Prenderle fuego a todo lo que nos aquieta y adormece. A los rituales perpetuados por hastío, a las cosas que son porque deben ser, a todo lo que pasa de una única manera. Prenderle fuego al estereotipo familiar, a la idea de un padre y una madre que existen por y para. A todas las legalidades que convierten la sangre en una obligación pero obvian la evidencia del amor y los años. Quemar cada documento que me dice quién soy, para qué sirvo, qué (des)hice y dónde y cuánto vivo, sin explicar ni un poco, ni una vez, cómo y porqué. Prenderle fuego también al caduco concepto del amor y sus alrededores. Al amor como argumento fácil con el que envenenar la ficción necesaria que nos nutre. Al amor como contrato, fórmula, convivencia pacífica, trinchera para dos, coartada para el crimen de los años o excusa conveniente sobre la que se enredan los síes y los noes. Al amor como algo que sucede tan solo cuando toca y con quien se desea.
* Actriz, poeta y directora de teatro. Por eso las curitas, unipersonal autobiográfico, se presenta los domingos a las 18 en El Brío. Álvarez Thomas 1582. CABA.