Tanto Pamela Julia Flores, de 12 años, como el autor de su femicidio, un menor de 17 años que dijo que hace un mes se habían puesto “de novios”, estaban tomando alcohol junto “a otros compañeros de la escuela” el día que él la asesinó. Así lo indicó el defensor oficial del Distrito Norte, Luis Véliz, quien representa al presunto femicida de la niña.
El defensor oficial sostuvo que, según la declaración de su representado, víctima y victimario se encontraban en estado de ebriedad cuando salieron de la reunión a la que habían asistido otras amistades suyas. Al alejarse empezaron a discutir, “ella agarró un palo para pegarle y él, que llevaba un cuchillo, le apuntó a la garganta”. Véliz afirmó que el chico tenía el arma blanca porque había problemas con otros integrantes del grupo.
El imputado por el femicidio declaró en una audiencia que tuvo lugar el lunes último ante la jueza de la Sala II del Tribunal de Juicio de la ciudad de Tartagal, con competencia en menores, Sandra Mabel Sánchez. Allí negó la participación de otras personas y sostuvo que una vez que tomó conciencia de lo que había hecho rompió en llanto y llevó el cuerpo de Pamela a un camino dentro del monte, en donde fue encontrado el 15 de enero pasado, cerca de la ruta nacional 81, a dos kilómetros del pueblito de Pluma de Pato. “(El adolescente) afirmó que nunca tuvo relaciones sexuales con la nena porque cuando se puso de novio una pariente le dijo que Pamela era muy chica para eso”, manifestó Véliz, aunque aclaró que de todas maneras aún resta conocer el resultado del hisopado vaginal de la víctima.
La declaración fue sin la presencia de los representantes de la querella de la familia de Pamela; según Véliz, no se presentaron pese a que habían sido notificados. Sin embargo, quienes acompañan a la familia afirmaron que no fueron avisados, aunque prefirieron hacer hincapié en el problema de las adicciones a la que señalan como causa de muchas afecciones entre las poblaciones más jóvenes de las comunidades indígenas del norte provincial.
Véliz mismo recordó que es común el consumo de alcohol y otras sustancias que aunque son legales, suelen ser el comienzo del consumo problemático en niñas, niños, adolescentes y jóvenes de las comunidades originarias. En el caso del chico imputado por el femicidio de Pamela, el defensor afirmó que recibirá un tratamiento por su adicción al alcohol en el centro Puente Norte, de Tartagal. El tratamiento será reforzado con la ayuda de una psicóloga y una asistente social que integran el equipo de la Defensoría.
De haber veracidad en los dichos del confeso femicida, en la reunión previa al crimen había más de un niño o niña consumiendo alcohol. El conocimiento de esta situación motivó intercambios y reflexiones de pobladores originarios, potenciadas por las muertes e internaciones en el conurbano bonaerense por el consumo de cocaína adulterada.
“Territorio atravesado por la ruta de las drogas”
“A partir de la situación lamentable de la muerte de varias personas por el consumo de drogas adulteradas surgen reflexiones y propuestas, a las cuales adherimos”, sostuvo ayer el grupo Salta Indígena en sus redes, al viralizar un escrito de la médica y también integrante de la comunidad wichí Tujuayliya Gea Zamora. El grupo solicitó que se pongan en práctica “políticas de abordaje del consumo problemático desde el enfoque de reducción de daños y pararle o ‘soltarle’ la mano al narcotráfico”.
Más allá de la adhesión a la discusión de la legalización o no de las drogas, desde el grupo integrado por jóvenes de las comunidades, se abordó “la situación específica de nuestras niñeces y adolescencias Indígenas en el norte. Para implementar políticas de avanzada en nuestro territorio primero o a la par necesitamos estado presente, política de acompañamiento y contención, intervención de la ruta de la droga y condena e investigación a quienes impunemente vienen proveyendo sustancias y matando a nuestra juventud indígena”, se afirmó.
