Las glorias eligen a las glorias. Para continuar una tendencia de la última década entre los jugadores top, Novak Djokovic tuvo ayer su primer entrenamiento en Roland Garros nada menos que con el astro Andre Agassi. El serbio lo había anunciado en una conferencia posterior a su derrota en la final del Masters de Roma. El camino elegido por Djokovic y otros grandes también podría ser una opción cercana para Juan Martín Del Potro.
“Sólo me interesa que Andy vuelva a ser el mejor”, disparó Jimmy Connors en julio de 2006, tras confirmar que sería el nuevo entrenador de Roddick. Si bien el Bombardero de Nebraska nunca regresó a la cima del ranking ATP, la leyenda estadounidense lo guió hacia una nueva final en el US Open y título de Copa Davis en 2007.
Aquella aparición de Connors como coach de Roddick fue la primera incursión de un jugador histórico en el equipo de trabajo de un tenista top. La primera de varias que llevaron a un cambio de paradigma entre los mejores del mundo.
Andy Murray llevaba tres derrotas consecutivas en finales de Grand Slam y ya convivía con la presión de ser un fuera de serie sin grandes coronas. En 2012, sin embargo, el británico pateó el tablero y contrató a Ivan Lendl, quien había caído en sus primeras cuatro definiciones hasta conseguir el título en Roland Garros 1984, la primera de sus ocho grandes conquistas.
De la mano del checo, Murray se quitó la espina y ganó sus dos primeros trofeos de Grand Slam –US Open 2012 y Wimbledon 2013–. Tan profunda fue la influencia de Lendl en su confianza que, luego de atravesar dos temporadas junto a la francesa Amelie Mauresmo, el escocés volvió a convocarlo a mediados de 2016. Y acertó con creces: se consagró por segunda vez en Wimbledon y saldó la deuda de alcanzar la cima del ranking mundial.
El binomio Murray-Lendl sentó precedente a tal punto que en la actualidad hay ocho jugadores del Top 10 que cuentan con la ayuda de una leyenda viviente de este deporte. Roger Federer es uno de los casos más destacados. Acostumbrado a ganar lo que se le cruzara, afrontó en 2013 un año de transición y sorprendió al mundo al contratar a Stefan Edberg. Con el aporte del sueco, uno de los mejores voleadores de todos los tiempos, reinventó su juego de ataque y comenzó a exhibir un tenis de anticipación de otro planeta que lo llevó a disputar otras tres finales grandes y a tocar el cielo en la Copa Davis de 2014.
Con 35 años y tras seis meses de inactividad, el suizo sumó al croata Ivan Ljubicic, ex 3° del mundo, y cosechó los frutos del efecto Edberg para lograr nada menos que su 18° título de Grand Slam en Australia y luego encadenar los Masters de Indian Wells y Miami.
Al igual que Federer, el español Rafael Nadal también buscó darle un giro a su carrera y recuperar parte de su mejor versión. Toni, su tío y entrenador de siempre, anunció que 2017 será su última temporada, pero su sobrino quedó en buenas manos. Con su amigo Carlos Moyá en su equipo, conformado también desde hace años por Francisco Roig, el zurdo de Manacor alcanzó la final en Melbourne en enero y llega a Roland Garros con tres títulos en polvo: Montecarlo, Barcelona y Madrid. “Tenemos Rafa para rato”, disparó Charly, el primer español en alcanzar la cúspide del ranking.
Stanislas Wawrinka, por años la sombra de Federer, plasmó un antes y un después en su carrera luego de contratar al sueco Magnus Norman, quien lo llevó a conseguir tres títulos de Grand Slam: Australia 2014, Roland Garros 2015 y el US Open 2016. El finalista de Roland Garros 2000 hizo el clic en la cabeza de Wawrinka, un jugador volátil que consiguió la estabilidad de los mejores.
Milos Raonic, por caso, había contado con los servicios de Moyá para mejorar su juego de fondo pero eligió dar un vuelco para explotar sus cualidades ofensivas. “No creo que vaya a ser el mejor en la línea de fondo, mucho menos contra los mejores. Para dar los pasos que quiero necesito ir hacia adelante”, deslizó el canadiense tras anunciar la contratación del holandés Richard Krajicek, campeón de Wimbledon 1996 y dueño de un tenis por demás agresivo.
El japonés Kei NIshikori llegó a su mejor nivel junto con Michael Chang, el campeón más joven de la historia de los Grand Slams. El croata Marin Cilic volvió a meterse entre los diez mejores del mundo después de llamar al sueco Jonas Bjorkman, ex número uno y campeón de los cuatro grandes en dobles.
Boris Becker, el antiguo multicampeón alemán, llevó a Djokovic a convertirse en una máquina de ganar que completó los cuatro grandes en Roland Garros 2016. Hacia fin de año, sin embargo, cedió la cima del mundo a manos de Murray. “Novak se ha entrenado poco y él lo sabe”, expresó Becker luego de finalizar la relación. El serbio, no obstante, fue más allá en busca de la recuperación.
Cortó un vínculo de diez años con su coach de siempre, Marian Vajda, y sorprendió con una jugada maestra: la inclusión de Agassi, con quien tuvo ayer su primer entrenamiento en París con vistas a Roland Garros. “Fue muy bueno en nuestro deporte, una leyenda que ganó todo lo que se puede ganar; fue un jugador revolucionario con una visión del tenis diferente”, dijo Djokovic sobre el Kid de Las Vegas.
“Es muy bueno para el tenis actual de fuerza y físico que personalidades de buen toque se dediquen a los mejores de ahora”, le contó Emilio Sánchez Vicario a PáginaI12. El único capitán español que ganó la Copa Davis de visitante forma parte del equipo de Fernando Verdasco, ex 7° del mundo, quien requirió de sus servicios en busca de reencontrar su mejor nivel.
Juan Martín Del Potro, de gran 2016 luego de dos temporadas excluido del circuito por tres operaciones de muñeca, trabajó con el venezolano Daniel Vallverdú en Wimbledon y con el capitán argentino Daniel Orsanic en algunos torneos de fin de año. Pese a no tener la búsqueda de un entrenador como preocupación primordial en este momento, el tandilense deslizó que le encantaría contar con un jugador como Pete Sampras o Gustavo Kuerten para comandar su carrera.
De Roddick y Connors a esta parte, los mejores tenistas de este tiempo, sin dudas, tienen la clara intensión de superarse. ¿Qué mejor que buscar el aporte de las grandes glorias de este deporte para esos desafíos? Por eso Djokovic eligió a Agassi, para empezar una nueva etapa en su carrera.