Desde hace 3 años las trabajadoras de La Nirva están luchando para poder seguir produciendo en la fábrica de alfajores y corren peligro de sufrir un desalojo, ya que así lo resolvió el juez Fernando D’Alessandro, del Juzgado Nacional en lo Comercial N°7 de la secretaría N°13. Por esto mismo el sábado pasado hicieron un festival solidario y están convocando a una marcha el 10 de febrero.

"Cada vez que llegaba la temporada de alfajores, que va de marzo a septiembre, la fábrica se llenaba de nuevos trabajadores, y si hacías las cosas muy bien te dejaban efectiva", cuenta Paula Rojas. Fue una de las últimas en quedar efectiva, con siete compañeros más. El dia que se enteró, llegó a su casa sin poder más de alegría. Entrar en la fábrica significaba tener un sueldo en blanco, vacaciones pagas, aguinaldo y aportes jubilatorios.

Cuando les preguntaba a sus compañeras y algunas le decían que estaban desde hacía más de 30 años, la felicidad era el triple. A su vida había llegado lo que todo joven puede anhelar: estabilidad. A los pocos meses llegó un nuevo dueño, Matías Paradiso, quien llevo a la quiebra otras fábricas. El dijo que iba a seguir todo igual pero al poco tiempo el personal administrativo no fue necesario. Después fueron los de maestranza, luego había demasiada gente en todos los sectores... El camino clásico para el vaciamiento de una empresa.

“Estamos viviendo un calvario, hoy somos 55 familias que necesitamos que nos escuchen, no nos pagan los sueldos, ni la obra social, tampoco nos hacen los aportes jubilatorios desde agosto de 2019. Nos llegaron a dar cheques sin fondos durante las fiestas”, cuenta Paula Rojas, tesorera de la Cooperativa.

Lo que había sido un sueño hecho realidad se convirtió en una situación desesperante. Las excusas fueron muchas, pero ellos sabían lo que pasaba porque siempre se escuchan esas historias pero nunca pensaron que les iba a tocar.

En marzo de 2020, al principio de la pandemia, mientras las trabajadoras estaban en su casa, los vecinos de Lomas del Mirador las llamaron para decirles que a la madrugada llegaban camiones que se llevaban la maquinaria.

“Estaban vaciando todo. Se estaban llevando nuestra herramienta de trabajo. En ese momento decidimos empezar a acampar. Un acampe que llevó dos meses”, dice Paula y recuerda: “Vivíamos de donaciones y de la venta de tortillas, porque no teníamos para alimentarnos. Nosotras nunca habíamos ido a la lucha, ni siquiera por un aumento de sueldo. Muchas de las trabajadoras son mayores y llevan más de 30 años en la fábrica y nos decían que si dejamos de pelear no íbamos a conseguir trabajo. Por eso nos quedamos”.

Cuando la situación no dio para más ingresaron a la planta y desde ese momento están en asamblea permanente, resguardando las máquinas y produciendo alfajores. “Nosotras demostramos que no necesitamos de ningún patrón, podemos producir solas. Estábamos acostumbradas a ir a nuestro puesto de trabajo y cuando se terminaba la jornada volvíamos a casa pero ahora nos quedamos después de hora, nos organizamos y pusimos la fábrica en pie de nuevo”, cuenta Rojas, orgullosa de lo que consiguió junto a sus compañeras.

Los dueños anteriores, cuando se enteraron de lo que estaba pasando, fueron hasta la fábrica y hablaron con ellos y les contaron algo que los dejó helados: Paradiso nunca terminó de pagar, consiguió la escritura y sólo pagó 1 de las 8 cuotas que tenía.

En las negociaciones con el sindicato y el Ministerio de Trabajo, Paradiso reconoció todas las deudas impagas que tenía y no cumplió ninguna de las promesas hechas. El martes 4 de enero les dieron el aviso a las trabajadoras de que habilitaron la feria judicial para dar lugar al pedido de desalojo y a los pocos días los abogados les dieron la noticia de que aceptaron la apelación para poder evitarlo.

El amor por el trabajo, por los compañeros y por la historia viva del alfajor está rindiendo sus frutos. Lo están logrando. Solamente necesitan que les acepten la apelación para no ser desalojadas por el "dueño" y que les entreguen las llaves para poder encargarse ellas como lo vienen haciendo desde La Cooperativa La Nirva Grandote.

Por esto es que se hizo un festival solidario el 29 de enero y se está organizando una marcha hacia la Cámara de Apelaciones desde el Obelisco, el día 10 de febrero a las 9 de la mañana, para acompañar la respuesta legal con una movilización. “No estamos solos: vecinos, organizaciones sindicales, sociales, políticas y personalidades apoyan nuestro justo reclamo”, dice Paula y agrega: “Queremos seguir produciendo alfajores y otros productos para mantener a nuestras familias”. 

Informe: Mercedes Chamli