"Pese a que se logró en 2019 que los agentes de inteligencias dejaran de participar en causas judiciales, el sector de la justicia federal que organiza su trabajo en base al olfato políticas sigue existiendo y causándole un mal enorme a la política. La justicia tenía la posibilidad de poner en evidencia el uso espurio de la inteligencia, que denuncio hace más de diez años, pero no lo hizo, porque quizá tendría que denunciar sus propias falencias. Mantener al Ministerio Público en una situación de precariedad que lo paraliza, ha ayudado a todo este juego perverso, que genera capas de oportunidades perdida. Pasó también con la criminalidad económica y la corrupción. La justicia de la Capital sigue siendo una maquinaria de encubrimiento con sus laberintos y demoras". 

* Presidente del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales