A partir de la publicación de este medio, que visibilizó los despidos injustificados que denunciaban los trabajadores citrícolas de la firma Ledesma SAAI, radicada en la localidad jujeña de Libertador San Martín y que aseguraban que la razón que determinó las últimas 12 recisiones de contrato se debían a enfermedades o accidentes laborales, ahora se sumó la historia de Alejandro Dan Sotar, un joven que trabajaba en la azucarera y que en 2019 perdió su brazo derecho manipulando una maquinaria que ya estaba obsoleta.
Desde ese momento, Dan Sotar peregrinó entre la empresa y la Aseguradora de Riesgos de Trabajo Provincia ART, suplicando por la atención correspondiente y la provisión de un brazo ortopédico que le ayudara al menos a realizar algunas tareas. Pero llegó un año y medio más tarde, luego de que el trabajador accionó legalmente. Fue tanta la demora en su atención, que según los médicos que le colocaron la prótesis había perdido mucha fuerza, lo que hace más largo el proceso de rehabilitación y no permitirá que ese nuevo brazo funcione como corresponde.
El joven, de apenas 30 años, ingresó en julio del 2014, y desde el 2018 era obrero de agricultura temporario, siempre manejando la máquina plantadora de caña de azúcar G218, en la finca ubicada en El Talar, propiedad de la firma.
Su abogado, Nicolás Schick, contó a Salta/12 que la tarde del 15 de junio del 2019 su defendido sufrió la pérdida de su brazo derecho (el hábil) mientras se disponía a realizar la limpieza de la maquinaria a que utilizaba.
Schick subrayó que esa plantadora de caña ya se encontraba obsoleta por su antigüedad, que superaba los 20 años, “no estaba en buen estado, no tenía mantenimiento, se atoraba interrumpiendo su funcionamiento”, explicó el abogado. Según la víctima, debía destrabarla permanentemente con la precaria ayuda de un palo para continuar con sus tareas. Y sumó el detalle de que “para agilizar la producción”, se había decidido sustraerle el chapón de protección de accidente “modificando la estructura de base”.
Fue justamente en uno de los momentos en que Alejandro buscaba destrabarla, que la plantadora volvió a activarse, “y cuando quiso retirar su cuerpo de la máquina, sintió como le succionaba el brazo derecho con una fuerza de tal magnitud que se lo arrancó”, detalló su representante legal.
El joven salvó su vida gracias a dos de sus compañeros que le realizaron un torniquete para detener la pérdida de sangre y fue trasladado a la sala de primeros auxilios de El Talar, ya que el predio de la gigantesca empresa no contaba con un centro de primeros auxilios. De allí lo derivaron a la Clínica Oscar Uria, de la ciudad de Libertador General San Martín. Y más tarde, fue enviado a terapia intensiva del Sanatorio Los Lapachos, en San Salvador de Jujuy, donde fue intervenido quirúrgicamente y donde estuvo un mes internado y sufrió hasta una infección hospitalaria.
Recién después de lo sucedido, los directivos del grupo decidieron sacar de funcionamiento la maquinaria, por lo que para Schick y su defendido, el dramático siniestro pudo haber sido evitado por el empleador, que por ahorrar dinero y mejorar la rapidez en la producción, puso en riesgo la vida de sus trabajadores.
Pero la cosa no acabaría allí, ya que el joven fue dado de alta por la ART designada, Provincia ART, el 13 de julio, cuando acusaba aún muchos dolores que le impedían realizar cualquier tipo de tarea. En el diagnóstico se indicaba que para poder volver a trabajar requería “bimanualidad con presiones fuertes disociadas, que le permitan movilidad independiente de dedos para manejo de herramientas”, y que para ello necesitaba un codo eléctrico que le permita llegar a cualquier alcance “lo mismo que la rotación de 360º”. Por lo que se recomendaba la compra de una copa toráxica para repartir peso y sensores, es decir, un brazo biónico de alto costo. Y que además debía ser acompañada de una rehabilitación permanente.
“Obviamente, la empresa y la ART miraron para otro lado y se tiraban la pelota sin hacerse cargo, mientras Alejandro perdía tiempo sin poder trabajar”, en un breve período, recibía una remuneración que le correspondían por ley, pero en junio del 2021, la Aseguradora dejó de pagarlos, indicó Schick. Fue por ello que recurrió a sus servicios para lograr lo que correspondía a través de una demanda.
“En ese momento ya era tarde, porque había perdido muchísima movilidad, pero además, a ese brazo se le tiene que hacer un control permanente y riguroso, acompañado de rehabilitación y preparación para manejarlo, algo que tampoco sucedió”, explicó el abogado, quien entre otras cosas contó que Alejandro tenía que recorrer 150 kilómetros por sus propios medios dos veces por semana para llegar al único lugar donde podían rehabilitarlo, “y a veces no lo atendían”.
“Lo dejaron abandonado, no habían hecho nada hasta que no accionamos con una cautelar en plena pandemia, y a pesar que se la concedieron la ART siguió sin cumplir, recién le consiguieron la prótesis a fin de año y no hubo acompañamiento kinesiológico”, expuso el letrado, quien lamentó que hoy su cliente, con tan solo 31 años, “perdió toda posibilidad de reincorporarse a la vida laboral”, “quedó en la indigencia, sin un peso, sin trabajo y con una discapacidad”. Al día de hoy, Alejandro “no está cobrando nada”, subrayó el abogado, no le repararon daños y perjuicios desde la empresa ni desde la ART.
Por último, el abogado aclaró que logró que todo el caso sea atendido en un juzgado de Buenos Aires, ya que Ledesma tiene domicilio allí, “porque si el caso entraba en Jujuy, con la justicia jujeña y el peso que tiene esa empresa, olvidate, no cobra nunca más nada”.
Ledesma es uno de los grupos económicos más importantes de la actividad. La empresa es la segunda productora a nivel nacional de azúcar, y nuclea a más de 5.000 trabajadores, tan sólo en la producción de azúcar. En Jujuy, la empresa dispone de más de 40.000 hectáreas para el cultivo de caña de azúcar, 2.000 hectáreas para las plantaciones de cítricos y paltas, además de instalaciones para la producción de azúcar, alcoholes y bioetanol, celulosa y papel y empaquetamiento de frutas y producción de jugos concentrados, a lo que se suma la explotación petrolífera en la zona de las yungas y del Parque Nacional Calilegua y en el yacimiento Aguaragüe de Salta.
Nicolás Schick, en su demanda contra el grupo los Blaquier y la ART, expuso más de un antecedente en los que “Ledesma abandona a quienes sufren accidentes laborales o se desentiende de sus muertes”, incluso algunos que terminaron con la pérdida de la vida de sus operarios. Recordó que la firma obligaba a sus trabajadores mayores de 60 años a asistir a trabajar en el peor momento de la pandemia, y sostuvo que debido a eso, murieron al menos ocho de ellos. A su vez, ese hecho le valió una denuncia penal por haber puesto en riesgo a toda la población de Libertador San Martín.