El fútbol sudamericano lleva ya una década sin poder ganar el Mundial de Clubes. Desde aquella épica victoria de Corinthians de Brasil ante Chelsea de Inglaterra por 1 a 0 en la final de 2012, la copa siempre la han levantado los equipos europeos. Y este año no fue la excepción. Chelsea derrotó 2 a 1 en el alargue a Palmeiras en la definición jugada en el estadio Mohamed Bin Zayed de Abu Dhabi, la capital de los Emiratos Árabes Unidos y por primera vez se consagró como el mejor equipo del mundo. El VAR tuvo mucho que ver en la resolución del juego: la tecnología intervino en la sanción de los dos penales que hubo en el partido y también en la expulsión del zaguero paulista Luan sobre el cierre del encuentro.

Tras un centro desde la izquierda de Callum Hudson Odoi, el belga Romelu Lukaku anotó de cabeza el primer tanto para Chelsea a los 9 minutos del segundo tiempo. Nueve minutos después, el árbitro australiano Chris Beath no vio una mano dentro del área de Thiago Silva, el defensor brasileño del equipo inglés, y debió acudir al llamado del VAR para sancionar el penal que Raphael Veiga concretó con un zurdazo cruzado.

El empate 1 a 1 no se quebró en el resto del tiempo reglamentario y a tres minutos de la terminación del segundo suplementario, cuando daba la impresión de que la final se encaminaba rumbo a los tiros desde el punto del penal, el VAR volvió a convocar a Beath para que cobre una mano de Luan que había pasado de largo. El alemán Kai Havertz con gran serenidad ejecutó el remate y convirtió el tanto que le dio el Mundial de Clubes al Chelsea por primera vez en su historia. 

Desde que en 2005 FIFA tomó a su cargo la organización de este torneo y cambió su formato para que intervengan los campeones de los cinco continentes, sólo San Pablo ese año, Internacional de Porto Alegre en 2006 y Corinthians en 2012 pudieron traer el trofeo a Sudamérica. Y Boca fue el último equipo argentino que logró en 2003 la Copa Intercontinental cuando en la final celebrada a partido único en Yokohama (Japón) se impuso por penales por 3 a 1 al Milan. Boca (en 2007 ante Milan), San Lorenzo (en 2014 frente al Real Madrid) y River (en 2015 con Barcelona) llegaron a la final del Mundial de Clubes pero la perdieron. A partir de entonces, ningún otro conjunto arribó a esta instancia que cada año parece más lejana e inalcanzable para el fútbol argentino.