“Tratando de pensar a corto plazo –con la pandemia todo es reversible–, con proyectos, propuestas nuevas e iniciando talleres”, sintetiza Laura Copello sobre la apertura de la Temporada 2022 de Teatro de la Manzana. La sala ubicada en calle San Juan 1950 inaugura actividades y sube obras a escena. Como su proclama de prensa indica: “Estos últimos años han sido difíciles para todxs. Y claro está que nuestro sector fue uno de los más perjudicados, pero el teatro está de pie”.

Esta persistencia, no sólo de la sala sino del sector en cuestión, tiene su correlato en la reciente Editorial Anual dada a conocer por ATIR (Asociación de Teatros Independientes de Rosario). Allí se señala que “ninguna sala de Teatro Independiente cerró sus puertas en Rosario, pese a la crisis desatada”, “un inmenso logro que ATIR como colectivo de Teatros posibilitó y supo conquistar”. Hay una noticia que sobresale: la obtención de una nueva legislación (Expediente 260581-P-2021) donde se nombra y reconoce la especificidad del sector como “Salas de Teatro Independiente”, ordenanza impulsada por las ediles Alejandra Gómez Sáenz y Norma López, y el edil Eduardo Toniolli. Al respecto, Copello comenta que “pudimos seguir funcionando por el apoyo del Ministerio de Cultura de la Nación y del Instituto Nacional del Teatro. Me parece que lo sucedido dejó expuestos los más grandes déficits por parte del estado provincial y municipal, así como también los nuestros para organizarnos, pero nosotros le pudimos encontrar la vuelta”. La polémica continúa (más adelante Copello se extiende), pero vale destacar primero las actividades de la sala.

Hoy (y mañana) inaugura el ciclo de Lecturas Performáticas, que se extenderá durante los próximos sábados y domingos del mes, siempre en el horario de las 21. Participarán Agostina Prato, Laura Copello, Felipe Haidar y Marcelo Díaz, con el objetivo de “indagar en la práctica de la performance, cruzando la literatura, la plástica, lo escénico, los objetos, lo audiovisual y la música, en un intento de encontrar nuevos formatos y modos de pensarnos”. Según Copello, “la idea es trabajar procesos o cruces entre lenguajes, y también traer a la luz cosas que uno no puso en las obras o no llegó a montar, como el revés de alguna trama, lo que quedó en el camino o lo que podría haber sido, como posibles génesis de otras ideas”.

La sala sumará este mes el reestreno de Cocktail, destilado de monólogos, con dirección de Mariana Valci; y para marzo tiene previsto el de Border, protagonizada por Melisa Martinyuk, con dirección de Mayra Sánchez. También se prevé que a lo largo del año suban a escena Los cielos de la diabla, de Vilma Echeverría; Los tesoros inexplicables, de Irupé Vitali y Eleazar Fanjul; Radio aparte; y la obra de Rosario Imagina El fulgor, dirigida por Sofía Dibidino. Por su parte, Copello y Felipe Haidar repondrán Laurita tiene muchas cosas que hacer y Los lugares comunes, mientras preparan el estreno de una obra que, según se informa, estará dedicada a la memoria, la vejez, los recuerdos y la muerte. Entre las propuestas pedagógicas, hay talleres anuales de teatro para todas las edades, junto a seminarios orientados a la investigación, el montaje y la producción escénica. Destaca el que Claudia Schujman y Claudio Perrin dedicarán a La Actuación en Cine, con inicio previsto para el jueves 3 de marzo. “Le abrimos el espacio a los grupos que trabajaron históricamente en La Manzana, sabiendo que es un teatro pequeño y el aforo es reducido. Pero son proyectos que se pueden armar. Si hay algo que nos dejó claro la pandemia es que a los proyectos hay que ir modificándolos, y los que hacemos teatro creo que tenemos mucho training. Existe algo que se llama la improvisación en teatro, y tiene que ver con encontrar estrategias distintas de funcionamiento. Con ese criterio hicimos esta planificación, que se irá aggiornando en la medida que lo necesite”, prosigue.

En cuanto a la Editorial de ATIR, allí se menciona de manera fuerte que Rosario es un “faro cultural que se apagó”. La mirada es muy crítica, y expone que “en un momento de insoslayable particularidad y crudeza no tuvimos ninguna reunión con el intendente, y ninguna política de emergencia acorde”. En relación a la provincia, se distingue que “si bien tuvimos reuniones con funcionarixs de segunda o tercera línea lo que se generó para los espacios culturales fue poco, muy poco, y a cuentagotas. Participamos del programa Comunidades Organizadas, donde trabajadorxs del sector se inscribieron en el mes de mayo del 2021 para recibir una ayuda de $10.000 y más del 20% de nuestros inscriptos aún no han cobrado”.

De acuerdo con Copello, “creo que la existencia de las leyes de teatro y del Instituto del Teatro marcan la diferencia, fue un logro de hace tiempo y afortunadamente el INT ya tenía un mecanismo aceitado sobre cómo pensar el reparto del dinero en forma democrática. Rápidamente se idearon formatos como el Plan Podestá y Reactivar Escenas. Desde el primer momento, en ATIR sostuvimos encuentros, discutiendo nuestra posibilidad de negociar algunas cuestiones con el estado, y sobre cómo generar estrategias propias de difusión, funcionamiento y producción. La pandemia nos dejó bien claro que sólo con otros podemos pensar propuestas; el teatro, de hecho, es algo que se construye con otros”.