Dos fechas importantes. Una: este jueves 10 de febrero se cumplen dos años del inicio del "caso" Vicentín. Según el diputado santafesino Carlos del Frade, autoridad en la materia, "los que endeudaron al grupo de 33 empresas en 1.500 millones de dólares, fugaron 791 millones del Banco Nación, colaboraron en la extranjerización del comercio exterior de granos y están tranquilos gracias a ese proceso judicial". Hoy Vicentin SAIC aparece como única empresa del consorcio, sin tener en cuenta la evolución de cinco causas penales que han producido procesamientos contra varios directivos y también del Banco Central y Banco Nación de tiempos del macrismo. Esta impunidad, según del Frade, "fue construida más allá del despacho del juzgado civil y comercial número 2 de Reconquista" y "en la falta de decisión política de los gobiernos nacional y de la provincia de Santa Fe también puede explicarse tanto saqueo institucional avalado y consentido".
La otra fecha es el 14 de mayo de 1813, día en que se cantó por primera vez el Himno Nacional Argentino en la casa de Mariquita Sánchez de Thompson. Con letra de Vicente López y Planes y música de Blas Parera, la versión completa constaba de 9 estrofas de 8 versos y un estribillo de 4, y el texto contenía una fuerte impronta antimonárquica y antiespañola. Acaso por eso mismo fue una canción muy popular en todo el Siglo 19, hasta que con objeto de impulsar acercamientos políticos se eliminaron estrofas como la segunda cuarteta, que supuestamente "ofendía" a España. Así se quitó: "Se levanta en la faz de la tierra / Una nueva, gloriosa nación / Coronada su sien de laureles / Y a sus plantas rendido un león". En 1900 un decreto del Presidente Julio Argentino Roca redujo el Himno para actos oficiales y públicos, y en 1924 el Presidente Marcelo T. de Alvear la abrevió a 3 minutos y medio, eliminándose toda alusión a la ferocidad hispana con Incas y en México, Quito, Potosí, Cochabamba, La Paz y Caracas.
Esta columna piensa que aludir a ambas fechas puede ser ilustrativo de modos cuestionables de la política argentina. Valgan otros dos ejemplos a considerar: 1) en tuiter la ex diputada nacional y embajadora en Venezuela e Inglaterra, Alicia Castro, máxima referente de la corriente Soberan@s dentro del Frente de Todos, refutó esta semana la idea de que "no hay más alternativa que pagar la estafa", recordando que "No hay alternativa" fue el lema fundante del neoliberalismo contemporáneo, bordado en letras de molde por Ronald Reagan y Margaret Thatcher. 2) en la Jefatura de la Policía Federal impactó la foto de su Jefe, el Comisario General Juan Carlos Hernández, estrechando la mano del ministro de economía de hecho que impone el así llamado "acuerdo" con el FMI, el británico Ben Kelmanson. Queda por ver si también vino a evaluar la capacidad represiva interna. Este columnista confiesa que al ver esa bandera en ese lugar, a 40 años de Malvinas, sintió tanta vergüenza como enojo.
Otro tema ineludible es el recuerdo de la gran alegría expresada cuando en agosto de 2020 el Presidente Fernández anunció en solemne acto en las barrancas de Puerto San Martín –en la costa santafesina y junto a los gobernadores de las siete provincias ribereñas– la nacionalización de lo que todavía se llamaba maliciosamente "Hidrovía"; la creación de una Empresa del Estado con el 51% de capital nacional; y el 49 % restante en manos de esas siete entidades federadas. Gesto patriótico, sin embargo, desarticulado meses después con el decreto 949/2020, que extendió la concesión privatizadora dispuesta por Carlos Menem 25 años antes. Y gesto que casi tras cartón –luego del colosal latrocinio organizado en Vicentín sobre el mismo río– mutó a desilusión cuando el anuncio presidencial de disponer la expropiación de dicha empresa fue remendado poco después con serios perjuicios a trabajadores y cooperativas y que hoy son un caos judicial.
En estos días, cuando ya el FMI ha impuesto sus reglas y nos va a reventar la economía –lo llamen como lo llamen– lo cierto es que para much@s ciudadan@s está empezando un luto doloroso. No se hizo auditoría alguna de la supuesta "deuda" inventada para el robo macrista-radical que dizque gobernó el país entre 2016 y 2019, y lo cierto es que hoy el hambre, el desamparo y la manipulación de la pobreza en este país que amamos siguen siendo, en una palabra, repugnantes. Y para peor sin perspectiva, porque la Educación Nacional ni está en agenda siendo que es la decisión más urgente y necesaria que debería tomar el gobierno por la sencilla razón de que el embrutecimiento sistemático de millones de niños y niñas avanza y se potencia desde diciembre mismo de 2015.
En este contexto se está volviendo a concesionar (verbigratia privatizar) el río Paraná en todo el territorio nacional. Como se está permitiendo talar bosques e incendiar campos a los irresponsables prebendarios de la "patria sojera". Como se profundiza y acelera la criminal explotación minera que se lleva miles de toneladas de nuestro oro, plata, cobre, uranio y litio por lo menos. Y como en materia ambiental se estimula el extractivismo, al punto que ya circulan textos de respetables científicos que parecen "aceptar" explotaciones submarinas offshore en nuestro Atlántico y a la vez continúa el cuento del "hidrógeno verde" que vienen a sacar en la Patagonia los ingleses de Australia, que aunque tienen el triple del territorio patagónico, "casualmente" vienen a explotarlo aquí.
Se disculpará el lenguaje de esta nota, que no es "técnico" ni "preciso" y seguramente delata la "ignorancia" del columnista en materia económica. Cierto. Pero tanto como que este no economista, ni experto en nada o apenas un poco en literatura, se pregunta por qué no nacionalizar la banca de una buena vez y fortalecer nuestra moneda, que es lo primero que debe darse y tener y cuidar una nación independiente y soberana. Y que es lo que hacen los Estados Unidos, el Reino Unido, la Unión Europea, Rusia y China. Sin moneda propia, fuerte y orgullosamente cuidada, no hay nación moderna que resista el embate de la hiperconcentración voraz del neoliberalismo. Y para esto el primer paso sería eliminar las leyes canallas de Martínez de Hoz, reformar el Banco Central y hacer del Banco Nación el gran Banco de Fomento que el país necesita.
Seguramente no lo hará este gobierno, y muchos escépticos y cancheros saldrán a decir que este texto es un sueño imposible, desmedido, inoportuno y cuantimás. O les parecerá demasiado pedir, o saldrán a retrucar con los eternos sambenitos del imposibilismo. Es la misma actitud del poder económico e incomunicacional, que se oponen a toda reforma constitucional, y se espantan tanto más cuando se propone una Nueva Constitución, o sea una que discuta todo y sin limitaciones parlamentarias que sólo sirven para neutralizar reformas. En la actual etapa neoliberal-autoritaria que atraviesa el planeta el atropello de las grandes corporaciones está en línea directa con el arrasamiento de las Constituciones Nacionales. Bueno es no olvidarlo.
La respuesta de esta columna a aquellos reparos es una sola: que probablemente las réplicas serán la garantía de que estas decisiones son posibles, necesarias y hasta cercanas si hay decisión política y espíritu patriótico. Como tuvieron nuestros próceres, empezando por San Martín y Belgrano.