Desde Roma
La derecha y la centroderecha italiana entraron en crisis durante las repetidas votaciones que bloquearon la rápida elección de un nuevo presidente de la República la semana pasada. El actual presidente Sergio Mattarella fue el único candidato que el sábado logró la mayoría de votos necesarios. Y este jueves asumió su segundo mandato que durará otros siete años.
En su mensaje ante el Parlamento pero dirigido también a los ciudadanos italianos, el presidente fue contundente en cuanto a los objetivos de la nueva Italia post pandemia. Esa Italia debe basarse en la “dignidad” para contrastar la pobreza, liberarse de las mafias y la criminalidad, combatir la trata y esclavitud de los seres humanos, oponerse al racismo y al antisemitismo, eliminar la discriminación de la mujer y las violencias contra ellas, darle espacio a los jóvenes y a la sociedad el derecho a una información libre e independiente, mencionó entre otras cosas.
“Mi pensamiento en este momento está dirigido a todas las italianas e italianos, de todas las edades, de todas las regiones, de todas las condiciones sociales y orientación política. En particular a aquellos que están sufriendo más en este momento y que se esperan de las instituciones de la República la garantía de los derechos, el apoyo y respuestas concretas para sus malestares”, comenzó diciendo el Presidente.
Al construir la nueva Italia que se espera para el final de la pandemia, “no podemos permitirnos retrasos ni incertidumbres. La lucha contra el virus no ha terminado. La campaña de vacunación ha reducido mucho el riesgo, pero hay que seguir atentos. Es claro que la reactivación de todas las actividades está ligada a la difusión de las vacunas que ayudan a proteger a nosotros mismos y a los demás”, añadió. Pero Mattarella también subrayó que el relanzamiento de la economía debe estar marcado por la “sostenibilidad y la innovación”, estimulando la “transición ecológica y digital”. “Debemos tener instrumentos nuevos que sirvan para prevenir futuros posibles peligros globales”, añadió el Presidente que a continuación agradeció el trabajo realizado por las fuerzas de policía, carabineros y ejército y sobre todo por médicos, enfermeras y voluntarios empeñados en la tarea de combatir el virus. Y aquí estalló un rumoroso y largo aplauso de parte de las dos Cámaras que estaban asistiendo al discurso del Presidente.
“No podemos aceptar que ahora se levante nuevamente el tiempo del los enfrentamientos, en un continente que ha conocido las tragedias de la Primera y de la Segunda Guerra Mundial”, dijo Mattarella en tácita alusión a los movimientos de fuerzas armadas que se están haciendo intensos en el Mediterráneo, sobre todo rusas y de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), por las diferencias sobre Ucrania. Según el Presidente la exhibición de estas fuerzas deben dejar el espacio al “comprenderse recíprocamente a fin de que ningún pueblo pueda temer una agresión de parte de sus vecinos”.
Mattarella que también envió un saludo a papa Francisco “a quien toda Italia mira con mucho respeto”, subrayó el hecho de que si bien la ocupación ha aumentado últimamente, muchas mujeres son todavía excluidas del trabajo lo que constituye “uno de los factores que desaceleran” el desarrollo italiano además de ser un signo de “atraso civil, cultural y humano”, concluyó recordando a la actriz Mónica Vitti, que falleció este miércoles.
El complicado mundo político
Pese a las buenas palabras del presidente Mattarella, las polémicas entre los partidos y dentro de los partidos no terminaron, según trascendió a través de la prensa italiana. “Gran tensión en los partidos después del voto”, tituló el diario Corriere della Sera de Milán después de que fuera elegido Mattarella. Y en alusión a la tarea que deberá desempeñar el primer ministro Mario Draghi de ahora en más, el diario La Stampa de Turín comentó que “Draghi deberá mantener junta una mayoría cada vez más peleadora” . En efecto, del gobierno forman parte representantes del Partido Democrático , Artículo Uno, Italia Viva, todos de centro izquierda. Pero también del Movimiento Cinco Estrellas (centro), Forza Italia (centroderecha) y la Liga de Matteo Salvini (derecha).
Y desde que empezaron las votaciones, las diferencias entre estos partidos se hicieron más evidentes porque nunca se pudieron poner de acuerdo sobre un candidato a presidente y al final debieron reelegir a Mattarella para no seguir manteniendo a Italia en la inestabilidad que le causaría graves problemas incluso a nivel internacional.
Pero las disputas se desencadenaron también en las coaliciones. Fratelli d’Italia, el partido de ultra derecha liderado por Giorgia Meloni y aliado de Salvini y Forza Italia, se opuso todo el tiempo a los candidatos propuestos por sus aliados, incluso a Mattarella. Y al final dijo que según ella, la coalición de centroderecha debía ser refundada . Y al parecer ella querría ser la máxima dirigente de esa coalición dado que su partido ha subido notablemente en las encuestas que evalúan los votos que podría recibir cada partido.
Salvini por su parte, querría fundar una federación que incluya liberales y católicos entre otros, para dar vida a una suerte de versión italiana del conservador Partido Republicano de Estados Unidos. Y con este objetivo convocó el Consejo Federal de la Liga esta semana. Y según algunas versiones periodísticas habría dicho en la reunión que “Nosotros no tenemos que ver con Meloni”, lo que de alguna manera ha sido entendido como una ruptura con esa aliada. Berlusconi en cambio, parece simpatizar con la idea del futuro Partido Republicano a la italiana.
En el M5S se habla de diferencias entre el actual jefe del Movimiento, el exprimer ministro Giuseppe Conte, y el actual ministro del Exterior, Luigi Di Maio. Al concluir las votaciones del presidente, Di Maio declaró a la prensa que “algunos líderes han alimentado tensiones y divisiones. Tenemos que trabajar unidos”. Y al parecer a Conte no le gustaron estas declaratorios y le pediría que aclare ante la asamblea del M5S.
Todas estas disputas hablan también de que los partidos se están comenzando a reorganizar en vistas de las elecciones parlamentarias que deberían hacerse el año próximo.
Para algunos analistas, el PD está pensando en una suerte de “reinvención ideológica de la centroizquierda” dados los grandes cambios que la globalización y la pandemia han provocado en el mundo. Por ahora el PD estaría sobre todo trabajando sobre la elaboración de una nueva ley electoral para las elecciones del año próximo, ya que a partir de ese momento habrá un Parlamento reducido, de sólo 600 miembros y no de 945 como hasta ahora.
Al margen de las disputas, muchos aprecian el equilibrio existente entre Mattarella y Draghi que ofrece una gran estabilidad, no sólo para Italia hacia el exterior sino en vistas de los cambios que podrían producirse hasta las elecciones.