El grupo tomó como punto principal el reclamo por el femicidio de Pamela, hecho sobre el que señaló que “encontraron ya a un culpable, rapidísimo”, pero se habla poco de lo que existe detrás del ataque a la niña cuyo cuerpo fue encontrada “a la orilla de una ruta en el norte salteño”. "No es la primera ni la última” que sufre las consecuencias, como sucedió con “niños quemados por el consumo de sustancias inflamables”, recordó. Y es que “nuestro territorio está atravesado por las rutas de la droga, la trata de personas y el abuso a la niñez, ejercida impunemente y sin políticas estatales de control y acompañamiento a los pueblos”, se denunció.
Asimismo, el grupo destacó que Argentina, y en Salta “principalmente, existe una resistencia a avanzar con el relevamiento a las comunidades Indígenas, pues implica avanzar a la propiedad comunitaria y por ende a la autonomía de los pueblos, a la participación en política pública intercultural que implique dignidad y reivindicación a la existencia indígena, al territorio cultural, humano, histórico, ancestral y físico de los pueblos”.
Y, en cambio, afirmó el grupo, sobre las poblaciones originarias “se aplica la política del olvido, o del asistencialismo que a veces es peor y condenan a muerte, incluso en vida a la juventud indígena”. Y reconvino: "Acompañar a la niñez de nuestros pueblos no es (solamente), dar bolsones y sacarse fotos ‘atendiéndoles’”, cuando por otra parte se malversan fondos “de reparación histórica”, o se nombran “funcionarixs racistas e inoperantes en mesas interministeriales”, se negocia “con punteros”, se deja sin garantías “la participación legítima de las referencias territoriales en la diagramación del abordaje territorial”. Ante ello pidieron una “política intercultural de acompañamiento y contención a las niñeces y adolescencias indígenas. Políticas de cuidados y reducción de daños, sin estigmatización ni persecución, e intervención en las rutas del narcotráfico que atraviesan los territorios”.
Una vieja novedad
Volver sobre las consecuencias de las adicciones en las comunidades es contar una novedad vieja. Para dar un ejemplo, en marzo del año pasado Salta/12 daba a conocer el caso de una joven madre que había sido encontrada en Coronel Juan Solá (pueblo más conocido como Morillo, cercano a Pluma de Pato, de donde era Pamela) alcoholizada durmiendo en la calle con su bebé en brazos. Cada vez que se conoce de situaciones como éstas vuelven el recuerdo de chicos que terminaron quemados o muertos por “naftearse”. Incluso hay quienes sostienen que en esta ruta del narcotráfico, como se paga con las sustancias y no con dinero, queda droga en las comunidades.
Con la novedad de la joven madre que en aquel momento puso en alerta al pueblo, se apuntó a la ausencia de un programa gestado durante la gestión de Edith Cruz, que fue ministra de Asuntos Indígenas durante la gestión de gobierno de Juan Manuel Urtubey. Desde ese momento hasta el femicidio de Pamela, y pese a las constantes advertencias, no se habría replicado ningún programa para contener las adicciones en las poblaciones indígenas.
El subsecretario de Registro de las Comunidades y Regularización Territorial de la Secretaría de Asuntos Indígenas, Ariel Sánchez, informó a Salta/12 que este miércoles hubo reuniones entre esa dependencia y el área de Salud Mental de la provincia con el fin de genear acciones de contención en las comunidades. Sin embargo, no pudo precisar si existió un trabajo de contención reciente al menos en la zona de Morillo y alrededores durante lo que va de la gestión del gobernador Gustavo Sáenz.
“Tenemos un problema grave de las adicciones en las comunidades”, reconoció ante Salta/12 el ministro de Salud, Juan José Esteban, al aceptar que al único programa de salud que abordaba la atención desde una perspectiva intercultural lo “desaparecieron” durante la gestión del actual gobernador. “Vamos a trabajar con Elfi Joker”, añadió, refiriéndose a la ex jefa del desaparecido Programa Sanitario de Relaciones Interculturales, y agregó que esta labor se hará “en terreno” con la Secretaría de Salud Mental.