Uno: Dicen las viejas del barrio que cuando eran jóvenes (muy jóvenes), Prometeo, benefactor y tal vez creador de la humanidad, engañó a su primo Zeus en un tema de aparcerías. Zeus se enojó con Prometeo, pero se enojó más con la humanidad, que había resultado beneficiada por el tocomocho, y les quitó el fuego. Anduvieron, pues, los humanos de entonces tiritando de frío y comiendo carne cruda, y Prometeo le afana el fuego a los dioses para devolvérselo a los hombres. Para castigar esta ofensa, Zeus dispone encadenar a Prometeo a una roca del Cáucaso y que un pájaro le devore el hígado todos los días, y ya que el órgano se regeneraba por las noches, el castigo sería eterno. Además, y acá está la cosa, le ordena a los dioses colaborar en la fabricación deun protociborg al que llaman Pandora. La de la caja llena de maldades y maldiciones. Concluído el asunto de la fabricación, se la mandan de regalo a Epimeteo, el hermano de Prometeo. Epimeteo, que era bastante zonzo, ya había sido advertido por su hermano de no aceptar ningún regalo de Zeus, pero cuando la ve a Pandora (que era de bastante buen ver), hace caso omiso de la advertencia filial y se casa con ella. Más o menos al final del cuento, Pandora abre la caja donde estaban encerrados todos los males y los libera, cumpliendo el designio fatal de Zeus pensado para castigar a la humanidad favorecida por Prometeo. Al fondo de la caja, o atrapado por el cierre abrupto de la tapa, quedó la Esperanza. De acá se deducen dos cosas: la esperanza es una maldición de los dioses y fue lo primero que pusieron ahí adentro, es decir, la esperanza es el peor de los males.
Dos: Hoy nos piden paciencia. Nos piden que tengamos Fe. Fe y Esperanza en un futuro mejor, inimaginablemente mejor. Innombrablemente mejor. Fe, Esperanza y Caridad son las tres Virtudes Teologales y ya habíamos dicho que la Esperanza es una maldición de los dioses. Entonces dime con quién andas y vaya tomándole el peso a la Fe y la Caridad. Y ya que estamos secularizando, no olvidemos que el trabajo también aparece como un castigo (Génesis 3:19).
Tres: No obstante, vemos y escuchamos a nuestros prójimos maldiciendo como pequeños dioses (¿otra incongruencia de clase?) porque no llegan a mitad de mes, porque no pueden cambiar el celular o tan siquiera reponer el cristal estalladlo del mismo; pero de todas formas acompañan al alegre Ingeniero y su alegría revolucionaria. Con Fe y Esperanza en un futuro que traerá el derrame de la Caridad para todos y todas. Promesas de brotes verdes que ya son como pequeños bosquecitos, lo mismo que los empleos de calidad que se generan todos los días, promesas de arreglar las cosas. Una revolución, compañero. Y como el lenguaje determina la forma de pensar, y el trabajo sucio ya estamedio terminado y la Esperanza y el trabajo son bendiciones de Dios, no dudemos en aumentar los precios para bajar la inflación, reprimir los reclamos para incentivar el diálogo, tengamos un plan de negocios convertido en plan de gobierno, fútbol para todos sin propaganda oficial pero en canales de cable que hay que pagar, pero eso sí con propaganda oficial en el entretiempo; consolidemos la industria nacional incentivando la especulación financiera y abriendo las importaciones de bienes que se producen en el país. Total tenemos Esperanza. Una digresión: una revolución en un giro completo. Trescientos sesenta grados para volver al mismo lugar ¿los noventa? ¿el Proceso? ¿la Libertadora? ¿la Generación del Ochenta? ¿el siglo diecinueve completo? ¿algunadistropíaorelliana o bradburiana?
Cuatro: Volviendo al principio. Cuando Prometeo afanó el fuego y burló a los dioses en beneficio de los hombres (esto y la estupidez de Epimeteo), los dioses nos castigaron desatando todas las desgracias por el mundo. La Esperanza (que es lo último que se pierde), es la peor desgracia. Esperamos. Esperamos que el segundo semestre llegue, que los beneficios depertenecer lleguen. Nuestro Presidente y sus co‑equipers son la gran esperanza blanca.