Un bebé de un año murió en brazos de su madre por disparos de la Guardia Costera de Trinidad y Tobago para interceptar una embarcación en la que viajaban migrantes ilegales que partieron desde Venezuela. Activistas de derechos humanos denuncian que en la precaria barca viajaban también otros niños y adultos sobre los cuales no se tiene información. La lancha partió de Delta Amacuro, un empobrecido estado con población en su mayoría indígena, donde se calcula que zarpan entre seis y diez embarcaciones a diario con migrantes que huyen de la crisis.

¿Qué dice la versión oficial?

El hecho se registró en la medianoche del sábado cuando agentes trinitenses a bordo de la embarcación militar TTS Scarborough detectaron un barco que cruzó la frontera entre Trinidad y Tobago y Venezuela. Cuando finalmente se detuvo "se descubrió que había inmigrantes ilegales a bordo que habían permanecido ocultos".

"Se descubrió una migrante ilegal adulta que sostenía a un bebé y que indicó que estaba sangrando", agrega el frío texto de la Guardia Costera trinitense. La mujer, identificada como Darie Elvis Eliagnis Sarabia, fue estabilizada y trasladada a un centro de salud local, pero "lamentablemente se encontró que el bebé no respondía"La Guardia Costera reconoció en el comunicado haber "disparado a los motores" de la embarcación, aunque no se responsabilizaron por la muerte del niño Ya Elvis Santoyo. 

De acuerdo con la versión de las autoridades, la lancha que pretendía llegar a la isla embistió contra el barco de patrullaje en varias oportunidades y, "debido a que la tripulación temió por sus vidas", disparó a los motores "en defensa propia" para que se detuviera. "Se utilizaron todos los métodos disponibles, incluido el uso del megáfono, la bocina del barco, el reflector y las bengalas, para tratar de detener la embarcación sospechosa, sin embargo, la embarcación continuó intentando evadir", indicaron.

Las condolencias del gobierno

El primer ministro de Trinidad y Tobago, Keith Rowley, expresó este lunes sus condolencias a Venezuela "en relación a la desafortunada pérdida de un niño durante un operativo de seguridad". Sin embargo, enseguida agregó en un comunicado de prensa difundido en su página oficial de Facebook: "Continuamos apelando a nuestros vecinos venezolanos a que no arriesguen sus vidas y las de otros en cruces de frontera ilícitos y peligrosos".

Según dijo Rowley, luego de conversar con la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, esta prometió agilizar el proceso de presentación de credenciales para el embajador trinitense, Edmund Dillon, para que pueda reunirse lo más temprano posible con oficiales de alto rango de la Guardia Costera de su país. El gobierno venezolano, que tiene buenas relaciones con el de Trinidad y Tobago, no se ha pronunciado al respecto por el momento.

Repudio a la violencia

El activista de derechos humanos y coordinador de defensores activos del Foro Penal de Venezuela, Orlando Moreno, informó que la ONG notificó de la situación a la oficina de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos en Venezuela. "Esto es un episodio que se veía venir porque ellos disparan a los motores de las embarcaciones para que se detengan, en este caso se les fue de las manos el protocolo", indicó Moreno.

"Familiares del niño asesinado me dicen que sus padres están conmocionados y buscan a otra niña que también iba en la embarcación. Estaría retenida, presumen. En el viaje iban también otros niños y adultos sobre los cuales no se tiene información hasta ahora", explicó el activista venezolano.

Mientras la Guardia Costera de Trinidad y Tobago afirma que sus oficiales actuaron "en defensa propia" después de que la lancha embistiera su embarcación, la exsenadora y abogada humanitaria Nafessa Mohammed describió el incidente como "alarmante" y pidió una "investigación a gran escala".

Pidiendo a la Embajada de Venezuela que se involucre en el incidente, Mohammed sostuvo que los agentes del orden deben estar debidamente capacitados. "Estamos hablando de una piragua que intenta chocar contra un barco nuevo de la Guardia Costera, que es un barco enorme en el mar... Vamos hombre, seamos realistas. Digamos la verdad sobre este asunto, por favor", dijo al diario local Guardian.

El último antecedente

Los zarpes clandestinos han dejado al menos un centenar de muertos y desaparecidos desde 2018, como resultado de una peligrosa travesía en embarcaciones precarias y con sobrepeso que cruzan los 120 kilómetros de trayecto marino que separan a ambos países. Naciones Unidas estima que más de cinco millones de venezolanos han emigrado desde 2015 y que unos 25 mil viven en Trinidad y Tobago.

El país caribeño ha endurecido su política de deportaciones para prevenir la entrada ilegal de personas, al señalar que sus habitantes se encuentran bajo "asalto" de inmigrantes ilegales que "usan niños inocentes" para sus fines.

En abril del año pasado un bote naufragó en Boca de Serpiente, un estrecho cuerpo de agua de difícil navegación, al intentar completar la ruta hacia Trinidad y Tobago, con un saldo inicial de tres muertos y 17 desaparecidos. Desde entonces, se han producido varios naufragios y los vecinos de la zona denuncian la desaparición de embarcaciones que se dirigían hacia esas islas.