El martes por la tarde, 105 manteros y vendedores ambulantes recibieron un lugar para vender su mercadería en el subsuelo del Mercado San Miguel. Esa ex playa de estacionamiento fue acondicionada por la administración actual, a cargo de José "Pepe" Muratore, justamente como una alternativa para un buen número de vendedores informales que tras la decisión municipal de no permitir que se ubiquen en el centro y el Parque san Martín, se habían quedado sin lugar para trabajar.
Si bien es un espacio con mucha concurrencia y por lo tanto los stand ofrecidos se ocuparon rápidamente, el temor de quienes accedieron a un lugar es no poder vender lo suficiente como para sostenerlo, ya que debieron abonar $10.000 para realizar las obras de subdivisión de los espacios de 1,80 por 2,30 metros, y el alquiler les saldrá otros $10.000 mensuales, sumados a los impuestos municipales y de Rentas.
En ese lugar, rodeado de lo que se denomina “Las pulgas”, hay puestos de ropa, calzados, juguetes y artículos varios que siempre ofrecieron estos trabajadores de la economía informal. "Estoy feliz porque le estamos dando solución a gente que andaba de calle en calle y a partir de este momento ya son trabajadores legales, nadie va a poder decir que son ilegales o informales. Hoy tienen su pequeña empresa para laburar", expresó en la inauguración el administrador de ese espacio, José Muratore.
Pero para el titular del Sindicato de Vendedores Ambulantes de la República Argentina (Sivara), Jorge Pampero, que estuvo acompañando la apertura ya que allí se ubicaron varios de sus compañeros, si bien “son alternativas que se les están dando al trabajador informal", aún quedan muchas cosas por resolver, entre ellas, un lugar para las 50 familias que aducen que no tienen la capacidad económica para alquilar un local “pero que necesitan vender para vivir”. Así como los más de 30 puesteros de comidas y bebidas que no consiguieron, por razones obvias, un lugar en el subsuelo del San Miguel.
Desde el municipio, destacaron que ya más del 90% de los ex manteros y vendedores ambulantes que estaban en las peatonales y el Parque consiguieron algún lugar en ferias barriales, la ex playa de estacionamiento del Mercado, y las dos ferias que consiguieron pagando alquileres entre ellos en la calle Ituzaingó y Pellegrini.
Con relación a los fruteros, que también corrieron la suerte de los puestos de comida, la interventora de Espacios Públicos, Susana Pontussi, explicó que si bien la ordenanza que regula el espacio público habilita la venta ambulante, están trabajando para que puedan comercializar sin carros grandes que obstruyen el tránsito vehicular.
Pampero, que en una primera instancia se negaba a ingresar con la gente que representa a ese espacio abierto por el municipio, dijo que tras analizar la delicada situación en la que estaban sus compañeros, decidieron finalmente a acceder. Aunque aclaró que solo pudieron los que tenían condiciones económicas para afrontar un alquiler y los gastos de construcción.
Pampero expresó que quiere “hacerle notar a la ciudadanía que somos un sector precario desde lo económico, pero que en lo cultural somos y venimos de clases medias”, y explicó que muchos de ellos pudieron tener educación formal, pero luego no encontraron un lugar en el mercado laboral, o realizan oficios diversos pero no poseen el capital suficiente para acceder a las maquinarias y herramientas necesarias.
El Sivara consiguió la mitad de los puestos, es decir unos 50, ya que la otra mitad le tocó al sector denominado Juntos Somos Más.
No obstante, el secretario General del Sivara alertó que aún quedan unas 50 familias sin una localización permanente “y se encuentran dando vueltas por distintas calles para poder vivir”. Por lo que adelantó que el próximo lunes se dirigirán al municipio y pedirán ser atendidos por la jefa de Gabinete, Agustina Gallo, “para que los tenga en cuenta y les dé una mano también porque son gente que vive del día a día”.
A ese grupo añadió a los puesteros que vendían comida detrás del Teleférico y que luego fueron trasladados en las inmediaciones de la cancha de Juventud Antoniana “pero después no se qué es lo que pasó que abandonaron ese lugar y volvieron al Parque”, del que también fueron expulsados.