El verdadero acuerdo, el definitivo, de Argentina con el Fondo Monetario Internacional (FMI) se conocerá probablemente antes de lo esperado. Por un lado, en Economía se trabaja contra reloj para que en menos de dos semanas esté redactado el Memorando de Entendimiento final, la letra chica del acuerdo. En la otra esquina, el Frente de Todos ya tiene aceitado el procedimiento -aún con las diferencias existentes tras la renuncia de Máximo Kirchner a la presidencia del bloque- para que se debata en el Congreso antes del vencimiento del 22 de marzo (2900 millones de dólares, monto que Argentina hoy no puede costear). En el medio, lo aprobará el Directorio del organismo que comanda Kristalina Georgieva, para que luego la Secretaría de Legal y Técnica de la Presidencia elabore el proyecto de ley que irá al Parlamento. Además, entre la salida a la luz del Memorando y la aprobación, habrá un desembolso muy importante del FMI que permitirá reforzas reservas del Banco Central muy heridas.
Asimismo, el Gobierno no da por perdida la carta de poder revertir el cobro de la sobre tasa por haber tomado un crédito récord. En las últimas horas, además de las gestiones de funcionarios, hubo sobre el tema un dato de color en una reunión de Georgieva con un personaje muy cercano a Guzmán y de referencia global.
Estos avances, adelantados a Página I12 por diferentes fuentes oficiales, son parte de la idea de cerrar el capítulo para concentrarse en lo complejo que será el proceso de crecer para saldar la deuda, todo en medio de discusiones por cómo y hacia dónde guiar la economía. A comienzos de esta semana, el ministro de Economía, Martín Guzmán, mantuvo varias reuniones virtuales con la gente de Georgieva, pero no fue el único, dado que se sumaron dirigentes de la Casa Rosada y del FDT, en conversaciones con funcionarios políticos de la administración de Joe Biden. De allí se maceró la idea de un pase rápido del pacto por el Directorio del FMI, que es el último validador de lo que se va a firmar.
En este contexto, en el Gobierno aseguran que "no habrá sorpresas en el Memorando", tal la duda que tiene el ala que desconfía de las condiciones finales del acuerdo. Pero nadie se anima, de todos modos, a asegurar que el acuerdo final tendrá sólo lo que dijo en su momento el ministro, lo cual abona las dudas de los dirigentes cercanos a la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner.
En paralelo, las negociaciones se aceleraron para iniciar el camino de refuerzo de las Reservas del BCRA. Están en las puntadas finales para la fecha de desembolso de dólares frescos del FMI, en concepto de devolución de vencimientos ya abonados y DEGS. Fuentes oficiales confiaron a este diario que unos 4000 millones de dólares podrían estar habilitados desde los primeros días de marzo. El número es fuerte para unas arcas casi vacías por haber pagado vencimientos de la deuda que contrajo el Gobierno de Macri y, a la vez, haber gastado metralla para estabilizar la plaza cambiaria en momentos de volatilidad. Ese monto, más el ingreso de liquidación de exportaciones del agro, que se estima este año volverán a tener niveles récord, podrían recomponer un perfil de divisas que es la base para que no fracase el plan Guzmán de crecer para pagar.
También en marzo seguirá abierta otra negociación que, a priori, está afuera del acuerdo cerrado: el pedido de Argentina de que el FMI no le cobre la famosa sobre tasa, recargos mensuales a los deudores que toman créditos excepcionales, en este caso el de Macri y la gestión Trump-Lagarde en el FMI. En el Gobierno no dan por pedida la batalla. Un dato de color: esta semana, el premio Nobel de Economía y padrino político de Guzmán, Joseph Stiglitz, estuvo reunido en Washington con la titular del organismo multilateral.