El presidente Mauricio Macri hizo este mediodía su relectura de la fecha patria frente a decenas de niños y niñas de nivel primario, a quienes les indicó que como los hombres y mujeres de 1810 "vencieron los miedos y decidieron que querían ser libres" para que nadie "allá a la distancia (en referencia a España), se sintiese dueño de lo que ellos tenían que hacer en su vida", hoy "desde la política o desde la dirigencia —porque también puede pasar entre los empresarios, los sindicalistas y los jueces— nadie puede creerse dueño de decirnos lo que tenemos que hacer".
Haciendo caso omiso de la "angustia que habrán sentido los patriotas cuando se independizaron de España" --uno de sus hits colonialistas--, como le había dicho al rey emérito de España, Juan Carlos de Borbón, esta vez Macri, se definió como un "servidor público" y criticó a jueces, empresarios, políticos y sindicalistas. "Hoy los argentinos decidimos un cambio que tiene que ver con querer ejercer nuestra libertad, la de elegir dónde trabajar y cómo vivir y desarrollarnos", les dijo Macri junto a su esposa Juliana Awada a los estudiantes que lo escuchaban, en un contexto social crítico para el acceso a los derechos que enumeró. El individualismo extremo de Macri desconoce el contexto que condiciona las elecciones en una sociedad.
Antes de hablar por 6 minutos entre empanadas, platos de locro y pastelitos, en el Museo del Bicentenario, donde también fueron convocados jubilados y organizaciones sociales, Macri había llegado por la mañana a la Catedral porteña para asistir al Tedeum del 25 de Mayo. Allí, el arzobispo Mario Poli le recordó que gran parte del pueblo argentino "carece de lo necesario para una vida digna", por lo que aseguró "no se siente invitado” a celebrar.
Frente a esos reclamos de Poli, Macri respondió ante la tribuna del Museo del Bicentenario con sus salmos: "estamos comprometidos a reducir el nivel de pobreza en nuestro país", "vamos por el camino correcto, pero lo tenemos que hacer juntos", "no es una tarea de un Presidente, de un Gobierno o de unos pocos" y "cuando decimos que queremos ser libres para progresar no elegimos aislarnos del mundo, porque queremos ser parte del mundo" .
Además de las palabras del arzobispo de la Ciudad de Buenos Aires, la ausencia de la precandidata porteña de Cambiemos Elisa Carrió fue otro de los datos políticos de la mañana de Mayo. La diputada aliada, quien atraviesa una batalla interna con la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), se fue ayer a la ciudad de Rosario, donde participó de una cena con el diputado del PRO Luciano Laspina e insistió vía Twitter con que no romperá el espacio político, aunque reclamó: "#CambiemosEnSerio".
El titular de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó no respondió sobre el tema. Tampoco lo hizo el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, quien sufrió una descompensación durante el Tedeum y fue atendido por el SAME. El jefe de Gabinete, Marcos Peña, evadió las razones de la ausencia de Carrió: "Habrá sido por un problema de agenda", dijo. El presidente provisional del Senado, Federico Pinedo, consideró que si son ciertas las denuncias de Carrió se podrían tomar medidas.