A pesar de la crisis económica y el recorte en sus ingresos, los clubes argentinos consiguieron algunas contrataciones que jerarquizarán a la Liga Profesional que comenzará el jueves. Ingeniería económica, sentimiento de pertenencia o la necesidad de relanzar una carrera son algunos de los motivos que se conjugaron para que se concretaran algunos pases que no parecían posibles. A continuación, un listado de los pases más rutilantes del mercado que todavía puede deparar alguna sorpresa.
Esequiel Barco (River)
A pesar de que el regreso de Juan Fernando Quintero se lleva todas las miradas, por sus condiciones futbolísticas y el recuerdo imborrable que dejó en su primera etapa, la llegada de Barco marca uno de los grandes impactos de mercado de River, con otros nombres fuertes como Tomás Pochettino, Elías Gómez o Emanuel Mammana. "Tiene características que no teníamos en el plantel", dijo Gallardo sobre verticalidad y la gambeta en velocidad que muestra en la cancha el ex Independiente, que puede jugar como extremo o volante creativo y cuenta con una gran pegada. La única duda pasa por saber si su estadía de cuatro temporadas en la MLS no estancó la evolución de uno de los mejores proyectos que tenía el fútbol argentino cuando se marchó de Avellaneda.
Darío Benedetto (Boca)
Con una estrategia digna de los traspasos de la NBA, con jugadores como parte de pago a diferentes equipos, más la invalorable intención del propio involucrado, Boca pudo repatriar al mejor reemplazante de Martín Palermo en una década a un precio de saldo. Remate con las dos piernas, cabezazo y frialdad en la definición son algunos de los recursos que se aseguró Battaglia con la llegada de Benedetto. Además, el goleador cuenta la experiencia de conocer lo que significa Boca y el cariño de la hinchada, lo que le dará cierto margen para readaptarse al fútbol argentino. Con poca actividad en el último año y medio en Europa, la duda es si el físico no le pasará factura cuando llegue la seguidilla.
Edwin Cardona (Racing)
La llegada del talentoso volante colombiano a Racing es una apuesta de riesgo. En el combo en el que vienen sus innegables condiciones futbolísticas también aparecen cierta indolencia durante largos pasajes -a veces partidos completos- y actitudes poco profesionales fuera de la cancha que conspiran con su propio rendimiento. La incógnita pasa por saber si pesarán más las virtudes o los conocidos defectos se convertirán en un lastre irremontable. En un plantel con poca capacidad creativa, la presencia de un Cardona comprometido marcará una diferencia que Fernando Gago seguramente agradecerá.
Ricardo Centurión (San Lorenzo)
Un caso parecido al de Cardona, aunque en su último paso por Vélez pareció estar más alejado de los conflictos extrafutbolísticos que tanto lo afectaron en los inicios de su carrera. En este San Lorenzo, con un plantel con escasas figuras y muchos jóvenes, podrá asumir protagonismo y responsabilidades, dos aspectos a los que nunca rehuyó. Sin embargo, a los 29 años, da la sensación de que ya perdió cierta explosividad y la gambeta con las que marcaba diferencia y enloquecía defensores. Será necesario que empiece complementar esas condiciones con visión de juego y lucidez en la toma de decisiones.
Damián Batallini (Independiente)
Si repite el nivel que mostró en sus últimos partidos en Argentinos, Independiente habrá encontrado en medio de la malaria un mediocampista ofensivo moderno, capaz de generar juego, pero a la vez ofrecer sacrificio a la hora de recuperar la pelota. Codiciado en algún momento por Boca y por River, su paso por el fútbol mexicano no parece haber sido la mejor decisión, con apenas 20 partidos en una temporada. A los 25 años, todavía tiene tiempo de recuperar ese tiempo perdido.
Gonzalo Bergessio (Platense)
A punto de cumplir 38 años y a más de dos décadas de su debut en la Primera B Metropolitana, Bergessio regresó a Platense, con la intención de darle el broche de oro a una gran carrera, que incluyó diferentes ciclos por Europa y México. Pero lejos de llegar en el ocaso, el ex goleador de San Lorenzo y Racing vuelve al fútbol argentino después de tres temporadas magníficas en Nacional de Montevideo, con casi 100 goles y el mejor promedio anotador de su carrera. Es cierto que el fútbol uruguayo no atraviesa un momento de esplendor, ni mucho menos, pero está claro que su regreso no apunta para ser simbólico.
Diego Valeri (Lanús)
Si la vuelta de Bergessio marca un gran sentido de pertenencia, lo de Diego Valeri en Lanús no le va en saga. En Portland Timbers desde 2013, donde es un auténtico ídolo y lo nominaron uno de los mejores 25 jugadores de la historia de la MLS, el volante creativo regresa al club donde se formó y donde fue campeón en 2007. En un plantel plagado de juveniles, más allá de la vigencia José Sand, Valeri aportará juego y experiencia al flamante equipo de Jorge Almirón. Siempre tuvo un físico privilegiado, aunque habrá que ver si el rigor del fútbol argentino no le pasa factura a sus casi 36 años y tras casi dos décadas como profesional.
Federico Girotti (Talleres)
De ser considerado el goleador del futuro a no ser tenido en cuenta por Marcelo Gallardo, todo pasó muy rápido para el juvenil delantero bonaerense, que buscará recuperar terreno en Córdoba, en un equipo armado y que luchó por los últimos torneos que disputó. Centrodelantero posicional, Girotti mostró hasta ahora buen cabezazo y ductilidad para definir en el área. En Talleres tendrá la gran oportunidad de ratificar todas las condiciones que se le auguraban y que todavía no terminó de concretar.
Facundo Colidio (Tigre)
Oficialmente no jugó ni un minuto en la primera división argentina, pero el delantero surgido en las inferiores de Boca ya puede presumir de una venta al Inter de Milán por nueve millones de dólares. Habitué de todas las categorías en las selecciones juveniles argentinas, en su paso por Italia sólo jugó en divisiones menores, hasta que fue prestado dos temporadas en el Sint Truidense belga sin mayor suceso. Su regreso a Argentina y a Tigre a los 22 años será clave para relanzar su carrera y empezar a cumplir todo lo que prometía en su etapa juvenil.
Lisandro López (Sarmiento)
La situación personal del ídolo de Racing lo llevó a Junín para cerrar su carrera, lo que marcará un salto de calidad y experiencia para Sarmiento en su lucha por no descender. Su presencia mejorará toda la estructura, no sólo a nivel juego. La duda pasa por la cuestión mental y física, si a sus casi 39 años (los cumple en marzo) podrá mantener la intensidad que se requiere para jugar en primera división y no lo pagará con lesiones que le quiten continuidad y ganas de seguir.