acercaron a la iglesia porque “querían la bendición de Dios” pero recordó que al día siguiente los vecinos comentaron el “fastuoso” auto en el que llegó Brisa, ahora prófuga.