El gobernador salteño Gustavo Sáenz sigue usufructuando su buena relación con el gobierno nacional y de a poco va ocupando todos los puestos que se liberan en los organismos que dependen de Nación. Hace apenas unas semanas fue Josefina Nallar, ex secretaria de Fortalecimiento Sociocomunitario, la que alcanzó una de las dos gerencias vacantes de la ANSeS en Salta luego de la partida de Marcos Vera y Susana Aramayo. Ahora le tocó el turno a otro ex funcionario del Ministerio de Desarrollo Social, Ignacio González, quien ayer asumió como coordinador general de Atención en la criticada obra social de los jubilados.
Si bien todo hacía pensar que el ex concejal saencista sería el reemplazante de Verónica Molina, cuestionada por los afiliados y los trabajadores del PAMI por la falta de prestaciones y denuncias de maltratos laborales, finalmente la actual directora logró retener su lugar apoyada por el espacio que la contiene a nivel nacional: La Cámpora.
El mismo Gustavo Sáenz y varios de sus alfiles, entre ellos el ministro de Gobierno, Ricardo Villada, habían disparado contra la funcionaria nacional por entender que hay una falta de gestión y una decadencia en la prestación de servicios en el organismo. Sin embargo, no lograron minar ese espacio de poder y toma de decisiones sino hasta un segundo puesto, casi un doble comando, en el que alguien de su riñón como Ignacio González se hará cargo justamente de una de las aristas más criticadas, reemplazando a otro camporista, Diego Albornoz, que pasó a ocupar el lugar de coordinador de Sociales.
El ex coordinador del Ministerio de Desarrollo bajo la conducción de Verónica Figueroa, conversó con Salta/12 y reconoció que fue el gobernador quien pensó en él para ocupar un lugar en el organismo nacional que atraviesa un momento delicado e hizo “la sugerencia” a nivel nacional, “supongo que por el trabajo realizado en temáticas sociales junto a él desde hace bastante tiempo”.
González contó que estará a cargo de operativizar las prestaciones tanto médicas como sociales que se otorgan a todos los adultos mayores. Resaltó que será muy importante articular entre Nación y provincia, “en el marco de todos los esfuerzos que se están haciendo en el sistema de salud pública”, para que esas mejoras “sean en beneficio de los afiliados del PAMI”. Y recordó que más del 50% de esos afiliados se atienden en el sistema público de salud.
No desconoció la crisis que hoy vive ese organismo por la falta de respuestas en cuanto a la calidad y cantidad de prestaciones, pero las relativizó para no recaer sobre la actual gestión, y puso énfasis en “seguir mejorando ese servicio teniendo en cuenta la diversidad que tiene nuestra provincia, en donde no es lo mismo La Poma que cualquier barrio de la capital”. “Desde la política sanitaria tenemos que construir una agenda salteña del PAMI viendo cada región”, sostuvo, y puso como ejemplo también el norte provincial, con una situación “muy particular” en la que deberán enfocarse.
Para ello indicó que deben sumar en primer lugar más especialistas en el segundo nivel de atención, luego de los consultorios, “en donde tenemos que poner el foco es en mejorar la internación y sumar profesionales en cada especialidad”. Y para eso dijo que se debe profundizar el convenio existente con el sistema público de la provincia “y que esas prestaciones sean mayores en cantidad y de mejor calidad”.
Pero también mencionó la comunicación de las acciones como algo a mejorar, ya que puso de relieve que “hay muchas cosas que se están haciendo bien y, sin embargo, no se conocen”.
Ayer González mantuvo varias reuniones con la actual conducción del PAMI local, con los gremios y algunos prestadores “para comenzar a gestar una agenda de trabajo juntos y trasladar a Buenos Aires las necesidades concretas que tiene Salta teniendo en cuenta esa gran diversidad que mencionaba antes”, indicó.
El miedo al doble comando
Desde el sector de los trabajadores manifestaron su resquemor a la decisión que se tomó desde Nación y provincia debido a que puede llegar a existir un “doble comando” en la conducción del PAMI, y temen que los tironeos, si no hay afinidad, puedan seguir minando la alicaída imagen institucional, “como pasa en otras esferas con los jefes de prestaciones y la dirigencia”.
Finalmente, lamentaron que los cambios sean siempre inconsultos con los empleados y que se pongan personas sin formación técnica en puestos que lo requieren.