En 2012 el escribano Simón Dubois viajó desde la ciudad de Salta a la localidad de Salvador Mazza, para confeccionar un "acta de manifestación" de Delfín Reynaldo Castedo. Para entonces hacía seis años que el sindicado capo narco estaba prófugo de la justicia, sospechado de haber mandado matar a la pequeña productora rural Liliana Ledesma, y era investigado también por sus actividades vinculadas al narcotráfico.
Pero Dubois aseguró que no se había enterado de todo eso, a pesar de que reconoció que suele leer los diarios y estos hechos tuvieron amplia repercusión desde 2006. El escribano declaró el miércoles último en el reinicio del juicio oral y público que se sigue en el Tribunal Oral en lo Federal N° 1 de la ciudad de Salta desde noviembre del año pasado contra Castedo y otras seis personas, acusadas de integrar una organización dedicada al narcotráfico y al lavado de activos provenientes de esa actividad.
La organización dirigida por Delfín Castedo ha sido señalada como una de las más importantes de esta parte del país, con conexiones internacionales, y se sospecha que era la proveedora de la droga que se secuestró en el operativo Carbón Blanco. La banda tenía el dominio sobre las fincas El Pajeal y El Aybal, que suman unas 28 mil hectáreas y tienen el valor estratégico de lindar con Bolivia, país del que provenía la droga que se traficaba.
Dubois hizo el viaje desde Capital a Salvador Mazza, de más de 400 kilómetros, en la camioneta de Eduardo "Pinto" Torino, que está siendo juzgado ahora como parte de la organización criminal. "Me contactó el señor Torino, quien decía que había comprado un campo y que para venderlo necesitaba justificar que el pago estaba cancelado, nunca hicieron un pago delante de mí, sólo Castedo decía que lo había cancelado", contó el escribano en el debate.
El campo en cuestión sería El Aybal, que en 2006 Castedo vendió a Torino, que la compró en representación de la firma off shore Anzere SA. Actualmente esa finca y la vecina El Pajeal, que también sería de propiedad de Castedo, están embargadas por la Justicia Federal. Ambas propiedades lindan con la frontera internacional con Bolivia. Precisamente, el asesinato de Ledesma fue luego de que la joven denunciara públicamente que los Castedo y el entonces diputado provincial Ernesto Aparicio (f), que en 2006 aparecía como dueño de la finca, habían cerrado un camino vecinal con el propósito de dejar el lugar liberado para actividades de narcotráfico. El cierre perjudicaba a pequeños ganaderos que tienen sus puestos en esa zona.
Dubois explicó que el acta de manifestación consistía en "tomarle una declaración al señor Castedo". Como su registro funciona en la ciudad de Salta, para explicar las razones por las que él mismo viajó al norte en lugar de que Castedo viniera a la capital, el escribano detalló que Torino le dijo que tenía apuro y Castedo no estaba viajando a la ciudad de Salta. E insistió en que el acta era "una manifestación de él que dice que había cobrado una plata por la venta del campo, es para decir que no tiene interés, es sólo una manifestación yo no doy fe de haber visto la plata" de la transacción, sostuvo.
En Salvador Mazza, Dubois y Torino fueron a una vivienda de Castedo, el escribano la describió como "una casa de barrio, no era algo importante"; "Una casa de techo plano, no tenía nada llamativo".
Dubois insistió en que quien le pidió que hiciera el acta fue Torino, pero en el documento hizo constar que fue Castedo. Se sabe que llevó el acta ya redactada, y que previamente se comunicó con Castedo por teléfono.
La Fiscalía quiso saber de dónde conocía a Torino. "De la vida", porque era vecino de una casa de campo de su madre en El Encón (cerca de la ciudad de Salta), respondió el testigo.
La Fiscalía también lo interrogó sobre el conocimiento público que pudo haber tenido del crimen de Liliana Ledesma. El escribano dijo primero que no recordaba el hecho; aseguró que conoció a Delfín Castedo "para el acta que hicimos, antes no tenía conocimiento (de él)" y tampoco de su hermano Raúl Amadeo "Ula" Castedo, que está siendo juzgado en este mismo proceso y que comparte acusación por la autoría intelecual del asesinato de la joven. Luego dijo que después de 2012 leyó se enteró "de la situación de Castedo y Torino, leí y ahí me apareció el nombre de Liliana Ledesma, era una señora que vivía en Salvador Mazza y que por denuncias que había hecho apareció muerta en el límite de Salta y Bolivia".
Pero Dubois dijo que nunca relacionó este crimen con el hecho de que Castedo hubiera requerido que fuera a su domicilio. Y dijo que tampoco sabía que estaba prófugo.
Este es el cuarto escribano que declara en este juicio. En la audiencia anterior, el 22 de diciembre último, testificaron Mariano Coll Mónico y Claudia Noemí Lo, que integraron el consejo directivo del Colegio de Escribanos junto a Dubois. En 2003 Coll Mónico escrituró la compra, a la firma Tuar SA, de la finca El Aybal por parte de Mario Alberto Yudi, que también está siendo juzgado, junto con su padre y un tío. El joven, que tenía 22 o 23 años de edad, pagó 600 mil dólares por este campo y en 2005 lo vendió a Castedo, por 1.300.000 pesos.
En 2006 Castedo vendió El Aybal por 1.800.000 pesos a Torino, pero esta escritura la autorizó la escribana Lo, que dijo que lo hizo por pedido de Coll Mónico. El escribano es concuñado de Torino y dijo que por eso se excusó de escriturar esta compraventa y le pidió a Lo que la hiciera.
En esa audiencia la Fiscalía hizo notar que Coll Mónico no informó de estas operaciones a las autoridades, y que tampoco consultó el origen de los fondos en el caso de la compra de Yudi.
Un crimen aleccionador
En la audiencia del miércoles el productor Marcelo Torres sostuvo que tras el asesinato de Liliana Ledesma "se deshizo" la organización de campesinos que reclamaban mejoras en su zona y que habían presentado notas exigiendo la apertura de los caminos a la altura de El Pajeal.
Torres tiene su puesto en el paraje Icuá Norte, colindante con las fincas El Aybal y El Pajeal; en 1006 integraba la Asociación de Pequeños Productores de Madrejones, de la que también era parte Ledesma. Aunque el hombre aseguró que no sintió miedo cuando se enteró del asesinato, reconoció que "después de la muerte no seguimos con las reuniones, se deshizo el grupo".
También sostuvo que Ledesma "era una más" en la organización, pero afirmó que "ella era la única que salía en los medios por el problema que tenía con el tema de los caminos". "¿Cree que el deceso de Ledesma tuvo algo que ver con los conflictos con la familia Castedo?", preguntó la Fiscalía: "Y aparentemente sí, yo no lo sabría asegurar pero aparentemente sí", respondió.