Las empresas de tecnología de Wall Street mostraron la semana pasada un comportamiento más parecido al de las criptomonedas que al de acciones de grandes corporaciones de Estados Unidos. La muestra más concreta fue el derrumbe de precios de Facebook del 26 por ciento el jueves. Se trata de una de las pérdidas de capitalización bursátil más importantes de las últimas décadas. El valor de la empresa bajó en una sola jornada en más de 200 mil millones dólares y su dueño, Mark Zuckerberg, llegó a perder alrededor de 30 mil millones de su patrimonio personal.
Los anuncios de Metaverso durante los últimos meses y el cambio de nombre del grupo a Meta buscaron llamar la atención de los inversores y promover un nuevo modelo de negocios de la firma basado en la digitalización plena de las relaciones humanas. En un principio causó furor pero visto en perspectiva, según analistas dedicados al sector high tech, esta estrategia corporativa parece ser principalmente un maquillaje para intentar tapar el horizonte poco optimista para las plataformas de Facebook.
El balance de Meta/Facebook
La presentación de balances trimestral de la empresa la semana pasada despertó una reacción intempestiva de los fondos. Se produjo una ola de ventas que barrió en unas horas cerca de la cuarta parte de valor de una de las empresas más grandes del planeta. La interpretación más difundida respecto de los motivos de este derrumbe fue que por primera vez en 18 años Facebook perdió usuarios, mientras que el resto de las aplicaciones del grupo como Whatsapp e Instagram mostró estancamiento.
Este punto pudo haber sido una razón del desplome pero difícilmente fue el elemento principal. Cuando se revisan los números en detalle resulta claro que no tienen el volumen necesario para justificar una caída del 25 por ciento. En el último trimestre de 2021 la red social de Zuckerberg registró 1929 millones de usuarios activos por día. En el trimestre previo había registrado 1930 millones de usuarios. Esto implica que la cifra simplemente se redujo en 1 millón de personas, un número ridículamente bajo en el total de usuarios de la plataforma (no representa ni 0,05 por ciento).
La irracionalidad de Wall Street
El movimiento de las acciones de Facebook muestra una lógica irracional de los inversores y recuerda que el precio tanto de las firmas tecnológicas como de otras grandes empresas de Wall Street no depende exclusivamente de fundamentos o resultados trimestrales. La superliquidez global de los últimos años, según plantean economistas de distintas corrientes, generó fuertes distorsiones en los precios de las acciones de las bolsas de valores del mundo desarrollado. Y una de las consecuencias son los cambios abruptos de las cotizaciones como las que registró Facebook el jueves pasado.
Esta interpretación sobre la volatilidad de las bolsas norteamericanas no implica, sin embargo, que las empresas tecnológicas hayan alcanzado necesariamente un techo y a partir de ahora sólo les espera ajustar. De la misma manera que la irracionalidad puede provocar ola de ventas también puede provocar ola de compras. Fue el caso de Amazon este viernes cuando anotó un aumento de más del 15 por ciento en el Nasdaq y subió su capitalización bursátil en unas horas en casi 180 mil millones de dólares. La jornada previa había bajado en torno del 7 por ciento.