La intoxicación letal con cocaína adulterada en el conurbano bonaerense reinstaló debates sobre el consumo problemático de sustancias, y en ese contexto una de las voces autorizadas que ayer transitó la mesa de noticias de distintos medios fue la del sacerdote Fabián Belay, responsable de la Pastoral de la Drogadependencia de Rosario: afirmó en base a su experiencia que hay niños en la ciudad que se inician en el consumo de drogas duras "a partir de los 9 o 10 años" de edad. Dijo que el drama se percibía de antes, pero que la pandemia lo agravó ante la falta de espacios de contención como la escuela o los predios recreativos. En rigor, cargó contra el Estado municipal, como primera línea de atención en la salud pública.

"El inicio de consumo de drogas duras lo vemos en los 9 o 10 años. Lo vemos en los barrios, es triste, también es una consecuencia de la pandemia, cuando la escuela y los clubes de barrio no estuvieron presentes. Esto se venía dando en los barrios, pero lamentablemente se agravó. Se suma la falta de políticas del Estado municipal en cuanto a prevención y asistencia. Hay un vacío terrible. Se intenta tener respuesta en los hospitales, donde también están ocupados por la atención del covid y la atención de salud mental y adicciones ha quedado relegada", marcó Belay ayer en LT8

"No hay freno en cuanto a la edad para el inicio de consumo, e incluso para la iniciación en la venta (de estupefacientes). Es una realidad de todos los barrios, cada vez hay más chicos involucrados, y cada vez son de menor edad. En los barrios populares, zonas marginales, el gran problema de gente son las secuelas psiquiátricas crónicas que sufren a causa de estas adicciones. Vemos gente muerta, adolescentes, jóvenes que no pasan los 25 años y que para entonces ya viven en situación de calle, ya sin vínculos con una familia que lo contenga. Pareciera que algunos sectores de la política se quedaron con privilegios y han dejado su deber de ocuparse", señaló el religioso que integra el Foro de Adicciones Rosario, al portal RosarioPlus.

Propio de quien convive a diario y en los barrios con las consecuencias de la exclusión social y su impacto en la población más vulnerable, Belay relata lo que ve y su voz es desesperanzada. 

"Hace más de 6 años que pedimos que haya una guardia de salud mental por adicciones en hospitales, pero eso no está en la agenda de gobierno", recriminó.

"Los chicos que mueren en las balaceras no empezaron a consumir a los 15. Creo que se naturaliza que mueran adolescentes como parte de las noticias, y detrás de cada muerte hay chicos involucrados desde antes. Tenemos ya la tercera generación de familias de consumidores", describió.

La Pastoral que Belay integra mantiene en funcionamiento centros de día para niñez y juventud en barrios Tablada, Las Flores, San Martín Sur, Las Delicias, Ludueña, La Lata y Tío Rolo, y un refugio. Pero no alcanza. En cada efector hay lista de espera para jóvenes y madres que acuden en ayuda.

"Yo tengo esperanza de ayudar a un pibe, a dos, pero no alcanza si la política no lo toma en su agenda seriamente. No podemos lograr ni una guardia hospitalaria que atienda a un chico drogadicto. No hay una campaña de prevención como la hubo con el tabaco. Pero el alcohol y la droga no se toca", marcó.

La mirada sobre el centro municipal La Estación, en Tablada, es crítica: “Cuando abrió teníamos expectativas de que articule en redes, y hoy sólo es de asistencia, y no tenemos ningún vínculo con la Municipalidad sobre este tema. La ayuda a los jóvenes pobres que consumen droga, que son los más vulnerables, no es un tema de agenda hoy, y tampoco de las gestiones anteriores”.

El reclamo de Belay apunta solo al gobierno local: "Hoy en Rosario un joven que consume drogas no tiene un lugar para recuperarse. En el ámbito privado tampoco: los que hay están colapsados. Pedimos que fortalezcan los centros de alojamiento que tenemos, ampliar plazas", dijo. 

Y concluyó: "Mientras la pandemia se fue calmando y reabrieron espacios, la Municipalidad hoy invierte en arreglar peatonales y arterias del centro, en calles recreativas, mientras los barrios están prendidos fuego. Necesitamos que se invierta en los chicos de los barrios”.