Esta tarde llegará a la pantalla chica la novela del verano: “Esos que dicen odiarse”.
La historia de Ramón y Juan Román, dos jóvenes que alguna vez dijeron amarse y hoy navegan los mares de la desidia y el rencor más despiadado.
Juan Román no daba ningún indicio de estar interesado en Ramón. Tampoco tuvo el valor de declararle su odio. Pero esa indiferencia, lacónica, lacerante, como un filoso puñal hiriente, desgarró el corazón de Wanchope.
“Esos que dicen odiarse”... Falta de diálogo, altos egos, destrato y pedantería son los condimentos de esta novela que atrapará a la mitad más uno del país:
-Escúchame, Wanchope, tus comentarios contra el Consejo de Fútbol no cayeron nada bien y el club está pensando en imponerte un castigo importante…
-¿Un castigo importante? ¿Me afiliarán al partido de Milei?
-No, no creo que sean tan crueles. Pero después de expresarte tan duramente en las redes, después de tu gesto continuo de rebeldía y aquella expresión de intimidad descarnada que esbozaste en un reportaje, tu caso pasó al departamento de legales del club. Para mí que debes olvidarte de La Boca y de Román.
-Jamás le di un beso en la boca a Román.
-Me refiero al barrio. Además de todo, sordo.
-¿Gordo? Si estoy gordo es porque no me dejan entrenar.
-¡Calla, Ábila!
-¡Juan Román! ¿Ahora me llamas por mi apellido?
-Escuché tus palabras que destilan resentimiento… Y no permitiré que me faltes el respeto ni atentes contra la imagen del club.
-Ustedes me dañaron primero. Yo no les debo nada…
-Los del bufete del club dicen que el mes pasado te pediste una Manaos Uva y no la pagaste.
-Es cierto, pero más allá de eso no les debo nada. Ni les tengo miedo. Ustedes me han convertido en algo incierto, en un tren sin destino… Dicho en cordobés: me dejaron más colgau que una hamaca…
-No es eso, nadie te quiso comprar. Y en el club tenemos que darle prioridad a los jóvenes.
-Los años importan poco cuando se trata de jugar en el club al que uno ha entregado su corazón. El amor a los colores no tiene fecha de vencimiento… La sola idea de volver a salir a La Bombonera con la azul y oro me mantiene en vilo…
-Escucha, Wanchope: nadie es sólo bueno o sólo malo. Nadie en el Consejo de Fútbol de Boca hace sólo cosas justas o sólo cosas equivocadas. Somos luz y sombra a la vez. Podemos ser agresivos y violentos o capaces de tender una mano si alguien nos lo pide. Somos así, sencillamente imperfectos.
-¡Cuánta profundidad hay en tus palabras, Juan Román!
-No, para nada, es una frase que me robé de una novelita de Corín Tellado.
De los creadores de “El Amor Ameal tiene cara de xeneize”, llega… “Esos que dicen odiarse”.
Muy pronto. Esta tarde, a la noche, mañana a la mañana. A toda hora…