Andrea Fiorino y Claudia Schujman hacen un precioso alarde de presencia actoral en Crónica de una debacle, que aborda con humor la esencia del teatro, y el vacío que sufrió durante la pandemia, un momento límite que profundizó olvidos y abandonos. Tragedias colectivas -y personales- se cuentan con una sonrisa, para dejar en el aire la necesidad política de una apuesta al arte escénico. La puesta de luces es de Romina Mazzadi Arro, el diseño gráfico y la edición de sonido de Fabio Sbergamo, la fotografía de Claudio Perrin, y contaron con la colaboración de Vilma Echeverría, David Gastelú, Myriam Cubelos y Sergio Escobar (Hoy y mañana, a las 21, en Espacio Bravo.)