Vuelve febrero y vuelve el Carnaval a las calles de Buenos Aires. Tras un año donde la celebración tradicional tuvo que trasladarse al formato digital, los corsos porteños volverán a dar el presente. Claro que, pandemia mediante, su fisonomía será distinta a la acostumbrada. Además de menos sedes –una docena, contra las más de 30 de años anteriores-, serán con aforo, pues serán en anfiteatros y plazas de la ciudad. Además, contra el tumulto que propone Momo, este año se pide respetar la distancia social, usar barbijo y para los mayores de 13 años el acceso a los espacios donde actuarán las murgas será presentando constancia de vacunación, sea digital o en papel (aunque quizás convenga no exponer los carnets a la espuma).

Este año los feriados del Carnaval –reinstituídos por el kirchnerismo durante la presidencia de Cristina Fernández- son el lunes 28 de febrero y el martes 1° de marzo. Para esos días aún no hay actividades oficiales anunciadas, aunque Página/12 pudo saber que no están descartadas. Tampoco hay novedades sobre la “sede” de Avenida de Mayo, una de las cartas que la gestión de Enrique Avogadro solía poner sobre la mesa al hablar de la puesta en valor de los carnavales porteños.

Por ahora se sabe que la actividad será los fines de semana de febrero (sábados de 20 a 2 de la mañana y domingos desde las 20 hasta la medianoche). Desde el Ministerio no informaron si habrá además alguna celebración especial por los feriados de Carnaval. Además, las sedes operarán por quincenas. Los dos primeros fines de semana la actividad será en el Polideportivo Barracas, en el anfiteatro de Parque Chacabuco, en la Plaza Unidad Nacional de Villa Lugano, en Plaza Ricchieri, en el Polideportivo Colegiales y en la Plaza de la Unidad Latinoamericana, de Palermo. 

La segunda quincena, en tanto, trasladará el festejo al anfiteatro del Parque Lezama, a Parque España, al Playón de San Lorenzo, Plaza Irlanda, las calles de Saavedra (Av. Balbín entre Arias y Correa) y el Anfiteatro de Mataderos. Según informaron, esta programación implica sólo algunos cortes de calle. Además del de Saavedra, las calles aledañas al Playón de San Lorenzo y al Polideportivo Colegiales, verán restringida su circulación, lo mismo que los alrededores de Parque España, Plaza Irlanda, y Parque Lezama. La menor cantidad de espacios hace que muchas murgas no puedan presentarse tampoco este año, o deban alternar los corsos porteños con los escenarios del conurbano bonaerense, donde tejen alianzas con agrupaciones amigas y son bien recibidas.

Además del regreso, en la web se encuentra online la programación de 2021, que incluye no sólo las actuaciones de las murgas, sino también entrevistas con algunos de sus directores y referentes. En la web del Ministerio de Cultura también se pueden ver las fotos de la muestra colectiva itinerante No me sueltes Carnaval, que estará en Caballito, Boedo y Mataderos del 5 al 7 de marzo.

En Buenos Aires, la celebración de los carnavales se puede trazar hasta el siglo XVIII, antes incluso de la Revolución de Mayo. Fue –y es- un festejo esencialmente popular, una de las ocasiones en que las distintas clases sociales se mezclaban abiertamente y con menos restricciones. Con los años aparecieron los corsos y las murgas, que solían tener letras picarescas y críticas al poder. Muchos historiadores consideran los bailes de Carnaval uno de los espacios de difusión del tango en sus orígenes. Algunos poetas como Ángel Villoldo componían tangos o milongas y al mismo oficiaban de letristas para las murgas de la ciudad. Aun hoy referentes de ambas disciplinas se cruzan en escenarios y empedrados, y las mejores murgas de la actualidad mantienen vivo el espíritu crítico de sus antecesoras.

Desde la comunicación del Ministerio volvió a destacarse el rol de contención social que tuvieron las murgas en los barrios. El cambio de discurso ya se había manifestado en 2021 y continúa ahora. “Más allá de la celebración central que se realiza cada febrero, la comunidad murguera cumple una función social muy importante en los barrios durante todo el año, forjando lazos comunitarios de sostén y acompañamiento en distintos territorios de la Ciudad”, expresaron desde el Ministerio. La actividad de talleres, ensayos y funciones fuera del mes dedicado al Dios Momo, señalan desde las oficinas de Av. de Mayo al 500, “incentivan la participación y la inclusión en espacios propios de cada barrio como centros culturales, teatros y plazas”.