Michel Temer dio marcha atrás y ordenó replegar las tropas del Ejército que había desplegado para reprimir las protestas en reclamo de que deje la presidencia de Brasil por los escándalos de corrupción en que está involucrado y convoque ya a elecciones. La decisión del mandatario de facto brasileño de sacar los militares a la calle estuvo precedida de una brutal represión por parte de fuerzas de seguridad, que dejó un saldo de 49 heridos, fue seguida por el despliegue de las fuerzas armadas determinado a través de un decreto presidencial.
El argumento de Temer para desplegar tropas militares en las principales ciudades brasileñas donde se reclama que deje el gobierno fue que era necesario mantener “la ley y el orden”. Semejante decisión provocó una fuerte reacción de diversos sectores sociales. El Congreso de Brasil, a su vez, había tildado de “exagerada” la orden de Temer.
Jaqueado por los escándalos de corrupción que hacen tambalear a su gobierno, Temer debió retroceder ante la crítica. "Considerando el cese de los actos de vandalismo y violencia y el consecuente restablecimiento de la Ley y el orden en el Distrito Federal, en especial, en la explanada de los Ministerios (…) queda derogado el decreto del 24 de mayo de 2017, que autoriza el empleo de las Fuerzas Armadas", justificó ahora el retiro de los militares de las calles brasileñas.