El poder del perro

Ganadora del León de Plata a la mejor dirección en el Festival de Venecia, esta adaptación de la novela de Thomas Savage, escrita en 1967, transcurre en 1925 en las extensas planicies y zonas montañosas de Montana, donde los hermanos Phil (Benedict Cumberbatch) y George (Jesse Plemons) Burbank manejan un emprendimiento dedicado a la venta de vacas. Los hombres no pueden ser más distintos y conviven en medio de una tensa calma, irrumpida cuando George vuelve a casa con su nueva esposa y el hijo de ella. Historia de espacios abiertos y clima asfixiante, la película –que aspira a doce Oscars– “arriesga filiaciones con el western, pero termina imponiéndose como un relato de recelos, broncas y perversiones familiares con un dejo a drama gótico e incluso algún que otro coqueteo con el thriller”, como definió Diego Brodersen en su crítica


Duna

Otra de las favoritas para el 27 de marzo gracias a sus diez nominaciones. Y otra adaptación literaria, en este caso del libro homónimo de Frank Herbert, cuya ambición ha seducido y complicado a cineastas de la talla de Alejandro Jodorowsky y David Lynch. Una ambición que el realizador Denis Villeneuve, que contó con presupuesto de 165 millones de dólares que, en palabras de Horacio Bernades, traduce en “una adaptación sólida, prolija y coherente, pero a la vez falta de sorpresa y riesgo”, que comienza en el año 10.191 y narra las tribulaciones del clan de los Atreides, al que el Emperador Shaddam IV (el sueco Stellan Skarsgaard) ha puesto en control del planeta Arrakis.


Amor sin barreras

Si bien Steven Spielberg había incluido números coreográficos, tuvieran o no música y bailes, aquí se lanza de lleno al género musical con esta remake de la película de 1961 que reescribe la historia de Romeo y Julieta, aunque con los Montescos y Capuletos reemplazados por las pandillas de los Jets (hijos o nietos de inmigrantes blancos de clase media-baja) y los Sharks (puertorriqueños de primera o segunda generación), y Nueva York en lugar de Verona. El resultado es un musical “reacio a toda fantasía, coherente con el paulatino giro hacia el realismo que la obra de Spielberg viene mostrando desde Rescatando al soldado Ryan”, según la mirada de Horacio Bernades. Es así que el director “aprovecha los colores tenues del digital, disminuyendo los furiosos escarlatas, amarillos y violetas del Technicolor original, deja que los personajes crezcan a su tiempo, pone los clímax en sordina y no incurre en la clase de énfasis sensibleros que alguna vez mellaron su obra”.


Rey Richard: una familia ganadora

Este drama familiar-deportivo basado en hechos reales, que aspira a seis Oscar (Película, Guion original y Actor protagónico para Will Smith son los principales), tiene como centro narrativo al Richard del título, un hombre de infancia torturada que impone a sus hijas, llamadas Venus y Serena Williams, una rutina de entrenamientos rigurosos y obstinados con la idea de convertirlas en grandes deportistas. Es el puntapié de una película de “indudable espíritu clásico que mezcla las postas de las fábulas de superación deportivas y de los coming of age”, convirtiéndose en “uno de esos cuentitos bien contados donde todo sale como mandan los manuales de la temporada de premios de Hollywood”, según se escribió en la crítica al momento de su estreno en salas.


No miren arriba

Cuatro nominaciones suena a poco para esta producción de Netflix que reúne a medio star system de Hollywood en su elenco. Más aún si esta historia de una estudiante de un posgrado de Astronomía (Jennifer Lawrence) y su profesor (Leonardo DiCaprio) que descubren que un cometa más grande que el que extinguió a los dinosaurios caerá sobre la Tierra tiene lo que en la crítica fue catalogado como “uno de los tópicos habituales de las películas con aspiraciones doradas: indagar en los pliegues más oscuros de la sociedad estadounidense contemporánea”. En este caso, “en la relación casi carnal entre los medios de comunicación, las grandes empresas y un sector importante de la población dispuesta a pensar todo lo que digan que tiene que pensar”.


El callejón de las almas perdidas

Otra que llegará a la gran noche dorada con sabor amargo en la boca, pues Guillermo del Toro ya sabe de qué se trata ganar un Oscar (lo hizo en 2018 con La forma del agua). A través de la historia de un ambicioso empleado de una feria (Bradley Cooper) con un talento especial para la manipulación que se asocia con una psiquiatra para estafar a un millonario, el mexicano incursiona en el film noir apelando a su habitual diseño visual ajustado. “Esa meticulosidad en la puesta en escena -escribió Diego Brodersen- es su mayor virtud y también su principal enemigo: en más de una ocasión, la historia se siente demasiado consciente de sí misma, calculada en exceso. Pero la historia es casi siempre atractiva, y aquellos espectadores que no conozcan el libro o el film original de 1947 disfrutarán aún más del paseo”.


Licorice Pizza

Prima hermana de Embriagado de amor, la última película de Paul Thomas Anderson –que consiguió nominaciones para Mejor Película, Dirección y Guion original– es una comedia romántica extraña y anómala, centrada en la relación entre un adolescente de quince años y una chica de 25, que “se disfruta como ninguna otra película de su filmografía, tiene en sí una felicidad que parece de otro director, y a la vez ningún otro podría haberla hecho”, reflexionó en esta crítica Luciano Monteagudo. “Todo es de una rara, dichosa locura en Licorice Pizza”, observó, “porque ese desajuste de edades no está visto por Anderson como una circunstancia angustiosa sino como el punto de partida para una serie de situaciones lúdicas y absurdas”.

 

CODA: Señales del corazón

Tres nominaciones tuvo esta remake del film francés La familia Bélier (2014), centrado en una adolescente hija de padres sordos –lo que en inglés se llama Child of Deaf Adults, CODA– que trabaja con su familia en un emprendimiento pesquero. Pero lo suyo es otra cosa: cantar. Y así allí irá esta jovencita, disparando las acciones de un film que coquetea con la cursilería aunque evitándola a fuerza de “fluidez, eficacia y la utilización de elementos del romance juvenil, pasos de comedia y algún apunte señal”, como se escribió en esta crítica. El resultado es una película de una amabilidad innegociable, “una apuesta por la inocencia y la superación, además de por un mundo vaciado de cinismo e ironía”.